Apagando el incendio con una raqueta de tenis. Por Germán Pinazo.

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El flamante Ministro de Economía, Luis Caputo, anunció un paquete de medidas con el objetivo manifiesto de reducir el gasto público y bajar el déficit fiscal. En un anuncio grabado que duró 18 minutos, el Ministro dedicó más de 10 a explicar que la causa excluyente de todos los problemas económicos recurrentes de la Argentina es una sola: el déficit fiscal; que el Estado gaste más de lo que recauda. Nos explicó que “los políticos” en la Argentina han pasado la mayor parte de su tiempo atacado las consecuencias de este problema y no su causa. La inflación, la deuda o el dólar, son síntomas del problema fundamental o “la génesis” de todas nuestras crisis cíclicas y recurrentes: el déficit fiscal.

Ahora bien, si fuese cierto que la “génesis” de todos nuestros problemas económicos hay que buscarla en el déficit fiscal, uno debería encontrar que todos los países que tienen déficits fiscales sostenidos en el tiempo tienen los mismos problemas o similares a los nuestros. De no encontrar dicha regularidad, entonces deberíamos concluir que, si bien el déficit fiscal no es “inocuo”, no sería la causa única y fundamental de todos nuestros problemas.

Lo curiosos entonces, y el motivo excluyente de esta breve nota, es que la “explicación” presentada por el Ministro, que viene a justificar un enorme ajuste sobre el empleo y el bolsillo de la gran mayoría de la población, no resista un chequeo elemental con las fuentes más conocidas de información existentes. La titular del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha salido rápidamente a declarar que las medidas anunciadas por el Ministro “contribuirán a estabilizar” la economía argentina, por lo que nadie puede dudar de que las estadísticas del FMI son tendenciosas en un sentido “populista”.

Señalo lo anterior porque resulta muy llamativo que las bases de datos del propio FMI nos muestren que, de un total de 183 países que presentan datos completos de ingresos y gastos tributarios entre 2003 y 2022, 113 exhiban un déficit fiscal primario (ingresos menos gastos, antes del pago de deuda) en 15 de los últimos 20 años bajo análisis; 150 si vemos cuántos tuvieron déficit en 10 de los últimos 20 años. Efectivamente, el déficit y no el superávit fiscal parece ser, según datos del FMI, la norma y no la excepción en el mundo. Pero, ¿qué países son? Entre los que tuvieron déficit en 15 de los últimos 20 años encontramos a: Estados Unidos, Italia, Israel, India, Francia, China, Brasil, Uruguay, Holanda, México, Japón, Bélgica o Austria. De hecho, por ejemplo, Estados Unidos, México, Japón, India, Italia o Francia, tuvieron déficit fiscal en 20 de los últimos 20 años.

Y las curiosidades no terminan en los datos anteriores. Si, usando la misma fuente de información, vemos qué inflación tuvieron estos países (tomando el promedio anual de la variación del índice de precios minoristas), veremos que, de los 113 países que tuvieron déficit fiscal en 15 de los últimos 20 años, solamente 20 tuvieron una inflación mayor al 10% anual promedio entre 2003 y 2022, y 63 de ellos tuvieron una inflación menor al 5% anual promedio para el mismo período.

Está claro entonces que si bien, como decíamos anteriormente, el déficit fiscal no es inocuo, no es cierto que sea la causa de todos los problemas económicos de la Argentina y, menos aún, de la inflación. La inflación ha sido en la Argentina, y es, un problema de costos y puja distributiva, que se agrava en la actualidad por cuestiones de inercia e indexación propios de los niveles superiores al 130% anual en los que se encuentra. Atacar una inflación como ésta con una reducción del déficit fiscal es como querer apagar un incendio con una raqueta de tenis. Son cosas que no tienen nada que ver. Un comerciante al que le suben los precios de la logística, de los insumos y del alquiler, es más probable que tenga que cerrar antes de que baje sus precios por la pobreza en la que van a quedar los jubilados y jubiladas.

Las medidas anunciadas por el actual Ministro de Economía son preocupantes por varios motivos. Preocupan por el impacto directo que van a tener sobre las condiciones de vida de la población, porque seguramente no produzcan los resultados esperados, y por el enorme desconocimiento de asuntos elementales que ponen de manifiesto por parte de quienes ocupan los máximos cargos ejecutivos del país.

Fuente: https://www.eldestapeweb.com/opinion/apagando-el-incendio-con-una-raqueta-de-tenis-20231217052?s=08


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