Massa busca el consenso de Washington. Por Julio Gambina.

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El ministro de economía Sergio Massa viaja a EEUU para buscar el apoyo de Washington.

¿Se acuerdan del Consenso de Washington (CW) en los 90 del Siglo XX?

Washington es la sede del gobierno de EEUU y de los organismos internacionales: el FMI y el Banco Mundial, los que mandan en la economía mundial.

Por eso, buscar el consenso de Washington apunta al consentimiento del poder mundial.

Si en los 90 del siglo pasado la “receta” era la “liberalización y apertura” de la economía a la libre circulación de los capitales, la pretensión actual se resuelve en asegurar los mecanismos de incentivo a la iniciativa privada y la transnacionalización.

Argentina ingresó subordinadamente en ese proceso y el acuerdo con el FMI en marzo pasado, renegociando el préstamo del 2018, ratifica y profundiza el rumbo dependiente del capitalismo local.

La orientación política de la política económica en la Argentina actual tiene un eje en las decisiones que se toman en Washington, sede del debate del poder económico mundial.

Un poder global en un tiempo de crisis mundial del capitalismo, donde EEUU disputa la hegemonía, no solo con China, sino también con la alianza de Rusia con el gigante asiático y otros países sancionados unilateralmente desde Washington, los que se articulan en bloques económicos, financieros, productivos, e incluso políticos.

Argentina está también atravesada por este debate, pero el sesgo de privilegio se orienta hacia las orientaciones emergentes desde Washington, aun cuando son múltiples los lazos económicos con Beiging y sus aliados sancionados unilateralmente por EEUU.

La discusión es por la producción mundial, por eso la/s guerra/s tienen el trasfondo de los hidrocarburos, base de las sanciones contra las exportaciones de petróleo y gas desde Rusia.

Son sanciones empujadas por el principal consumidor y productor mundial de hidrocarburos: EEUU. Una potencia económica con capacidad política y diplomática para arrastrar a sus socios occidentales a aventuras suicidas, no solo militares.

Desde los diferentes gobiernos en Washington, demócratas o republicanos, necesitan asegurarse la dominación material, ideológica y política del sistema mundial y en ese sentido, les preocupa el clima de conflicto social y político en la región latinoamericana y caribeña.

Dólar “soja”

Hacia EEUU viaja Sergio Massa, y para asegurarse buenos resultados en su lógica de política económica y su perspectiva para el futuro de la Argentina en un año electoral (2023), en donde aspira a tener algún lugar de importancia, lo que hace es una conferencia de prensa y la publicación en el boletín oficial, de un dólar soja.

Una concesión el poder concentrado del complejo de la agro exportación del producto estrella de las últimas décadas: la soja.

Lo que se dispuso fue la concesión de un tipo de cambio diferenciado para las exportaciones de soja.

Es transitorio, hasta fin de septiembre, pero que puede constituirse en permanente, por lo que pueden existir prorrogas recurrentes.

Claro que los grandes sectores de productores y exportadores de soja no están satisfechos, incluso algunos de sus colegas del modelo primario exportador reclaman la extensión de las medidas a otros productos, no solo la soja: el trigo, el maíz, incluso sectores industriales diversos.

Es parte de la gestión gubernamental ir otorgando estas concesiones para mostrar en Washington, que la Argentina está cumpliendo con el acuerdo con el FMI.

Se busca, entre otras cuestiones, fortalecer las reservas internacionales, y este acuerdo publicitado en en el boletín oficial, difundido por conferencia de prensa y con todo el poder económico especialmente agroexportador en la presentación del tema, aseguran para esta semana se liquiden unos mil millones de dólares, de un total de cinco mil millones de dólares que imaginan ingresados en el mes de septiembre.

Así, se rinde cuenta ante el FMI, que las reservas internacionales crecen, que la Argentina cumple con lo pactado con el Fondo y claro, son concesiones a los grandes productores y exportadores de soja que intentan destrabar la retención de soja de los productores.

La medida tiene como efecto económico concreto mejorar el tipo de cambio, algo así como “eliminar” sin eliminar las retenciones. Un tipo de cambio a 200 pesos por dólar, menos las retenciones, es equivalente al tipo de cambio oficial sin retenciones, una mejora entre el 35 y 40% del precio que hoy recibe el productor.

Recordemos que el poder exportador demanda la eliminación de las retenciones. La respuesta con el dólar soja es de equivalencia. No se quitan las retenciones, pero se mejora el tipo de cambio. En la práctica actúa como haber quitado las retenciones.

Eso supone una mejora en el tipo de cambio y razonan desde el gobierno que como el grueso de la producción de la soja y sus derivados está destinado al mercado mundial, este tipo de cambio especial no impacta en el precio de los alimentos en el mercado interno. Por lo tanto, no debería afectar la evolución de la inflación en el país.

Concesiones al poder y al modelo productivo

Lo que se ve es que hay concesiones al poder económico y sostiene el ministro de economía que la soja es nuestro principal complejo productivo y de exportación, en una lógica donde promueven un incremento de exportaciones para resolver la ecuación fiscal en el marco del acuerdo con el FMI y la decisión de privilegiar la cancelación de la deuda pública.

Concesiones al fin, al poder económico. No existen unas concesiones similares orientadas a los ingresos populares: jubiladas y jubilados, trabajadores/as. o perceptoras/es de planes sociales.

Se trata de una orientación a consolidar el modelo productivo.

La especulación desde el poder económico es que este dólar especial para la soja se oriente a otras producciones más allá del agro, caso de la minería, consolidando ese modelo primario exportador de concentración del poder económico local con grandes corporaciones trasnacionales, en este caso, de la soja con trasnacionales de la alimentación y la biotecnología.

Cuando señalamos que el acuerdo con el Fondo condiciona la política económica local, alcanza con analizar medidas como estas, de dólar especial para el poder, para confirmar el carácter subordinado de la política local a la lógica transnacional del capital dominante, local y global.

Massa viaja a EEUU para tratar de viabilizar la continuidad del acuerdo con el FMI, recibir los fondos para pagarle al FMI y si es posible ampliar los préstamos del Fondo, todo para cumplir con el acuerdo y reproducir y mejorar una lógica de generación de riqueza altamente concentrada para potenciar un modelo productivo y de desarrollo que no satisface las demandas de la mayoría de la población empobrecida.

Buenos Aires, 5 de septiembre de 2022

Julio Gambina
Julio Gambina

Doctor en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario y de la FCEJYS de la Universidad Nacional de San Luis, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP, e Integrante del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO (2006-2012). Integra la Presidencia de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico, SEPLA desde 2016. Director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA, IEF-CTA Autónoma. Miembro del Consejo Académico de ATTAC-Argentina y dirige el Centro de Estudios Formación de la Federación Judicial Argentina.


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