CTA Y CGT: PREGUNTAS URGENTES

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Un artículo para el debate e intercambio de ideas.

Por José Rigane, Secretario Adjunto de la CTA Autónoma Nacional y Secretario general de la FeTERA y del Sindicato de Luz y Fuerza Mar del Plata.

Algunas reflexiones, preguntas y debates sobre la reciente decisión de la CTA de los Trabajadores de volver a la CGT.

¿Alguien puede estar en contra de la unidad del movimiento obrero?

Absolutamente no. Esta posición es mucho más fuerte desde nuestra CTA Autónoma, que desde 2011 venimos bregando por la unidad de acción de todo el movimiento obrero.

Ahora bien, pasaron 28 años desde que nos fuimos de la CGT porque no nos representaba y porque no representaba a los intereses de la clase obrera. Una CGT que, en términos generales, era una institución antidemocrática y conducida por un grupo de dirigentes privilegiados, que luego fueron dirigentes empresariales y que convirtieron a sus organizaciones en un modelo empresarial del sindicalismo. Una CGT que en los comienzos de la década del 90 no enfrentó a las políticas neoliberales de ese momento.

¿Qué cambió en el país para tomar la decisión de volver a la CGT?

Muchos de esos dirigentes de la CGT supieron atender “de los dos lados del mostrador”, es decir, como trabajadores y como patrones. No nos podemos olvidar que esa institución, con esos dirigentes, prefieren a los trabajadores y trabajadoras como clientes que bajo una concepción de afiliados/as. Una política sindical que “ofrece servicios” en lugar de organizarse para defender los derechos laborales y el salario.

Hoy la conducción de la CGT lleva adelante un tipo de organización con una lógica de acercamiento a los empresarios y al gobierno. Siempre señalamos que este modelo sindical está aislado de las bases de trabajadores/as y está conducido por dirigentes totalmente alejados de los problemas e intereses de los compañeros y compañeras en lugares de trabajo.

¿Acaso nuestros objetivos y principios que conformamos y venimos desarrollando como CTA se cumplieron?

Lo que tenemos que tener en claro es que la política electoral no puede mandar por sobre todas las cosas. La política electoral no puede imponernos una unidad de urgencia, olvidándose de las diferencias sustanciales que existen entre la CTA y la CGT. Hace más de 28 años que venimos construyendo un nuevo modelo sindical que nada tiene que ver con el modelo de unicato sindical.

¿Nos vamos a olvidar de la libertad y democracia sindical? ¿Vamos a dejar de plantear la afiliación directa? ¿Vamos a abandonar la elección directa y secreta de todos los cargos electivos de los distintos niveles de la conducción de la CTA? ¿Vamos a volver a los congresos amañados, donde 100 o 200 dirigentes deciden por millones de trabajadores y trabajadoras?

En la Argentina no desapareció el unicato sindical.

Por esto mismo es que nos preguntamos: ¿dónde están las razones concretas de la necesidad de volver a la CGT?

¿Acaso una de las razones para esto será la conciliación de clase para la conformación del Pacto Social, como ya sucedió en otras décadas en la Argentina y que trajo un claro perjuicio para el movimiento obrero y los sectores populares?

Está muy claro que no hay cambios ni de forma ni de contenido. Está claro que la CGT no acepta ni minorías, ni mayorías. La conducción de la CGT tiene una dirigencia enquistada que poco saben de democracia y elecciones sindicales.

¿Volver a la CGT es volver nuevamente a un movimiento obrero dependiente del Estado?

¿Acaso todo esto no significa la pérdida de la autonomía ante los patrones, ante los gobiernos y antes los partidos políticos?

¿El nuevo modelo sindical basado en los principios que levantamos en la década del 90 está agotado, está perimido?

Cabe recordar algo muy importante: la CGT no acepta a nadie más que a trabajadores en relación de dependencia. ¿Qué hacemos con nuestra definición respecto de la integración de la clase obrera, que la caracterizamos desde hace años que estaba compuesta por jubilados/as, desocupados/as, subocupados/as, estudiantes trabajadoras/es, amas de casa, entre otros sectores? ¿Vamos a sepultar la definición que nos dimos respecto de la constitución e integración de la clase obrera? ¿Acaso volvemos a darle valor a los sindicatos de primera y de segunda, a los que tienen personería gremial? ¿Y qué vamos a hacer entonces con las organizaciones que no tienen personería gremial y son simplemente inscriptos (y que en el país hay más de alrededor de 1.700)? ¿Acaso vamos a privilegiar las decisiones políticas del Ministerio de Trabajo de turno o, en todo caso, el planteo tiene que ver con que “los sindicatos son de Perón”?

Desde ya que una decisión así implica muchas otras discusiones por resolver, como los problemas de representación y los problemas con los estatutos.

Por eso mismo, ¿qué vamos a hacer con 28 años de reclamos ante la OIT porque en la Argentina, con unicato sindical no existe la libertad y democracia sindical? ¿Qué vamos a hacer con los fallos judiciales donde la Justicia se viene expresando a favor de la necesidad de cambiar la Ley de Asociaciones Profesionales para romper con el unicato sindical? ¿Qué vamos a hacer con la construcción de nuevas organizaciones sindicales? ¿Vamos a deconstruirlas para integrarlas a las organizaciones de mayor peso numérico en la CGT?

Las organizaciones sindicales y los dirigentes, y sobre todo los trabajadores/as organizados, estuvimos desde el primer día defendiendo nuestros derechos en las calles contra este gobierno de Macri. Es por esta razón que desde la Casa Rosada nos convirtieron desde el principio en el enemigo número uno. Queda claro que un gobierno neoliberal conformado por CEOs y empresarios tuvo como enemigo a nuestras organizaciones sindicales. Esto fue así porque desde el primer día no dudamos en luchar contra este modelo de país que sólo generó pobreza y desocupación. ¿Todos los dirigentes gremiales y sindicatos lucharon desde el primer día?

Pero esta situación no es particular ni sólo de la Argentina. El ataque a las organizaciones sindicales se da en el marco del sistema capitalista a nivel mundial.

Es así que en momentos de fuerte disputa es cuanto más necesitamos el desarrollo de las organizaciones sindicales representativas de los intereses y necesidades de los trabajadores.

Es cierto que son momentos donde necesitamos mayor unidad. Pero también son momentos donde se hace relevante y necesario tener un posicionamiento de clase y contar, por otro lado, con una clara concepción de la importancia de ser trabajador. Tenemos identidad y orgullo de ser trabajadores y trabajadoras. Tenemos orgullo de luchar contra los patrones y contra el gobierno que sea.

Tenemos que ponernos en pie de lucha para frenar todos los intentos de avance de la precarización laboral, tenga la forma que tenga esa precarización. Hoy puede llamarse Uber o Glovo. Hay que terminar con todas estas formas de explotación que parecen nacidas en el siglo XVIII y que, bajo nuevas tecnologías, ingresan en el siglo XXI como “fenómenos novedosos”. En realidad, estas formas “nuevas” de trabajo no son más que una demostración de los procedimientos sobre cómo se puede precarizar, exclavizar a los trabajadores/as.

Para enfrentar estos desafíos, que se suman a los que ya tenemos desde hace tiempo como clase trabajadora, se necesita de organizaciones sindicales de otro tipo, democráticas, participativas, con poder de decisión de los compañeros y compañeras en los puestos de trabajo y no de bajada de línea de dirigentes. Necesitamos un modelo sindical de nuevo tipo porque, como bien sabemos nosotros y nosotras, nos toca luchar no sólo contra los patrones sino contra ese modelo sindical empresario que no defiende los intereses de los trabajadores/as.

Para enfrentar esto se necesita de organizaciones sindicales en toda la Argentina y no un unicato donde, como se viene demostrando en el Ministerio de Trabajo, un mínimo porcentaje de empresas puede tener delegados/as. Y si hay trabajadores/as que quieren conformar cuerpo de delegados/as nuevos los terminan despidiendo.

¿A esta CGT es que queremos volver? ¿Qué sentido tiene volver hoy a la CGT en este contexto del país?

Compañeras, compañeros, resulta fundamental profundizar la lucha por otro modelo sindical, porque, aunque en muchos aspectos hayamos avanzado, mucho de los objetivos que nos propusimos como CTA no se lograron todavía.

Es hora de discutir, debatir, intercambiar opiniones pero de manera razonable, no como enemigos.

Es un tema que requiere un debate con altura, sabiduría y buscando el mejor resultado para el conjunto de la clase obrera. Pero eso no se puede hacer volviendo para atrás, dar un medio giro y sepultar 28 años de desarrollo de una iniciativa política gremial que marcó una historia en el movimiento obrero argentino y que marcó un curso de este pueblo en el cual ya no se puede retroceder.


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