LA FISYP FRENTE A LA COYUNTURA POLÍTICA

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El “conflicto del campo” y los reclamos por la inflación (y su manipulación) reabren el debate en torno al rumbo político de la Argentina. La discusión parece signada por las dificultades y complejidades de caracterización tanto del gobierno como del período actual.

La percepción de la política como ámbito independiente, sumado al discurso oficial tendiente a la polarización a partir de clásicas antinomias del tipo gobierno popular/oligarquía rural identificadas con los polos peronismo (pueblo)/antiperonismo (reacción) dificultan visualizar la dinámica actual en términos de fuerza social más amplia que de cuenta de la articulación de las políticas públicas y las dinámicas de acumulación del capital concentrado, o, en otros términos, pensar al Estado en sentido amplio como la articulación de sociedad política y sociedad civil.

Estas antinomias, fortalecidas en arraigados imaginarios populares y el poder de los medios masivos de comunicación, dificultan constituir perspectivas por fuera de la lógica propuesta por los actores dominantes

Lo señalado, nos convoca a pensar las disputas en torno a la distribución del ingreso y de la riqueza, mientras que el gobierno sostiene una política que favorece alta rentabilidad a los sectores más concentrados del capital.

Considerando que la lucha distributiva encubre la lucha de clases, resulta imprescindible incidir activamente en la redistribución de recursos económicos así como disputar la cuota necesaria para generar consensos en las clases subalternas.

Ante la sorpresiva pérdida de consenso del gobierno y el impulso de acumulación de una derecha con aspiraciones de masas se reabre el debate político que aparece imbricado con las disputas sectoriales y la percepción cada vez más generalizada de que el crecimiento económico que transitamos, no es un crecimiento de “todos”.

Pero hay dificultades para generar imaginarios alternativos a través de la constitución de sujetos sociales que alcancen a poner en cuestión la configuración del poder vigente y desde una perspectiva de poder popular.

Aparece como tarea de la hora, para quienes bregamos por una transformación en un sentido socialista, la constitución no sólo de lecturas alternativas sino de sujetos colectivos que emerjan de la articulación de demandas, capaces de confrontar con la fuerza social dominante.

En un período donde en América Latina, con distinta potencia, vuelve a plantearse la alternativa socialista y la construcción de poder popular, debemos poner el acento en la necesidad de construir este debate y desarrollarlo teniendo en cuenta las especificidades de nuestra Argentina actual con la conciencia de que sólo se abren paso los debates “encarnados” en fuerza social.

Aproximándonos a un nuevo aniversario del 25 de mayo debemos repreguntarnos entonces por el alcance de aquella gesta emancipadora y sobre las condiciones de la que actualmente se perfila en nuestro continente. No hay “necesidad de la historia” que implique que América Latina, hoy “continente de la esperanza”, logre arribar a su segunda independencia respecto del imperialismo y el capital concentrado transnacional.

Las dificultades del movimiento popular son numerosas y la complejidad del desarrollo actual del capitalismo reclama profundizar el análisis y la batalla en el plano de las ideas. Los actuales avances del movimiento popular, que logrando convertir sus posiciones y fuerzas en experiencias de gobierno se abren campo a la construcción de una hegemonía popular emancipatoria, son incesantemente disputados por las burguesías transnacionalizadas y el despliegue del imperialismo desde EEUU, que acaba de restaurar su cuarta flota destinada a actuar específicamente en nuestro continente.

Parece de máxima importancia entonces tomar parte y difundir un debate que comienza a recorrer el mundo y que supone preguntarnos qué es ser anticapitalista hoy y cómo constituir la fuerza hegemónica que permita avanzar en procesos transformadores.


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