El 28 marzo del año 1968, se realizó un plenario de gremios para elegir la dirección de la CGT, plenario que llevó el nombre de AMADO OLMOS.
De allí surge una dirección encabezada por el secretario general del Sindicato Gráfico, Raimundo Ongaro, y que se dio en llamar CGT de los ARGENTINOS; conformada por dirigentes que se planteaban no transar con los militares golpistas, y opuestos a los jerarcas gremiales que sí se avenían a ello, razón por la cual se los denominó “dialoguistas o participacionistas”
Tal dirección tuvo una efímera vida, pues, casi de inmediato se tejió una entente para tumbarla; integrada por la dirigencia que pactaba con los militares, que tenían igual propósito. Estos crápulas se retiraron del plenario, y con posterioridad conforman otra dirección de la CGT.
A pesar de su corta trayectoria, la CGT, de los ARGENTINOS sienta un precedente de sumo valor para la clase trabajadora. Por primera vez, se hace referencia a la “liberación”, señalándose en un documento el camino a recorrer para tal propósito, cuyo texto, se apoya en los históricos programas de LA FALDA Y HUERTA GRANDE, de los años 57 y 62.
Para tener una perspectiva más amplia, es preciso que nos situemos después del año 1955. Ello, porque a partir del golpe de estado que derroca a Perón, buena parte de la dirigencia de la CGT nacional, da pasos para tomar contacto con los militares golpistas; lo que da lugar a una interminable lucha entre ellos.
Es necesario puntualizar, que una parte importante de la dirigencia sindical, del interior del país, secundado por algunos a nivel nacional, presionaban por enfrentar a los milicos, y así lo hicieron en el periodo conocido como la “Resistencia Peronista”.
Cierto es que existían por entonces direcciones gremiales, que no se alineaban con el peronismo, pero con un peso numérico menor, aunque sí con mayor esclarecimiento de la lucha de clase, de ahí que todo lo relacionado a la conducción del movimiento obrero pasaba por quienes estaban enrolados con el líder de ése partido, cuya posición pesó y fue decisiva para la duración de la CGTA
Son extensos los pormenores, idas y vueltas, que se realizan luego del golpe del 55.
Los jerarcas adoptaron similar actitud con posterioridad, en el gobierno de Frondizi, en la transición de Guido; en el gobierno de Illia, y durante la dictadura de Onganía.
Luego de varios intentos por formar una dirección única de la CGT, la dirigencia gremial participacionista, tanto la nucleada en torno a los “leales a Peron”, como la llamada “de pié junto a Peron”, terminan dando su aval a Onganía, quien encabezaba el golpe de estado que derroca a Illia; asistiendo luego a la Casa Rosada para dar su aval a Onganía, como Presidente de la Nación. Sostenían así que con el golpe, se abría una instancia de “ESPERANZADA EXPECTATIVA”, para el movimiento obrero y el pueblo Argentino.
Quien se destacó por asumir el liderazgo en ésas posiciones, durante todo el tiempo mencionado, fue el metalúrgico Augusto Vandor, secundado ente otros, por Jose Alonso, Coria, entre los más encumbrados.
Onganía no tiene reparos en golpear sin contemplaciones, al movimiento obrero. Quita personerías gremiales, intervención de sindicatos, cesantía, detiene y encarcela a los dirigentes que deciden enfrentar a la dictadura.
Además el brazo represor, llega al estudiantado; intervenciones a las universidades, disolución de los centros estudiantiles, cierre del comedor universitario, “colador”, examen estricto para complicar el ingreso a la casa de altos estudios reduciendo el presupuesto.
Debemos hacer notar que se suman a esta acción de lucha, los llamados “curas para el tercer mundo”, cuya consigna era “la opción por los pobres, etc. etc. Se crea en suma, un clima de continuo accionar de los trabajadores y el estudiantado, que se ven reprimidos, generalizándose, ante ello, una repulsa a los militares y burócratas, de la mayor parte de la población.
En ésa atmósfera, los dirigentes gremiales que “dialogaban” con los militares golpistas, consiguen de ellos, que den vía libre para la normalización de la CGT, que era su único afán.
Debemos hacer notar, que los antecedentes mencionados, son solo parte muy superficial, del fermento social que culmina en la CGT de los ARGENTINOS. Un año después, 1969, llega la rebelión que marcaría un hito en la historia del movimiento obrero Argentino: EL CORDOBAZO.
El sistema capitalista, imperante en ése entonces, como en el presente en nuestro país; requiere de éstos jerarcas gremiales, como socios menores, para ejercer la dominación y sometimiento de los trabajadores, y el pueblo en su conjunto.
Compañeros/as, la presencia e influencia en el movimiento obrero, de éste tipo de bandidos serviles a quienes identificamos como “burócratas”, fue y es un formidable obstáculo para el esclarecimiento y conciencia de clase, tan imprescindible para la defensa de los intereses de la clase trabajadora, en el camino de la liberación popular.
En la actualidad, continuamos soportando, con otros nombres pero con idénticas funciones, lacras encaramadas en la mayoría de las direcciones sindicales, apañadas por los gobiernos de turno, sean dictatoriales, como constitucionales.
El compañero Agustin Tosco, sostenía que siempre debemos apuntar a la unidad en la lucha, en la acción; que se aspira a concretar una única CGT, para avanzar en el árido camino de la liberación. Pero que si esa CGT, va a estar domesticada y al servicio de los manda mas; a los trabajadores, no nos sirve más.
Asimismo, en relación a la consigna: LA LUCHA DEBE CONTINUAR, se precisan por lo menos, según nuestro compañero; dos condiciones básicas: ORGANIZACIÓN Y CONCIENCIA.
Estas facetas de la historia del movimiento obrero, son indispensables, se hace necesario: “tenerlas presente, para observar cómo se relacionan con el momento actual”; ello de sumo valor, pues de ahí puede entreverse el camino a seguir, nada fácil, por cierto, pero, sin ninguna duda: POSIBLE.
Un abrazo fraterno.
Taurino Atencio. Taurencio5@yahoo.com.ar