Esta investigación contó con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburgo (FRL).

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Autora: Erica Porris

La investigación relaciona el poder de los varones sobre las mujeres como un mecanismo que refuerza la explotación propia del modo de producción capitalista, que se monta sobre el sistema patriarcal preexistente, apuntándolo.

El sistema patriarcal considera a las mujeres como seres inferiores, destinados a la procreación y a las tareas domésticas. La división sexual del trabajo se origina en el ámbito familiar, siendo una forma de la división social del trabajo, que fue mutando junto con el sistema productivo.

Los debates sobre la condición de la mujer no fueron solamente teóricos, tuvieron y tienen expresión en espacios de militancia y acción política, en medio de relaciones no armónicas entre las izquierdas y los feminismos, que han dejado de lado la cuestión de clase y la relación entre patriarcado y capitalismo, poniendo el centro en las cuestiones culturales.

Desde la FISyP trabajamos uniendo ambas perspectivas, la patriarcal y la capitalista, mediante un planteo político de acción. Entre las principales desigualdades sufridas por las mujeres, se citan la doble jornada laboral, las diferencias salariales, la flexibilización y preecarización laboral y la violencia de género.

En Argentina el movimiento tiene más de un siglo. Por ejemplo, en 1907, con la marcha de las escobas durante la huelga de los inquilinos; en 1910, con el Primer Congreso Femenino Internacional en Buenos Aires; en 1912 protagonizaron la huelga de las lavadoras, por citar solamente algunas.

El trabajo culmina con varias entrevistas a participantes del taller “Mujer y Justicia. Violencia Laboral e Institucional con perspectiva de género en el Poder Judicial”, realizado en los marcos del XXX Encuentro.

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