Son variados los debates que se generan en la Argentina sobre la situación económica, el empleo y el ingreso popular, que definen opiniones solidarias o críticas con la protesta social.
Los primeros sostienen que la inflación deteriora la capacidad de compra de los ingresos de la mayoría social y por eso se demanda la actualización vía paritarias sin techo y la adecuación a ese nivel de jubilaciones, pensiones y subsidios
sociales.
En todo caso, algunos discuten las formas que debiera adquirir la protesta social,
pero validan el reclamo.
El tema se agrava con la discusión sobre el acceso o no al empleo y si la realidad es de crecimiento del empleo y el nivel de actividad económica o todo lo contrario, típico de una situación recesiva.
Para los segundos, los críticos con la protesta social, el énfasis está en que los datos de recuperación de la economía serán visibles a corto plazo, claro en el discurso del Ministro de Hacienda que insiste en su percepción de difusión de
recuperación económica desde la primavera pasada.
Este argumento se afirma en la baja del desempleo según el INDEC, de 7,6% para diciembre del 2016, y la referencia del empleo registrado difundida por el Ministerio de Trabajo con nuevos 80.928 trabajadores entre diciembre del 2015 y diciembre del 2016.
Los defensores de la política económica de Macri abusan de estos datos sin pormenorizar consideraciones que expliquen en profundidad el sentido de los mismos, ya que son promedios de valores diversos que expresan la complejidad del problema del empleo en la Argentina.
Estos defensores llegan a afirmar a sus oponentes que ellos opinan con datos en la mano, mientras que los demás solo acuden a datos imaginados, producto de una propaganda de oposición. Por eso es importante meterse en la profundidad de los números y aunque parezca aburrido, analizar para entender, discutir y confrontar.