La persistencia del desatino. Por Daniel Campione.

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Del discurso sobre la “autodeterminación” de los habitantes de Malvinas al errático viaje a Estados Unidos. La ya rutinaria represión a jubiladas y jubilados y el rechazo de los pliegos para la Corte Suprema.

Estos últimos días fueron un compendio de desaciertos sin precedentes en lo que va del mandato presidencial de Javier Milei. Se aceleró y profundizó la tendencia al declive en la capacidad de respuesta a problemas reales.  Así como el ascenso de la propensión a autogenerarse obstáculos y caídas.

Casi a diario hubo un nuevo jalón en esta dirección. Ya no se habla solamente a propósito de Milei. Y cuando sí se lo hace cada vez es mayor la proporción de críticas y hasta de burlas a sus acciones y sus dichos.

Si bien no hay elementos para dar por sentado un ocaso del oficialismo sí podríamos estar frente a un cambio de tendencia que de consolidarse no será fácil revertir.

Es cierto que hubo acontecimientos que no tuvieron que ver de modo tan directo con acciones o declaraciones del presidente argentino. Tal la noticia-bomba de la semana, la tajante suba de aranceles que dispuso el presidente Donald Trump. De cualquier modo la respuesta presidencial hizo su parte cuando pretendió que nuestro país “sólo” pagará el 10% como un gesto de amistad de la potencia del Norte.

La fragilidad del argumento era tan patente que condujo a una generalizada refutación: Al menos en principio deberán pagar lo mismo que Argentina todos los demás países latinoamericanos. Incluidos los que tienen gobiernos que el mandatario ultraderechista tilda de “socialistas” o “comunistas”. Está claro que al no imponer una tasa más alta Trump no hace un gesto hacia el “amigo argentino” sino que busca no debilitarse en su disputa con China.

De las islas a la Corte.

El equívoco discurso del presidente el Día del Veterano y los caídos en Malvinas acerca de lo deseable del “voto con los pies” de los habitantes de las islas unió lo repudiable con lo innecesario. Ya tuvo un eficaz análisis en este medio.

Sólo haremos énfasis en las peores implicaciones de insinuar la aplicación del principio de autodeterminación de los pueblos al territorio isleño usurpado. La Organización de las Naciones Unidas ha establecido ya en la década de 1960 el principio llamado de “integridad territorial”.

Por ser un territorio amputado a una nación soberana y no tener una población originaria sino trasplantada por la potencia ocupante, sí corresponde impulsar un proceso de descolonización. Que en este caso no incluye la consulta a la voluntad de la población implantada por la potencia colonial.

Con esto se hace una excepción para casos bien específicos: Uno es el de Malvinas, el otro el peñón de Gibraltar, arrebatado por Gran Bretaña a España ya hace más de tres siglos. Por lo tanto, cualquier apelación a una opción por parte de los isleños es una claudicación de la soberanía. Y un intento de “seducción” de los habitantes del archipiélago que ya se intentó y fracasó por completo en los años de Carlos Menem.

Ya nos ocupamos aquí de la desaprobación por el senado de los dos pliegos de jueces de la Corte Suprema. Cabe resaltar el amplio arco de coincidencias agrupado en contra del gobierno, que llevó incluso a integrantes del bloque PRO a sacrificar a un candidato como Manuel García-Mansilla, con el que convergen en muchos puntos de vista. Algunos observadores señalaron con justeza lo endeble del brote de “republicanismo” de, entre otros, el ex presidente Mauricio Macri.

La cuota de incoherencia de quien también designó jueces de la Corte por decreto no excluye sino que refuerza la percepción de que la capacidad de generar consensos con los aliados tiende a diluirse. Influyen en esto sin duda las proximidades electorales. Pero no hay que subestimar la incidencia del parcial desencanto de la “derecha tradicional” frente a quien hasta ayer fue su aliado.

El inútil peregrinaje.

Casi en simultáneo con la derrota en la llamada “cámara alta” se desarrolló el fiasco del apresurado viaje a la residencia del amigo americano en Palm Beach. La frecuencia de los viajes a EE.UU del jefe de Estado y la repetida búsqueda de reunirse con Trump ha llevado a que Mar- a -Lago se haya incorporado al conocimiento y el lenguaje de millones de argentinas y argentinos.

Esta vez el fracaso fue completo. La pretensión inicial era, según variados testimonios, un encuentro bilateral con el mandatario estadounidense en la Casa Blanca. Nada menos que una relevante visita al Salón Oval. Ante la caída de esa posibilidad derivó en la asistencia a una cena de recaudación de fondos y la entrega de un premio improvisado y ridículo.

El objetivo presunto de recabar ayuda para las interminables tratativas con el Fondo Monetario Internacional terminó de tocar fondo cuando se frustró hasta ese casi fortuito cruce de ambos presidentes en la cena mencionada. El improvisado viaje fue por completo inútil. Ahora al oficialismo lo único que le resta es repartir las culpas por el fracaso.

El establishment: Adelante pese a todo.

No hay que engañarse. La derecha respalda hasta hoy a Milei. Hasta aquellos entre sus representantes que critican con fuerza sus desbordes autoritarios valoran los “éxitos” de su gestión económica. Ahora suman la supuesta reducción de la pobreza al sostenido beneplácito por la baja de la inflación y la eliminación del déficit fiscal.

 A fuer de consecuentes acompañan una buena parte de los brutales recortes en el presupuesto; los empleos, y las facultades de amplias franjas del aparato estatal. Así no los celebren a gritos como mínimo los reconocen como inevitables. El sostenimiento de los principios del liberalismo político no le oscurece su adhesión al programa histórico de las derechas y el gran capital.

Claro que lo anterior no excluye que duden de la sustentabilidad en el tiempo de las políticas en curso. Y deploren cada vez más lo que consideran falta de seriedad e improvisación del gobierno actual, que según ellos conspiraría contra una estabilidad que de otro modo no sería tan difícil conseguir. Y por supuesto no se privan de atacar a sus resabios “estatistas”: El llamado cepo y el tipo de cambio fijo.

Un ejemplo claro de las posturas que describimos lo ha dado este domingo en La Nación la buena pluma de Jorge Fernández Díaz:

La desmesura, el autobombo, la precocidad triunfalista, la simplificación y la agresividad –algunos de los factores centrales que conforman la ‘personalidad’ de este Gobierno– no invalidan la chance de que las cosas le salgan bien.”

La apuesta al triunfo ultraderechista en el campo de la economía sigue en pie, por más que las salvedades y objeciones conformen una lista cada vez más extensa para algunos críticos conservadores del gobierno. Ni que hablar de los empresarios, comunicadores y políticos conversos que han optado por aplaudir mientras callan cualquier observación, si es que las tienen.

En la vereda de les trabajadores y explotades las protestas aumentan. Ahora se sumó la burocracia de la CGT con el tercer paro desde que asumió el gobierno, después de muchos meses de sopor. De cómo se prepare y se desarrolle el paro general previsto para el jueves 10 depende si será un nuevo paso en las luchas o un modo de descomprimir el descontento en ascenso. Un clásico de las direcciones cegetistas.

Para el día anterior se anuncia la participación gremial en la movilización semanal de jubiladas y jubilados. Habrá que examinar la masividad y el grado de compromiso de la convocatoria. Este último miércoles se reiteró la detestable rutina de palos y gases en medio de un enorme despliegue represivo que pese a su envergadura no consigue intimidar a “los viejos” ni a quienes los acompañan.

Allá vamos.

Vale reiterarlo, la retahíla de contrastes que ha sufrido el gobierno desde fines de enero no debe ser sobreestimada y menos elevada a inminente y definitiva derrota. Los caminos están abiertos.

Lo de arriba resuena como un llamado a la prudencia en el análisis. A la vez encierra una convocatoria a la acción. No es sólo de los errores y frustraciones del oficialismo que provendrá la eventual debacle de su proyecto. Incluso si las circunstancias empeoran la prioridad de la clase dominante y sus personeros de la política será evitar lo que identifican como el “desorden” y el “caos”.

Y en eso no se encontrarán sólo en compañía de las derechas, “ultras” o “moderadas”. A no engañarse, contarán con el conjunto de un sistema político en decadencia que le teme como a pocas cosas a quedar afuera de las preferencias del poder real. O peor, que de allí provenga un veto ilevantable hacia ellos.

La deducción debería ser transparente: Son indispensables cambios en las subjetividades; organización, debate público sostenido, lucha en las calles. Lo que no acarrea que sean suficientes.

Quienes realmente luchan por otro modelo de sociedad necesitan más y mejores aliados, la unidad y la amplitud son irreemplazables. Los conseguirán si son consecuentes en su búsqueda.

Lo que equivale a tener en claro que quienes se sumen no serán encontrados en pretendidas burguesías “mercadointernistas” ni serán políticos del sistema de pretensión “progresista”. Al contrario, hay que aglutinar desde abajo, construir poder. Hacer de la diversidad riqueza y no fragmentación.

El escenario está abierto. De un modo u otro nos esperan días difíciles. Hagamos que sean fecundos. Y permitan que los poderosos no impongan una vez más una “solución” a la crisis hecha a su paladar.

Imagen: Los Milei con Natalia Denegri y la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem. La Política on line

Fuente: https://huelladelsur.ar/2025/04/06/la-persistencia-del-desatino/


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