La reposición de la fuerza de trabajo. Por Ester Kandel

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 El lugar asignado a las mujeres por Henry Ford                                                                                     

¿Por qué mencionar este tema en la segunda década del siglo XXI?

Varios son los motivos que nos llevan a ello:

  • La permanencia de la lógica del capital de aumentar la cuota de plusvalía.
  • Para redimensionar los logros obtenidos por las mujeres en nuestros derechos.
  • Significar el reclamo de las mujeres por las tareas de cuidado.

Henry Ford,[1] a través del Departamento de Sociología había elaborado varias pautas sobre las condiciones que debía cumplir un obrero. Lucía Finkel se explaya en el texto La organización social del trabajo, sobre la caracterización de la organización del proceso de trabajo:

A los obreros se les pagaba un salario básico de 34 céntimos  por hora más una cantidad de 28,5 céntimos por hora en calidad de “participación de las ganancias”.  Sin embargo,  para hacerse  acreedor a esta participación, el obrero debía cumplir ciertas condiciones, además de la de ser un trabajador eficaz en la línea de montaje, a saber, ser ahorrativo, poseer un hogar digno de un trabajador de Ford, no alquilar habitaciones de su casa a huéspedes, no participar en ningún trabajo externo a la fábrica, no relacionarse con gente indeseable, ser limpio, ser un buen ciudadano, estar legalmente casado, no beber ni fumar en demasía, no permitir (en el caso de los hombres )  a sus mujeres trabajar fuera del hogar[2], demostrar progresos en la adquisición del idioma inglés (en el caso de los trabajadores extranjeros), etc.

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