Las nuevas y potentes tecnologías del siglo XXI, entre las que se destacan la biotecnología, la manipulación genética y las tecnologías de la información, han sido el marco en el cual se llevaron adelante importantes transformaciones productivas en la agricultura argentina.
Estos cambios se producen en plena expansión de la llamada globalización, como una etapa de profundización del proceso de crecimiento de la economía capitalista que tiende a concentrarse y a centralizarse en el ámbito mundial. En este nuevo orden mundial, las relaciones comerciales y financieras con el exterior han cobrado una importancia central junto al fuerte avance de las empresas transnacionales y las del capital agroindustrial multinacional, en tanto que los estados nacionales disminuyen su hegemonía como reguladores del intercambio financiero y de control de los precios en el ámbito local, con importantes consecuencias en el terreno alimentario y, en particular, sobre las posibilidades de acceder a una alimentación adecuada por parte de amplios sectores de la población.
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