Esta estrategia se inserta en un recambio político importante, aunque existen diversas herencias de las pasadas reformas neoliberales, y donde los gobiernos progresistas mantienen un estilo de desarrollo convencional, exportador y primarizado. Si bien ese estilo genera recursos financieros para mantener los nuevos programas sociales, también desencadena impactos sociales y ambientales, y no solucionan la reproducción económica y social de la pobreza.
Muchos debates prestan más atención a la instrumentalización y gerenciamiento de esos programas, que a la sustancia de la justicia social.
Se generan así fuertes tensiones entre algunos sectores de la sociedad civil y los gobiernos progresistas.
Se examinan casos donde los gobiernos minimizan estas cuestiones y aplican acciones de encauzamiento y control sobre la sociedad civil. Se concluye con la necesidad de revitalizar el debate sobre la justicia, donde la sociedad civil independiente juega un papel determinante.