Si se tratara, al inicio de este ensayo, de resumir con palabras que quisieran ser breves y adecuadas las cuestiones sobre las que debatieron José Carlos Mariátegui y sus contemporáneos, tendríamos que referirnos a ese problema recurrente en las revoluciones contemporáneas que es la articulación entre el marxismo y la nación, o que en otras palabras significa la confluencia entre un fenómeno generado inicialmente al interior de Occidente y una tradición cultural muchas veces distinta y quizá antagónica con respecto a Europa. Las revoluciones victoriosas han exigido una adecuada solución a este problema, como de hecho sucedió en China o Cuba, antes en Rusia y ahora en Nicaragua. Mariátegui no pudo desatender el problema.
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