Hay dos formas de entender nuestro pasado: la historia y la
memoria. La historia se construye, la memoria se hereda.
Ambas han de construirse con papeles, documentos, testimonios,
relatos, pero hay una diferencia profunda: Los materiales con
los que se construye la historia vienen dados, pero en esa baraja hay
siempre demasiados comodines, mientras que la memoria añade un
material, un cemento, que une las partes de que está compuesta,
que está vivo y se transmite vivo de generación en generación: es
una voz queda, muchas veces apagada, silente incluso, pero aún en
ese tono oscuro, viva.
La lucha guerrillera antifranquista supuso la última batalla armada
en defensa de la República democrática española. Fue el último
esfuerzo de la política de resistencia a ultranza propugnada por el
Partido Comunista de España (PCE).
El peso del silencio se observa en el hecho de que fuera un alemán,
Hartmut Heine, quien comenzase a investigar sobre este tema
a principios de los años 80. La guerrila española aparecía como un
fenómeno histórico de una profunda complejidad cuya comprensión
requería y requiere de la utilización de diversas herramientas
metodológicas que van de la historia comparada a la historia oral.