El presente trabajo editorial posee características que lo hacen sumamente valioso y de un profundo interés; no solo en sus aspectos propiamente temáticos sino también en la originalidad del planteo y la fuerza de generar un importante precedente institucional-editorial.
En primer lugar, destacar que por tratarse de un volumen grupal generado dentro del marco de quienes se encontraban cursando la Maestría en Sociedad e Instituciones, el mismo presente la heterogeneidad y riqueza propia del proceder sus autores de diferentes marcos y formaciones teóricas. No es tarea sencilla que a partir de esas diferencias se consigan concretar una convergencia en un conjunto de ejes temáticas los cuales se ven claramente reflejados de los distintos agrupamientos del texto, con mucha coherencia y afinidad de compaginación.
Cada uno de los trabajos y sus respectivos autores han conseguido mantener una cuota de creatividad propia desde su propia formación y al mismo tiempo compartir la línea rectora que fijaron los docentes encargados del dictado de la materia de la Maestría y su posterior organización para su publicación. Esto demuestra claramente que este
tipo de esfuerzos por la construcción de un colectivo de trabajo interdisciplinario, no solo son posibles si no profundamente deseables, a la hora de derribar falsos tabiques epistémico y ahondar por una concepción holística y compleja tanto de las ciencias sociales como de la realidad sobre las que se aboca.
En segunda instancia creo sumamente acertado que se tomara a la economía política –y no de la economía– como eje conductor del debate en las ciencias sociales y sus realidades. No por considerar como vanamente hace la ortodoxia al considerar en forma presunta a la economía como la ciencia social más precisa. Sino porque durante mucho tiempo, en uno u otro sentido se le asigno un papel ya determinístico o ya de una formalidad atroz como mera disciplina de la asignación abstracta carente de textura social alguna. En este caso resulta todo lo contrario, al partir y recobrar el concepto de “economía política” posibilita no solo recuperar un dialogo cognitivo horizontal y de interpelación dialógica entre las ciencias sociales – de las cuales obvio es decirlo la economía política forma parte –, sino que permite recuperar el rol esencial de lo económico como nexo conector para comprender, a través de las características propias de la organización de la producción en el capitalismo contemporáneo y nuestros contextos, cuales son los hilos de oro que muchas veces atraviesan las otras dimensiones de lo social y que no podrían ser dimensionadas sin esta presencia de la economía política sin reduccionismos o economicismos imperiales.
Por último, difícilmente se hubieran alcanzado los logros anteriores, de no haber planteado quienes tuvieron la responsabilidad del dictado de la asignatura, la tarea de supervisar los trabajos y su posterior compaginación, un profundo ejercicio del pensamiento crítico desarrollado y puesto en acción en el proceso de enseñanza- aprendizaje.
Es decir, no solo un claro compromiso intelectual sino también de una praxis concreta en el aula, lugar natural y estratégico para desarrollar un proceso de deconstrucción crítica hacia la posibilidad de la construcción de un pensamiento propio autónomo. Sin esta actitud y aptitud de comprender y emprender esta militancia pedagógicaacadémica – hoy mayormente ausente en nuestras universidades nacionales – compartido por el colectivo de trabajo, otros sin duda hubieran sido los resultados.
Fernando Lagrave