No hay planeta B. Desafíos y alternativas frente al saqueo extractivista y al cambio climático. Presentación al dossier

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Por Huella del Sur.

El mundo se enfrenta a una crisis socio-ambiental de dimensiones inéditas. Desde hace décadas se viene alertando sobre los límites materiales para sostener el sistema productivo global, y sobre los profundos daños sobre la vida. La devastación ecológica se hace evidente con la combinación de incendios, sequias, inundaciones, huracanes, desaparición de especies, derretimiento de glaciares y hielos en los polos, son algunos de los fenómenos que se reproducen cada vez con mayor frecuencia e intensidad y alteran los ecosistemas afectando el presente y arrebatando el futuro. Como se ha señalado acertadamente: “el mundo sufre de fiebre debido al cambio climático, y la enfermedad es el modelo de desarrollo capitalista”.

Nuestro país no es una excepción, como en el resto de Latinoamérica, son numerosas las luchas que se desarrollan a lo largo de su geografía, enfrentando los avances de proyectos extractivistas, que mercantilizan la naturaleza, se apropian de nuestros bienes comunes y destruyen la vida de los territorios. En esta confrontación donde se juegan recursos políticos y económicos sin equivalencias, mientras el capital piensa globalmente, actúa favorecido por cierto localismo que facilita la dispersión.  

En Argentina, para el avance de los extractivismos, el agronegocio y sus agrotóxicos, la apropiación de las fuentes de agua, el fracking y la extracción offshore, la deforestación de los bosques y montes nativos, la destrucción de humedales y la especulación inmobiliaria que privatiza bienes comunes, no hubo grietas entre los distintos gobiernos. Tanto los neoliberalismos como los progresismos neo-desarrollistas que se han sometido y subordinado a los centros del capitalismo globalizado y a las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, con la reprimarización de la economía, son factores determinantes de ese avance.

Los extractivismos contaminan la tierra, el agua y el aire, un concentrado grupo de empresas, que producen para exportar, generan economías de enclave que no responden a las necesidades locales, han multiplicado la pobreza, la polarización social y  la  destrucción de los territorios a lo largo de la historia.  Este cuadro de situación, maniqueamente invisibilizado, no casualmente está ausente de las agendas y campañas de las fuerzas políticas del orden, comprometidas y entrelazadas con las corporaciones nacionales e internacionales, actores principales de este despojo. El boom de los commodities y su declinación, genero más dependencia económica y política y confirmo la ecuación: más extractivismo, menos democracia y menos derechos.

El gobierno de Javier Milei se propone avances brutales en este sentido, con marcos normativos y medidas desregulatorias que profundizan la extranjerización y la mercantilización de los bienes comunes, desatando la criminalización, la persecución y represión contra quienes los defienden, castigando con particular ensañamiento a las comunidades originarias y a los movimientos ecofeministas, reproduciendo las lógicas supremacistas blancas y patriarcales.  

La aprobación de la ley de Bases, en particular el RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones) tiende a multiplicar las transformaciones expoliadoras en los territorios en base a los grandes negocios. Milei forma parte de la corriente terraplanista de la ultraderecha, negacionista del cambio climático y ha minimizado o abandonado la presencia histórica de nuestro país en los foros internacionales, donde participan organizaciones públicas y sociales del sur global que enfrentan las acciones de los gobiernos y las corporaciones responsables de la crisis climática y sus consecuencias. Cierra y desfinancia centros de investigación y agencias de control socio-ambientales. Todo lo cual destruye un patrimonio acumulado de conocimientos, conduce a agrandar la brecha entre pobres y supermillonarios y a destruir la salud humana y de la naturaleza.

El dossier: ”No hay planeta B”, es concebido como un conjunto de múltiples voces, no son monólogos aislados, expresan la diversidad de temas y reflexiones que se van armando hasta conformar un alegato colectivo contra el despojo y el ecocidio y recorren las resistencia en defensa de los territorios ante las políticas agresivas de la globalización neoliberal y neocolonial y sus prácticas de desposesión violenta que atraviesan el Abya Yala.

Son saberes compartidos, en base a la ciencia y a los testimonios recogidos junto a las vivencias de los autores en su hacer crítico y comprometido. Con certezas y también con preguntas, con el entendimiento que la problemática socio-ambiental se debe abordar en la interrelación de sus diferentes escalas, global, regional y local. Enfrentando los discursos hegemónicos, que separan lo humano de la naturaleza, basados en las creencias del desarrollo ilimitado y el productivismo, y lo hacen desnudando con una gramática política propia, las falacias del capitalismo verde, el extractivismo sustentable y la transición energética.

No se trata solamente de respuesta técnicas instrumentales que reduzcan el daño y minimicen el impacto, frente a este escenario, tenemos el desafío de proyectar un nuevo modelo societario, que ponga la vida en el centro. Para eso, es imperioso reflexionar y discutir a fondo las cuestiones que han sido determinantes para la conformación y aplicación sistemática de estas políticas predadoras: la cultura de lo dado como inevitable, la fractura y disociación entre el consumismo de la vida urbana y el ambiente natural, entre el universo virtual y el mundo que habitan nuestros cuerpos. Con una visión crítica, debemos construir alternativas para resolver la materialidad de la vida con un nuevo paradigma productivo y civilizatorio. Eso no se hace desde unos pocos. El conocimiento científico no subordinado a los grupos de poder, y la necesaria coordinación de las diversas experiencias de rebeldía de los pueblos, aun dispersas, serán centrales, siendo concebidos como parte de un proyecto colectivo en construcción, hacia un horizonte emancipatorio. La disyuntiva es cambiar o perecer, porque como lo expresa el título del dossier: No hay planeta B.

Imagen de portada: Alejandra Andreone.

Fuente: https://huelladelsur.ar/2025/11/17/no-hay-planeta-b-desafios-y-alternativas-frente-al-saqueo-extractivista-y-al-cambio-climatico-presentacion-al-dossier/


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