La demanda social popular por mejorar los ingresos se generaliza en estas horas, y por ahora, las policías mejoraron sus haberes, como los camioneros obtuvieron un bono de fin de año, no remunerativo, por supuesto. Es parte de la situación de irregularidad que sufren un tercio de los trabajadores asalariados en el país.
El nuevo piso de la demanda de ingresos de los trabajadores, como reclamó en las calles esta semana la CTA y otras organizaciones sociales y políticas, ronda los $8.000 y el 82% móvil para los retirados.
Acuerdos de precios
La política económica responde por ahora con un nuevo “acuerdo de precios” en alimentos, bebidas, artículos de limpieza y de tocador. Unos 180 productos con precios acordados entre proveedores y el Estado. ¿Será uno más de otros “acuerdos” previos?
Vuelve a aparecer la figura del control popular, esta vez con capacidad de auditoria desde el ente de recaudación. Ante los bajos ingresos populares, vale el intento de morigerar la remarcación de precios de la canasta de consumo de las familias con menores recursos económicos y financieros.
Claro que aún falta precisar el precio definitivo al que se ofrecerá esa lista de productos.
¿A qué precio se ofrecerán? ¿Regirán precios actuales, ya incrementados en estos días, o se retrotraerá la situación a alguna fecha anterior?
No recuerdo que los precios alguna vez bajaran, lo que puede considerarse un comentario pesimista que ratifica que los “mercados” ya hablaron. Ojalá nos equivoquemos.
El dólar en alza
Mientras se pretende contener el aumento de algunos precios, el de las divisas crece en forma acelerada. No hace mucho el gobierno perjuró que no devaluaría. El tipo de cambio ya supera el promedio de valuación previsto para el 2014, cuestión debatida hace apenas meses, en septiembre, cuando se aprobó el presupuesto del próximo año y se imaginaron las variables de la evolución económica futura.
Algunos explican que no se trata de una devaluación sino de una depreciación de la moneda local respecto de las externas. Más allá de disquisiciones técnicas, lo real es que la modificación del precio del dólar y las demás monedas externas incide en el establecimiento de los precios locales, los que se corrigen en función de la dependencia de la Argentina del ingreso de importaciones para la producción.
El costo del alza de las divisas modifica los precios relativos en el conjunto de la economía, e induce una profundización de la ecuación de beneficiarios y perjudicados. Así, se afirman las tendencias a la expansión de la brecha de ingresos y calidad de vida de una mayoría empobrecida contra una minoría de amplio acceso al mercado de consumo y acumulación de riqueza y poder.
La política económica vuelve a intentar administrar o contener por consenso algunos precios, mientras que otros, caso del dólar, los aumenta.
Cortes de electricidad y tarifas
Una incógnita pasa por la disminución o quita de subsidios, los que significarán en simultáneo incremento de tarifas de servicios públicos, especialmente de electricidad y transporte.
El tema se agudiza ante la seguidilla de cortes de electricidad y agua que promueve protestas sociales y demandas extendidas contra las empresas concesionarias producto de las privatizaciones en los 90´. Está claro que la política de privatizaciones es un fracaso para la sociedad y un gran negocio para las empresas, más allá de lo que cuentan sus balances contables.
La exhibición de pérdidas puede asumirse como un chantaje para incrementar precios o inducir expropiaciones ventajosas luego de agotar la potencia de la acumulación de ganancias. El propio gobierno amenaza con hacerse cargo de la prestación del servicio de iniciativas empresarias descapitalizadas y sin proyectos de modernización, algo que también ocurre en el área de las comunicaciones, especialmente la telefonía celular.
La lógica es la del Mercado y el Estado capitalista
En definitiva, asistimos a la lógica del Mercado capitalista, donde el aumento de precios favorece la apropiación de mayor rentabilidad del capital y cuanto esto no es posible se acude al Estado capitalista, primero para que subsidie, y si no alcanza, entonces que expropie y compense la salida de la empresa en problemas.
Es la historia reciente del correo, de los ferrocarriles y más costosa aún, la de YPF, incluyendo una negociación que supondrá el incremento de la deuda pública por $5.000 millones de dólares. Una deuda a cancelar por recursos fiscales a costo de satisfacer necesidades de la población.
¿Es la subordinación a la lógica de la ganancia la única posibilidad?
Responder el interrogante nos lleva a discutir el orden económico, político y cultural de la sociedad contemporánea, y no solo de la Argentina, sino de la región y del mundo.
¡¡¡Felices Fiestas!!!