Hábitat y derecho a la ciudad

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(ACTA-CTA)Ciudad de Buenos Aires –

“A la lógica del mercado hay que contraponer la lógica social, comunitaria, de producción de bienes de uso que implica además una humanización de la población y una apropiación en la construcción de sus derechos”, dijo Jeifetz.

-¿Cómo está la problemática en la ciudad en relación al hábitat?

– La problemática de hábitat justamente en la Ciudad de Buenos Aires es desde luego crítica y por el significado histórico de la Ciudad de Buenos Aires y porque el paradigma de la lógica del desarrollo inmobiliario y especulativo en relación fundamentalmente al suelo es una problemática seria; es difícil escindir lo que es la ciudad de Buenos Aires del área metropolitana que conforman de algún modo un solo sistema y la división es jurisdiccional pero no funcional. La lógica en el caso de la ciudad de Buenos Aires, creo que todos sabemos la dimensión de la problemática habitacional.

-Para ponerla en números, ¿cómo sería?

– Hay una problemática crítica entre villas, ocupaciones de edificios, pseudos hoteles, pensiones, inquilinatos, que debe involucrar hoy a las 600 mil personas. Si se incluye además la situación crítica de la temática de los alquileres estamos hablando prácticamente de un millón de personas, fácil un tercio de la población está involucrada en esta situación para la que realmente no existen respuestas ni en la ciudad de Buenos Aires ni en la República Argentina, no es que hay lógicas distintas, la lógica es exactamente la misma: la lógica de la ciudad capitalista, de la producción empresarial donde las necesidades del pueblo son argumento o excusa de negocio.

-Claro, porque paradójicamente se construye mucho

– Sí, se construye mucho pero no para los sectores populares, hay muchos edificios sin gente y mucha gente sin vivienda. Puerto Madero es medio paradigmático de la lógica de la ciudad, suelo que era del Estado, subsidiado al capital inmobiliario para hacer negocios y generar un parque ocioso de más de la mitad de lo que está construido.

También el modo acelerado del crecimiento de las villas y el hacinamiento brutal, el proceso de ocupaciones de edificios que ha involucrado a más de 150 mil personas, otro tanto en los pseudos hoteles truchos, discriminadores de la mujer y de las criaturas. Por eso nosotros impulsamos una producción autogestionaria que implica la transferencia de los recursos del Estado, que son recursos de todo el pueblo al pueblo organizado y la producción estatal, son los dos modelos que nosotros reivindicamos, del mismo modo que entendemos que la concentración urbana es un producto de la lógico histórica del capital y que hay que replantear y como dice el proceso bolivariano la creación de una nueva geografía del poder, porque da la casualidad que la concentración genera inmensos territorios vacíos aptos y abiertos para la extranjerización donde hay riquezas estratégicas de nuestro país. En realidad hay que reestructurar y reconformar la estructura nacional en el marco de la perspectiva latinoamericana.

-¿Los últimos proyectos que lanzó el gobierno han tenido algún impacto?

– Nos parece que en general no están direccionados a ese millón de personas en la problemática habitacional. Nosotros creemos que no puede haber solución habitacional si no hay producción estatal, si no se recuperan las capacidades de producción de bienes de uso, no de negocios. Hay que crear una nueva ley de alquileres, no atada a la lógica del Mercado y eso es lo que tenemos que transformar. Mientras no transformemos la lógica del Mercado, la lógica del Capital, la lógica va a seguir siendo de expulsión por eso nos parece esencial la recuperación de las empresas estatales, no las jodas de YPF y las pseudos estatizaciones, para eso hay que contraponer a la lógica del Mercado, la lógica social, comunitaria, de producción de bienes de uso que implica además una humanización de la población y una apropiación en la construcción de sus derechos y no la lógica asistencial que disfraza transferencia de recursos o generaciones de trabajo que en realidad son meros subsidios encubiertos generadores de cultura asistencial que es profundamente funcional a la lógica del capital.


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