Un escenario de ofensiva y resistencias. Por Daniel Campione.

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La semana que termina estuvo plagada de acontecimientos que significaron éxitos y fracasos para el gobierno y señales variadas desde las organizaciones populares.

Falsedades y “operaciones”.

Tuvo esta vez una renovada carga simbólica la represión en las inmediaciones del Congreso. Fue en la plaza donde manifestaban jubiladas, jubilados, militantes de variadas organizaciones. Amén de movilizados “sueltos” que llevaron allí, en pequeños grupos o en solitario su voluntad de protesta y su impulso a la solidaridad. El gaseo y el apaleamiento ya se había visto en semanas anteriores. Produce indignación creciente.

Al agregarse esta vez que un policía arrojó gas a los ojos de una niña en edad de cursar la escuela primaria se produjo un nuevo salto al vacío en la escala de la represión. La secretaria de seguridad de la nación, Alejandra Monteoliva, entró en cuestión de horas al salón de la triste fama, al negar el acto represivo y malinterpretar con toda intención un video borroso. Al parecer la falsificación también envuelve al jefe de la policía federal. Ver aquí

De paso se acusó del ataque con gas pimienta a voluntarios de chaleco naranja del Cuerpo de Evacuación y primeros auxilios (CEPA) que asisten de modo habitual a manifestantes que son víctimas de represión. Y también a afectados por situaciones de peligro en cualquier concentración pública, desde la peregrinación a Luján a recitales masivos.

Pareciera que todo el que se dedique a acciones solidarias y no remuneradas en lugar de ofrecer en el mercado sus bienes o servicios “con la mejor calidad y al menor precio” se vuelve sospechoso.

 Triple, cuádruple, infamia en un solo movimiento. La tergiversación quedó rápido en evidencia a través de otros videos, estos sí claros y fidedignos. Y desató las iras hasta de periodistas ultraconservadores, como Eduardo Feinmann, que se sintieron “operados” por los funcionarios policiales, de “seguridad” y hasta por la ministra Patricia Bullrich. Feinmann no tardó en pedir disculpas y desdecirse.

Ésta, imperturbable, siguió en la negación del hecho y en la defensa de la policía. También en la acusación a la madre de la nena como la única culpable, por llevarla a una concentración de protesta con presencia de “violentos”.

En otro terreno está por verse si la vuelta en el aire de cinco diputados de la Unión Cívica Radical para dejar en pie el veto a la actualización jubilatoria no quedará impresa en la memoria colectiva (incluida la de muchos votantes de Javier Milei) como una iniquidad más de “la casta”. Impulsada y presidida esta vez por el dirigente que discurseó infinidad de veces sobre la necesidad de terminar con estos enjuagues.

CFK habla.

Cristina Kirchner apareció a la luz pública por dos veces en los últimos días, la primera vez en forma de carta abierta y la segunda en un acto en una universidad.

 Combinó las críticas a las políticas de Javier Milei con el balance negativo del gobierno del que fue vicepresidenta, sin mayor asunción de responsabilidades.

Y le sumó ciertos amagos de concesiones al sentido común que se supone virado a la derecha en materia de educación, seguridad y relaciones laborales, entre otros terrenos.

Puede haber muy distintas opiniones a propósito de la irrupción discursiva por partida doble de la expresidenta de la nación y acerca de sus contenidos. Lo que debería ser claro es que esa presencia y su repercusión mediática debería ser un alerta para los apresurados, tanto aliados como adversarios. Todos aquellos que corren a publicar “avisos fúnebres” para el inminente “velatorio” de la capacidad de liderazgo y el prestigio de la conductora de Unión por la Patria.

¿Qué la repercusión de sus actos y sus palabras es favorecida incluso por el gobierno y sus aliados que la buscan para polarizar y estimular así a su propia tropa? Es cierto. Pero piénsese cuan distante es su situación de hoy de los no tan lejanos tiempos en el que la discusión parecía ser cuánto tardaría en ir presa.

Se afirma que la oposición está desarticulada, incluso ausente de muchos problemas y conflictos de la hora. Es verdad. Lo peor sin embargo es que hasta la parte mayoritaria de la llamada “neta” o “dura”, el kirchnerismo, opta por reconocer su propia debilidad, Pospone algunas luchas y pronunciamientos y en ciertos casos tiende a moderar sus planteos críticos hacia el gobierno.

Y tampoco reconoce las enormes falencias en campo propio que fueron factor desencadenante del fiasco total del período de gobierno anterior.

Peripecias en el Congreso Nacional.

Fue aprobada la ley de financiamiento universitario y en principio se cierne un nuevo veto presidencial en la línea de “les voy a vetar todo, me importa un carajo” que enunció tiempo atrás el líder de La Libertad Avanza.

El ministro de desregulación y transformación del Estado, Federico Sturzenegger, hizo declaraciones en defensa de multiplicar los vetos, con excusas que pretenden ser formales y son de pura sustancia política.

Y de paso infantiliza a los adversarios: “Es como cuando un niño le pide a uno de sus padres ‘comprame esto’ y no está considerando o evaluando cuánto sale. Entonces el Gobierno responde con adultez. Si vamos a comprometernos a gastar algo, vamos a tener que definir de dónde vienen los recursos. Toda ley que no cumpla con ese precepto va a tener que ser vetada”, sostuvo.

Hay que asignarle la debida trascendencia a que, por primera vez desde la vigencia de la constitución de 1994, las dos cámaras del poder legislativo dejaron sin efecto un decreto de necesidad y urgencia. ¿Es un límite a los atropellos contra el sistema representativo destinado a sostenerse o un revés ocasional que no marcará tendencia? Eso se verá en el futuro cercano, mientras tanto la arbitrariedad encontró algún coto

Lo usual es que el proyecto de presupuesto nacional sea presentado en la comisión correspondiente de la cámara de diputados. Esta vez los hará el propio presidente, ante el Congreso y trasmitido por cadena nacional Será el escenario para anunciar la profundización del ajuste del gasto.

Y la reducción, privatización o desfinanciamiento de buena parte de los organismos estatales, acompañado por despidos. El “déficit cero” seguirá como principio inconmovible. Más y peor de lo mismo. Habrá que ver si le suman algún anuncio “espectacular” y menos previsible.

Hay más de una opinión en el sentido de que en el campo de los gastos del Estado el oficialismo espera que no le aprueben esa ley. Para seguir manejándose a su antojo con el presupuesto de 2023, más que vencido y desactualizado. Esto último despierta dudas, ya que el gobierno necesita dar señales de previsibilidad y de ejercicio de la autoridad, sobre todo hacia organismos internacionales y potenciales prestamistas.

La ofensiva y el disciplinamiento.

Caben pocas dudas de que la agresión frontal y de largo alcance contra los intereses populares es cada vez más fuerte. También es sencilla la percepción de que cualquier causa progresiva, respecto a temas de ambiente, género, derechos indígenas, protección de las diversidades, no sólo es atacada sino que se pretende “desaparecerla” del campo estatal en primer lugar. Y del debate público y la incidencia comunicacional, si fuera posible. Todo augura un largo camino de confrontación.

Otro propósito del gobierno a esta altura manifiesto,  es el de generar derrotas que puedan resultar “ejemplares” para organizaciones de las clases subalternas que por su envergadura, gravitación económica y social, historial de lucha o alguna circunstancia táctica ocupen un lugar decisivo, sea de modo permanente o por combinaciones coyunturales.

El objetivo sería generar un “escarmiento”, entendido al modo de un efecto disciplinador en el que se sume cierto consenso social a la pura coerción y el desánimo correspondiente a una lucha derrotada. Lo que requeriría que una proporción amplia y visible de la población considere auspiciosa e incluso necesaria la “firmeza” de las autoridades.

Un ejemplo es el de distintos sindicatos de trabajadores de Aerolíneas Argentinas que afrontan un duro conflicto con la empresa, que ya ha dado lugar a medidas de fuerza gremiales y a respuestas empresarias en forma de despidos.

Los grandes medios de comunicación ya generan indicios de que no sólo el gobierno sino espacios de la clase dominante “velan las armas” a la espera de un choque que derrote y desarticule a las organizaciones del sector.

Que en lo posible sea “ejemplarizador” a la hora de paralizar otros conflictos e inhibir nuevas luchas. Y esté al compás de la ira de los usuarios de los vuelos hacia quienes entorpecen sus movimientos y generan “caos”.

Hay preanuncios de que el gobierno espera jugar en el campo del financiamiento universitario una pulseada con puntos de contacto con la anterior. De mucha mayor envergadura y trascendencia comunitaria. Será a partir de la previsible reacción social contra un nuevo veto total. Que parece será una vez más la respuesta del gobierno frente a una decisión del Congreso que no sea de su agrado.

Con los viejos y con los pibes.

Aún en medio de la incertidumbre, la angustia y algunos síntomas de desaliento y dispersión producto de la ofensiva en toda la línea del gobierno y el gran capital, la organización y la lucha despunta con fuerza renovada.

Un resaltado especial corresponde para el despliegue del movimiento de jubiladas y jubilados, que van en camino a convertirse en símbolo de una decidida resistencia que logra pasar por encima de la edad, las dolencias físicas y las dificultades de desplazamiento.

Y supera antiguas divisiones en búsqueda de un accionar unificado que alza sus demandas y enfrenta a la represión. Como dicen muchos de ellos; representan a la generación que luchó desde la década de 1970. Y más tarde continuó haciéndolo bajo las más diversas modalidades y encuadres ideológicos.

El ya anunciado veto a la ley de financiamiento universitario, como ya escribimos, reabre otro frente significativo. Organizaciones de docentes y estudiantes ya piensan en acciones que reediten la gran movilización de abril.

En el camino hacia allí se encuentran una mayor activación del movimiento estudiantil y el afianzamiento del frente sindical de los trabajadores de todos los estratos de la universidad.

Que requerirán estar fortalecidos por la movilización de los graduados de las universidades nacionales; les adolescentes que esperan llegar a los estudios universitarios, padres y madres de los actuales o futuros estudiantes.  Así como la activación solidaria de sindicatos, movimientos sociales y partidos políticos. En definitiva, del conjunto social.

Lo veremos pronto.

Daniel Campione en Facebook.

@DanielCampione5 en X.

Fuente: https://tramas.ar/2024/09/15/un-escenario-de-ofensiva-y-resistencias/?_thumbnail_id=38596


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