Una noticia “bomba” de los últimos días ha sido el inicio de un vínculo sentimental entre el presidente Javier Milei y una conductora televisiva de vasta y prolongada fama.
Las conquistas amorosas de los jefes de Estado son uno de los factores que excitan a las reservas de “analfabetismo político” que atesora nuestra sociedad. Cuando una mujer más o menos apetecible cae en las redes de los titulares del poder político, un estremecimiento de admiración recorre a buena parte de la sociedad. En particular a los varones, pero también hay mujeres dispuestas a celebrar al galán.
Acerca del analfabetismo político hemos escrito aquí y allí nos remitimos para un encuadramiento algo más general del tema.
Ahora nos ocupa que las aptitudes para la seducción de un líder político desatan las miopías y cegueras de este peculiar “analfabetismo”. No importan sus políticas concretas o la ideología que el seductor profese, su conquista lo revelará como un tipo “piola”. Alguien que sabe aprovechar su posición para hacerse querer por algún personaje femenino, mejor aún si es de las que han despertado las fantasías colectivas.
Al “analfabeto” (o “analfabeta”) no se le ocurrirá que haya ningún problema ético o algún reproche moral que hacer. Más bien al contrario, tenderán a pensar que el dirigente en cuestión “la hizo bien”, o más todavía, que “se las sabe todas”.
Los mayorcitos y mayorcitas de entre ellos ya experimentaron algo similar bajo el gobierno de Carlos Menem. Exaltaron las “vivezas” del mandatario riojano. Y pasaban a segundo plano el aumento de la desocupación, el incremento de la pobreza, las privatizaciones escandalosas.
Menem “la hacía bien”. Un poco en broma y un poco en serio proponían “hacerle un monumento”. Sí, la economía tenía sus problemas, reconocían. Lo que no importaba si además de ser gobernados por alguien astuto y amigo de los placeres se podía comprar autos o electrodomésticos en cómodas cuotas.
La sociedad argentina asiste hoy a una nueva ola de devastación. Pero el “analfabeto” le otorga una vez más su confianza a quien la lleva adelante con ominoso entusiasmo: “Tiene guita, tiene mujeres, tiene poder ¡Es un maestro!” Algunes de ellos, todavía en “luna de miel” con quien votaron hace menos de un año en aras de la antipolítica, no se privan de indicar su adhesión con los pulgares para arriba y hasta mascullar un ¡Viva la libertad, carajo¡
Que el gobierno se guarde los alimentos o las frazadas que millones esperan tampoco los perturba. Total, si la “negrada” se solivianta, allí estará Patricia Bullrich para mantenerlos a raya. Y, si es necesario, mandará molerlos a palos hasta que no tengan otro remedio que volverse a sus casas con las manos vacías.
¡A llorar a la iglesia! sentenciarán, mientras ven una vez más por televisión como el presidente le da un beso al “minón” al que ellos seguirán mirando de lejos. “¡Aguante, Javo!”
Veremos cuánto dura el romance. No el del presidente con su nueva novia, lo que poco importa. Nos referimos al del electorado “mileísta” con el autor del “ajuste más grande de la historia del mundo”.
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Fuente: https://tramas.ar/2024/08/16/analfabetismo-politico-y-mujeres-hermosas/