La gran disociación. Por Guillermo Cieza.

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Hoy jueves 23 de mayo la Argentina amaneció con escuelas sin maestrxs, tribunales sin empleadxs judiciales, la universidad cerrada y la provincia de Misiones desbordada por los reclamos gremiales, incluyendo a la policía. El dólar blue seguirá subiendo, y algunos recordarán que ayer se conoció que la actividad económica retrocedió un 8,4% en marzo, y que se dieron de baja 275.000 cuentas sueldo. Sin embargo, para muchos, el comentario del día será el acto de Milei en el Luna Park, y la tapa de la revista Times.

La sociedad argentina vive una enorme disociación entre su realidad cotidiana y una realidad virtual que crean los grandes medios de desinformación y las redes sociales. Una de las notas más destacadas del conflicto de Misiones fue la repetición de testimonios que decían que estaban ganando cuatrocientos mil pesos, o menos, y que con ese dinero no se podía vivir. También decían que necesitaban que sus salarios aumentaran al 100%. Quien pudo escucharlos y se llevó las manos al bolsillo, comprobó que está viviendo una situación parecida. Lo que está ganando está muy por debajo de que necesita su familia. Sin embargo, su respuesta no es la misma que la de los rebeldes misioneros y si lo votó a Milei, lo más probable es que se refugie en el apoliticismo: “los políticos son todos iguales”.

No son todos iguales, pero es indiscutible que después del gobierno de Alberto Fernández y con un candidato como Massa, no había mucho márgen para la esperanza.

En la Argentina se han producido en los últimos meses dos movilizaciones donde se juntaron en cada una alrededor de un millón de personas: La que se hizo en defensa de la educación pública y la del 1 de mayo. Se hizo un paro nacional y como no ocurre en otros lugares del mundo, respondiendo a la convocatoria de tres centrales sindicales se paralizó un país.

Pero ocurre también que Milei llena el Luna Park, con una capacidad reducida a seis mil personas, y deja personas afuera, digamos cuatro mil. Con mucho show y diez mil personas se ocupan medios y redes sociales, para ponernos a discutir si estamos ante la emergencia de un nuevo líder mundial.

Quien se tomó el trabajo de escucharlo al presidente habrá podido advertir que está exultante. El gordito al que le hacían bulling en la escuela, al que su padre calificaba como fracasado, el que fue a estudiar a una universidad privada de segunda, porque para la pública no le daba, el que echaron de la pasantía del Banco Central, ahora es presidente. Y como un nuevo rico que juntó unos billetes y decide viajar a Europa para lucirse con su familia pobre, se puede dar el gusto de hacerse escuchar en grandes foros internacionales, sacarse una foto llorando en el muro de los lamentos y hasta salir en la tapa de la revista Time. Ese es el mundo de Milei, sus fantasías. Si pudo cantar en el Luna Park, porque no puede ser el arquero de la selección argentina. Trabajo para los psiquiatras y psicólogos.

El problema es si nos creemos o aportamos a hacer creer, que estos son los problemas de la Nación argentina, de nuestro pueblo.

En el parlamento sigue boyando todavía la Ley Bases, la misma que aprobaron diputados que, si hay justicia, algún día tendrán que responder a la acusación de “traidores a la patria”. En las calles de nuestro país miles de familia se alimentan de lo que obtienen en contenedores de basura. Millones de personas no llegan a fin de mes y tienen que ajustar el cinturón sacrificando gastos esenciales. Millones de jubilados no tienen dinero suficiente para comprar sus remedios y alimentarse como deben. Cientos de miles de inquilinos no pueden afrontar sus alquileres y están regresando a la casa de sus padres o mudándose a lugares que les ofrecen peores condiciones.

Los buitres internacionales revolotean sobre lo poco nacional que queda en nuestro país para comprarlo a precio de gallina flaca. El mismo ministro que nos endeudó a cien años, ahora pretende que firmemos compromisos con empresarios extranjeros por treinta años, que nos someten a tribunales foráneos.

La gran disociación es como una neblina que nos dificulta la mirada. Pero como le ocurrió al Titanic, detrás de la niebla está el iceberg.

Fuente: https://tramas.ar/2024/05/23/la-gran-disociacion/


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