Todas las voluntades, juntas, sin exclusión
En el entorno de las jornadas con que el proletariado cubano conmemorará el próximo Primero de Mayo, cuando se propone escenificar con redoblado entusiasmo sus tradicionales marchas de reafirmación y compromiso en todo el país, se desarrollará también en La Habana el VI Encuentro Sindical Nuestra América (Esna), un foro devenido espacio común para la acción y articulación unitaria y no excluyente, que involucra a todos los actores sociales de nuestra región con intereses comunes a los de la clase trabajadora. A propósito de esta cita conciliadora de voluntades, enfilada a enfrentar los desafíos que tiene ante sí el movimiento progresista de la región y a juntar voluntades para la batalla común, reflexiona su coordinador general, Juan Castillo Ferreira, histórico dirigente uruguayo del combativo Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT), donde ha sido secretario general en varias ocasiones, además de integrar el Frente Amplio de la nación suramericana.
Los Encuentros Sindicales Nuestra América representan ya una construcción incorporada en el contexto de las luchas sociales de nuestra región. ¿Cuáles, a su juicio, son las principales conquistas de este foro plural?
Considero que el aporte más importante del Esna — en estos primeros seis años de experiencia — es la construcción de la unidad en la diversidad. Hemos demostrado con hechos concretos la posibilidad de forjar o contribuir a la consolidación de un espacio para la acción concertada de todos los sectores del entramado social y popular, con base en el movimiento obrero organizado.
Reconocemos la existencia de distintas visiones políticas e ideológicas en nuestros pueblos, y también la realidad de que hay un segmento muy grande de trabajadores que no se involucran ni participan del debate ni las movilizaciones. Solo si generamos las condiciones para ello lograremos fortalecer los caminos del cambio, los avances y la profundización requeridos. En su declaración de principios el Esna postula la idea de “abrazar todas las formas de lucha y lograr la unidad de acción de todas las organizaciones sociales existentes”.
¿Cómo se traduce este enunciado en relación con procesos como la actual crisis venezolana y los conflictos agrarios en México, Colombia y otros países?
Ambas afirmaciones son válidas, siempre que la rodeemos con la concepción de nuestra clase. La derecha y las clases dominantes también luchan y se organizan; además, disponen de recursos económicos, controlan en gran medida los medios de comunicación y carecen de escrúpulos en su accionar. Los proyectos populares en marcha en Nuestra América, nacidos al calor de Gobiernos revolucionarios y progresistas, son fruto del avance de la conciencia política y síntesis de las movilizaciones y la lucha popular desarrollada contra el imperialismo y el neoliberalismo. Las provocaciones de los sectores más reaccionarios de la oligarquía tratan de impedir el avance y las transformaciones, por tanto, nuestra apuesta es apelar a la unidad más amplia, la movilización y la solidaridad internacional.
¿Qué propuestas enarbolan frente a la contraofensiva de la derecha para impedir los avances democráticos experimentados en varios países del área y las conquistas alcanzadas en ellos por la clase obrera?
Partir de la premisa de que tenemos asignado un papel histórico en el que no podemos ni debemos fallar. Como ya expresé antes, debemos apostar a generar las condiciones para estar atentos y vigilantes, y dar respuestas de masas a los intentos desestabilizadores. Luego de haber sufrido tantos golpes de Estado y dictaduras, y resistido el largo período del neoliberalismo, ahora con la nueva correlación de fuerzas en nuestro continente, se trata de avanzar y profundizar estos procesos.
Pensamos que un elemento clave lo constituyen las herramientas de integración que se han creado: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba); la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur); la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac); y con ellas una articulación social de los pueblos, la clase trabajadora y los movimientos sociales y populares.
Tenemos claro que no podemos volver atrás; al mismo tiempo, sabemos que el imperialismo no duerme y sigue empeñado en recuperar el terreno perdido, ahora bajo la doctrina de “golpes suaves” puestos en práctica con un claro ejemplo en Venezuela.
¿Qué importancia le confiere al hecho de que el VI Esna se celebre en La Habana y en el entorno de la Central de Trabajadores de Cuba? ¿Qué relación guarda esta cita con las provechosas derivaciones en favor de la unidad de nuestras naciones, alcanzadas tras la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac); y qué espera de este diálogo sindical en Cuba?
Esperamos estar a la altura de tan significativas coyunturas. El Esna se debe potenciar, consolidar, pegar un salto de calidad. Cuba, su pueblo, su Gobierno, esta Revolución, son para todos los participantes del evento, y fundamentalmente para aquellos a quienes representamos, motivo de admiración, fuente de inspiración, cantera inagotable de teoría y práctica revolucionarias, socialistas.
La segunda cumbre de la Celac ha sido categórica en reafirmar algunos conceptos básicos, elementales, que los pueblos demandaban. Ahora nos toca a nosotros actuar en consecuencia, y estoy convencido de que a los representantes de las organizaciones de toda Nuestra América, presentes en La Habana, no los defraudaremos.
Quiero se me permita aprovechar este diálogo para saludar a la CTC en su aniversario 75, hacerlo, asimismo, por su brillante Congreso y extender un gran abrazo a todo el pueblo cubano, al que reafirmamos nuestro incondicional apoyo militante para que los tres patriotas que todavía permanecen en las cárceles de Estados Unidos vuelvan pronto a su tierra y a sus familias. Hasta pronto compañeros
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