La agenda que promueve el gobierno y la realidad. Por Julio Gambina.

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Milei presentará su libro “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, de editorial Planeta, el 22 de este mes en el Luna Park, dos acontecimientos que competirán con la atención mediática para disputar consenso político.

Casi en paralelo al Paro Nacional del movimiento sindical, el presidente Milei presentará su libro “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, de editorial Planeta, el 22 de este mes en el Luna Park, dos acontecimientos que competirán con la atención mediática para disputar consenso político.

La realidad del ajuste fiscal sobre la base de menores jubilaciones en el primer cuatrimestre del 2024 respecto del 2023 en casi un 40% se diluye en la discusión sobre las adhesiones a las protestas o al mensaje oficial sobre el debate estratégico entre capitalismo y socialismo, más aún cuando la discusión teórica se orienta hacia la corriente principal de pensamiento, la escuela neoclásica, en el país y en el mundo.

En efecto, Milei pretende discutir el capitalismo actual y retrotraer la situación al tiempo del liberalismo reinante antes de la crisis del 30 del siglo pasado, antes del keynesianismo que se impuso entre los 30 y los 40 del siglo XX; y en rigor, antes de la revolución rusa y el imaginario de una sociedad no capitalista, en la perspectiva propuesta por el socialismo.

La propuesta de Milei no es solo para la Argentina. Por eso, el libro del libertario presidente comienza con sus principales discursos en el exterior, en Suiza y en EEUU, en el Foro Económico Mundial (página 49) y en la Conferencia de Acción Conservadora (página 61).

Hasta resulta curioso que, en el debate teórico, Milei explica su polémica evidenciando sus diferencias con José Luis Espert (página 106 del libro), su principal espada en el Congreso. A Marx lo cuestiona en pocas líneas (página 120), mientras profundiza su crítica a los liberales contemporáneos, muchos de los cuales sustentan las principales ideas que impulsa el gobierno, pero sin la audacia y velocidad que le imprime el gobierno Milei a la regresiva reestructuración del capitalismo local.

Ahí ofrece su modelo de ajuste con consenso para relanzar al capitalismo global a una senda de crecimiento, negada en la práctica con la ralentización de la expansión mundial desde la crisis del 2007/09.

Es un rumbo sugerido a EEUU en su competencia con China y por eso su asociación con Trump y una lógica de afirmación del liderazgo de EEUU y un guiño al principal socio político global: el Estado de Israel.

La lógica de la narrativa oficial apunta a instalar una agenda de debate en la coyuntura que trascienda los problemas de la cotidianidad, los que define el ajuste y la regresiva reestructuración que anticipa la Ley Bases y su reforma del estado, la laboral y previsional, las privatizaciones, tanto como el paquete fiscal y los beneficios a grandes inversiones en desmedro de cualquier iniciativa de expansión de la burguesía local.

Lo que se discute y lo que se esconde en la agenda de la coyuntura es lo que interesa. En la previa al paro y luego, el acontecimiento presentación del libro competirá en la consideración de la discusión en redes y medios.

¿Qué significa el paro desde lo político?

El mensaje del paro remite al ajuste y al costo social ampliado en pobreza, incapacidad de consumo por el bajo ingreso popular, mientras que el discurso presidencial se concentra en un debate “civilizatorio”, privilegiando la disputa en la hegemonía del rumbo del capitalismo.

Según la narrativa que impulsa Milei, lo nuevo es su propuesta libertaria, liberal a ultranza, en tanto modo de vida obstaculizado por el socialismo en sus variantes, en su versión, desde el marxismo al keynesianismo, del populismo al feminismo y al ambientalismo, variantes de las múltiples formas que asumen las concepciones que impiden la voluntad individual y subjetiva de la lógica del mercado, de la concentración de los capitales.

Pese a ello, el consenso político mantiene los niveles electoralmente logrados y desafía interrogarse sobre la ausencia de alternativa política para disputar el sentido social mayoritario para otro rumbo.

La fragmentación social y especialmente política impide frenar el avance del proyecto liberal de la derecha en el gobierno, y convoca a pensar en nuevas tácticas y estrategias de agrupamiento político y social, que habiliten nuevas representaciones e identidades.

Es un desafío de época para atender las demandas del nuevo tiempo, alumbrando un porvenir asociado con renovadas identidades para la transformación social, a contramano del régimen del capital y en contacto con la base conceptual que requiere un “cambio”, según sugiere la voluntad mayoritaria, ahora apropiado desde la ultra derecha liderada por Milei.


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