Primeras Inquietudes
A finales del año pasado, nos aventuramos en llevar adelante un ciclo de conversas que giraron en torno a dos grandes tópicos: la Psicología y el Marxismo. Dos grandes campos de conocimientos que encierran un universos de lecturas y perspectivas, aun así, nos adentramos en la revisión y relectura desde el pensamiento crítico, y sobre todo, desde un pensar y sentir desde Nuestramérica, ese pensar situado que nos permite aunar la teoría con la particularidad, la vivencia y diversidad territorial. Dos campos que aunque parezcan lejanos y desconectados, lógica que impone, sostiene y reproduce la mirada occidental del mundo, impuesta mediante el colonialismo y sostenida por el modelo económico del capitalismo, no lo son, incluso ambos campos constituyen espacios de reflexión, dialogo y acción concretos al momento de pensar en alternativas a los modelos hegemónicos actuales.
Ambos campos han sufrido la fragmentación y la desvinculación de sus aspectos políticos y epistémicos subversivos, se han visto vaciados de todos aquellos aspectos que pudieran tensionar los engranajes del modelo capitalista sostenido en el pensamiento único y dogmático. La psicología en su desconexión del contexto y el vaciamiento de miradas y lecturas que contengan la pluriversidad de nuestros territorios; por el contrario el marxismo, la dogmatizarían y la circunscripción de sus análisis a aspectos sociales, desconectados de los procesos de subjetivación. Es decir, que el primer desafío planteado, fue revisar los campos, problematizar los ángulos desde los cuales estamos pensando y actuando en la vida cotidiana, en nuestros aspectos académicos, investigativos, militantes, estudiantes, entre otros. Pero las relecturas, las revisiones a la luz de las coyunturas actuales no pueden ser individuales y en investigaciones endógenos que se enmarcan en la comodidad y la reproducción del saber geopolítico hegemónico, por el contrario, debe ser en colectivo, abierto a la tensión y la inquietud de la pregunta, de la conversa, a la confrontación real del lugar que están ocupando ambos campos en la desigualdad que habitamos en Nuestramérica, que desde una manera crítica y honesta, deberían inquietar bastante a ambos campos.
En el ciclo se comentaba que el pensamiento único no existe, que si es pensamiento único es dogma, no pensamiento, y que las alternativas a ese único mundo posible instalado y sostenido como dogma, se podría enmarcar en el pensamiento crítico, pensamiento que da lugar a otras experiencias como posibles, a otras historias, a otras formas de vivir y pensar, porque que sea crítico, significa que es un pensamiento situado, en movimiento, en territorio, y si es territorio, ineludiblemente es comunidad. Entonces la revisión, tensión y posibilidad de revisar ambos campos, se enmarcan en una revisión desde el pensamiento crítico, como posibilidad de encontrar en estos campos, saberes que apuntes a la trasformación social, transformación social en términos de igualdad, derechos, posibilidades para los sectores negados y oprimidos, pero también en términos de encontrarnos y dialogar con otras cosmovisiones que desbordan los cimientos epistémicos del campo de la psicología y el marxismo. Esto implicaría no solo revisar el campo, tal vez también desmontarlos y re-diseñarlo desde otros fundamentos ontológicos.
El otro aspecto convocante en el armado del ciclo, es el trabajo inter-disciplinario que venimos realizando, pensar a la Psicología y al Marxismo como dos campos que pueden dialogar, pero ante la mirada crítica de otros campos como la Sociología, Comunicación, Filosofía, Antropología, que permitan ir desdibujando esas fronteras trazadas por la ciencia moderna, por ejemplo en Psicología, en su afán de legitimarla como ciencia, se convirtió en una disciplina donde sus aspectos centrales se encuentran desconectados del cuerpo, la comunidad y el territorio, donde la objetividad se fundamenta en quietarle vida al objeto de estudio, desprenderlo de su dinamismo y su cotidianidad, transformando a la psicología en un campo para la reproducción y no para la trasformación. Así la propuesta se enmarco en el movimiento de los fenómenos y en la coyuntura del contexto, construyendo saberes complejos, integrales, dinámicos y críticos, como forma de reconocer también, las potencialidades que implicaría el dialogo superador entre los dos campos.
Intercambios, interrogantes y esbozos para la reinvención de los campos
A los largo de los encuentros se fueron re-visitando conceptos nodulares de las principales corrientes del campo de la piscología y del Marxismo. Los aportes que se iban compartiendo en el trascurrir de los encuentros evidencian que así como existen diversos marxismos, también sucede con la Psicología y el Psicoanálisis, Alfredo Grande cuando se refería al psicoanálisis, lo sintetizaba en dos grandes dimensiones, el Psicoanálisis del palacio y el Psicoanálisis de la plaza, que evidencian dos lugares políticos y epistémicos diferentes. Ante las capturas del Psicoanálisis por la Burguesía, poder re-leerlo implicaría poder recuperarlo como teoría de liberación del sujeto social y político decía.
Otros aspectos que se desprenden de los intercambios, es el lugar de la subjetividad en el campo de la psicología, la relación existente entre subjetividad y Marxismo. Alfredo Grande proponía la relación entre subjetividad y Marxismo, en el marco del pensamiento crítico, es decir, un pensamiento que contempla la diversidad. La subjetividad, definida como el decantado identificatorio de la luchas de clases según Alfredo, se constituye en la lucha de clases y en su dinamismo, y se desarrolla en tres momentos, la subjetivación (fuerza Instituyente, los acontecimientos, donde repensamos lo viejo, donde se cambia el horizonte de lo posible), la Subjetividad (cuando se logra cierto nivel de permanencia) y la Subjetividad Cristalizada (cuando no presenta lugar a otras posibilidad ni se repiensa, la mayoría de los políticos por ejemplo).
Todo el proceso situado contextualmente en una cultura represora, que mediante los mandatos erigidos como constructos sociales, se oponen al deseo, de esta manera, los mandatos se van imponiendo y constituyendo como deseos, se naturaliza, se termina deseando el mandato y se produce la alienación total del sujeto. La posibilidad de revisar los deseos, el placer, la motivación, entre otros, representan las tensiones a disputar frente a la cultura represora.
También Oscar Sotolano, mencionaba como repensar estos grandes tópicos en las luchas actuales, entendiendo que el mismo Marx en el Capital, pronostico varias de las crisis por las que estamos atravesando. El pensamiento crítico desde la teoría Marxista, no es otra cosa que una praxis, una subjetividad construida en los movimientos de los lazos sociales. El psicoanálisis mencionaba Sotolano, sería la historia de las construcciones subjetivas desde los procesos sociales, y en ese marco, el psicoanálisis es social por definición. La muerte es el modo de vivir del capitalismo, y el odio implantado desde las tecnologías en formatos de comunicación, un modo de vivir del capitalismo, no el odio como sentimiento humano, sino como implantación del sistema capitalista. También Alejandro González en su lectura de Lev Vigotski, nos mencionaba como se ha intentado quitar todos los componentes de Marxismo para leer a Vigotski y que por ejemplo este autor, no puede leerse sin la influencia Marxista, de esta manera, el saber hegemónico se ha trasformado en su saber libresco, un pensar como sinónimo de un índice, herencia de un modelo repetitivo que impone el pensamiento religioso.
Por último, también se trajeron los interrogantes de los diálogos posibles entre la psicología de la liberación y algunas lecturas Marxistas latinoamericanas, poder repensar la psicología a la luz de autores/as como Ignacio Martin-Baro, Silvia Rivera Cusicanqui, entre otros/as, y la posibilidad de situar la lectura de ambos campos en contexto Nuestroaméricano permite evidenciar el carácter colonial que ambos campos expresan en sus versiones hegemónicas.
Retomar la categoría de liberación en términos epistémicos y políticos, permite repensar ambos campos, en sus universalismos que se desprendes de una sociedad occidental particular y que se muestra-impone como universal, obturando la diversidad de territorios, historias y cosmovisiones de nuestra región. Tal como afirmaba Oscar Soto, en qué medida lo estructural-contextual dialoga con la subjetividad, pero en un aquí y ahora, con lo que se está produciendo en la actualidad, con los movimientos sociales en resistencia, y no solo desde una lectura académica, por el contrario, con saberes y prácticas de diversas comunidades y cosmovisiones.
La psicología debe pensarse en dialogo con otros saberes y otros campos, y el marxismo debe recuperar la dimensión subjetiva en sus análisis, no solo circunscribirse al análisis económico, también comprender como influyen las luchas de clases, las resistencias, las disputas y las alternativas al orden vigente en las subjetividades.
Apuntes sobre otros caminos para la transición
El ciclo de Marxismo y Psicología abrió una diversidad de lecturas y caminos para seguir abonando la discusión respecto al lugar que ocupan ambos campos en la transición económica, política y subjetiva en nuestramérica, pero en un intento de trascender las lecturas repetitivas, hegemónicas y funcionales a las estructuras vigentes. Para ello, se hace indispensable revisar y releer el origen de los campos, sus dogmatizaciones, la formación de sus escuelas, sus formas de legitimarse en la geopolítica del conocimiento, sus herencias coloniales, y ponerlas a dialogar con saberes populares e indígenas, movimientos sociales históricos y actuales. El dialogo entre ambos campos, nos invita a seguir tensionando las fronteras que construyen las disciplinas y los campos de estudio, que fragmentan y distorsionan la realidad, transformando la realidad dinámica, viva, histórica, en un objeto de estudio parcelado, descontextualizado y sin vida, así la psicología en su pretensión de pureza científica, enajeno al sujeto de sus territorios y sus variables económicas y políticas, primando teorías universales y occidentales, por otro lado, el marxismo priorizo un enfoque económico y estructural, relegando en sus análisis las variables culturales y subjetivas, en ese sentido, ambos campos puede dialogar tensionando sus fronteras, sus líneas divisorias, y repensar el lugar que ocupan en la reproducción del sistema capitalista.
La posibilidad de pensar en teorías y marcos referenciales locales, como puede ser la Piscología de la liberación, comunitaria, critica y recuperar algunos desarrollos de los marxismos latinoamericanos, nos siguen desafiando a construir campos integrales y dialógicos. También en dialogo con los saberes locales y con los movimientos en resistencia, como los movimientos ambientalistas, feministas, ancestrales, como formas de re-significar y actualizar los campos de estudios a la luz de las coyunturas actuales.
La psicología como el Marxismo siguen siendo campos imprescindibles para la trasformación social, pero para eso, deben constituirse en campos que se involucren en las disputas y tensiones que llevan adelante los pueblos contra el capitalismo del despojo, el capitalismo del pensamiento único, el capitalismo de la ciencia hegemónica vigente, que encuentra su mayor fuente de reproducción, en las Universidades. Tal vez siendo campos que se desprendan de la práctica, que puedan incorporar los saberes, dolores, sufrimientos, desposesiones que viven los pueblos, pero también sus esperanzas y sus resistencias, puedan elaborar una agenda desde los pueblos y no desde el Estado, Universidad, Corporaciones, entre otros, que generalmente, reproducen una agenda que responde a los intereses de la geopolítica del conocimiento.
Hugo Adrián Morales es Doctor en Psicología. Docente de la Facultad de Psicología de la Universidad
Nacional de San Luis. Integrante Centro de Pensamiento Crítico Pedro Paz.
Articulo publicado en Boletín Transiciones nº28.