Ignacio Martín-Baró desde la economía política.

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 (No hay proceso de emancipación que trascienda cuando el pensamiento y la práctica del hombre nuevo están ausente)

Por Enrique Elorza[1]

8 de Noviembre 2019

En el homenaje a Ignacio Martín-Baró[2] que se está realizando en la Universidad Nacional de San Luis, por iniciativa de la Cátedra Psicología de la Liberación de la Facultad de Psicología, es oportuno   expresar desde estas líneas el vínculo que hay entre sus ideas y prácticas con la economía política. Vale mencionar que la época y lugar en que  Martín-Baró fue protagonista con sus ideas y prácticas sociales entre las décadas del 60 al 80 en el territorio latinoamericano,  la economía política se nutrió de múltiples aportes de otras disciplinas,  de diferentes prácticas políticas  que se expresaron bajo la denominación de la “teoría de la dependencia”, entre otras corrientes del pensamiento de época, “cruzándose” con realidades sociales, políticas y económicas,  que dieron lugar al surgimiento de otro movimiento, denominado, la teología de la liberación. Ambas corrientes atravesadas por las  causas de la explotación y desigualdad en el mundo. En simultáneo, y  a partir de la revolución cubana, la categoría de hombre[3] nuevo adquiere una dimensión específica en conexión temporal  con la teología de la liberación, contribuyendo  a repensar en una economía política diferente. Es una época en que se constituyeron múltiples frentes, movimientos, gobiernos identificados bajo la consigna de la  “liberación nacional”, en referencia a la opresión del imperialismo norteamericano y sus monopolios.

  1. Acerca del recorrido que haremos en estas líneas

 Interesa poner en diálogo el ideario y práctica de vida de Martín-Baró, al ubicarlo como seguidor e impulsor de la teología de la liberación, abrazando a la  psicología social latinoamericana, su compromiso con la situación social, que nosotros la vinculamos  con la economía política en la transición[4]. Para ello se aludirá a los nexos, entre la teología  de la liberación, la teoría de la dependencia y el lugar que le cupo a la economía política en el clima  de época de aquellos años. Nexos productos de prácticas en territorios próximos o yuxtapuestos con realidades comunes.  También para repensar la vigencia de la categoría del hombre nuevo en las iniciativas de emancipación.

El título de estas líneas pretende  poner en tensión la categoría economía política. Esto es así ya que,  a partir  de  la universalización del sistema capitalista mundial, desde la academia, centros de formación, difusión y de poder,  se “institucionalizó” un cambio en  el nombre de la disciplina que fue algo más que simbólico, dejando de lado la impronta dada por los clásicos, como es el caso de Adam Smith o el propio  Carlos Marx. De esta manera la economía política queda  reducida con el nombre “economía” ocultando su origen social, político y filosófico  para ser estudiada y aplicada a través de la política económica, como una “técnica”. El objeto de estudio de la economía política básicamente comienza a centrarse en  resolver los problemas inherentes a cómo  maximizar el lucro de las actividades económicas, poniendo especial interés en el  desarrollo del individualismo como parte del éxito en la sociedad, garantizando la propiedad privada, y la urgencia en ir construyendo en todos los procesos de trabajo mayores productividades para beneficio y usufructo individual, privado, sin pensar en  la productividad social para beneficio de la comunidad, para acercarse a la igualdad, con solidaridad y no con  explotación de la fuerza de trabajo. Posibilitando  avanzar en un proceso de mercantilización ascendente de la actividad humana, que hace que  la reproducción de la vida  deja de ser el centro de estudio y objeto de investigación. De este modo las “ciencias económicas” encapsulada como una técnica, deja el lugar de donde nunca se debió ir. Es de decir de las ciencias sociales. Las universidades públicas y privadas  en su mayoría son cultivadoras de esta visión sistémica de la economía, entre otras instituciones.

Con el avance del  desarrollo del sistema capitalista se impone el sentido común, que de apoco fue siendo colectivo, el cual busca que desde la “sociedad civil” se vaya  aceptando como natural que la organización de la vida cotidiana en la sociedad deba estar dada por el mercado, ámbito este en el cual, a través del  sistema de precios se “autorregulan” las necesidades de las personas, Polanyi (2007:118). La economía política al ser “capturada” por los intereses hegemónico de época en época, fue adscribiéndose a diferentes políticas, desde el liberalismo, neoliberalismo hasta el desarrollismo y neodesarrollismo,  pero bajo un denominador común, estos es la  maximización de la ganancia, libertad de mercado,  propiedad privada y el individualismo como condición de progreso. Es la visión del hombre económico.

El desarrollo del sistema capitalista y el impulso dado a la modernidad eurocéntrica, que termina colonizando  nuestro continente, llevó a América latina y el Caribe a un proceso muy temprano de exclusión y marginación social, de concentración de la riqueza,  desempleo, subempleo, pobreza consolidando sociedades de agudas asimetrías sociales, políticas y económicas. La riqueza de nuestro continente contribuyo a sangre y fuego  al crecimiento del mundo industrial. Fue un proceso de exterminio y saqueo. Es lo que denominara Cueva (1977:13) que el “hecho colonial” en América Latina  es la acumulación originaria en escala mundial, que significó un proceso de “desacumulación”,  condenando a la desigualdad a uno de los continentes más ricos del planeta.

  1. Teología de la liberación y teoría de la dependencia

En los años 60 la pobreza y exclusión social se hace inocultable. Siendo  producto de las políticas coloniales e imperialistas de los países centrales, industriales o desarrollados como se los suele identificar. Es muestra de lo que el desarrollo capitalista logro. Grandes asimetrías en los diferentes órdenes de la vida en gran parte del mundo, en particular en Latinoamérica y el Caribe. Dicho en otros términos, países centrales con usufructo de todos los adelantos tecnológicos de la modernidad con plena capacidad de dominio de los  recursos necesarios para consolidar una sociedad de consumo  para pocos, avanzando hacia la dominación de los países identificados como periféricos o subdesarrollados, según el lenguaje colonial, mediante la implementación de  grandes monopolios u oligopolios para el dominio de la producción, distribución, como así también para el desarrollo y control tecnológico y militar.

Es ante  esta matriz de dominación que se va construyendo un nuevo proceso de resistencia conformado de muy diversa formas y contenido, atravesando a la política, a las cuestiones  militares, también en lo económico, social y religioso. Es una época de grandes convulsiones sociales en todo el mundo, desde Vietnam a Latinoamérica. La teología de la liberación y la teoría de la dependencia, se la debe analizar a nuestro entender desde esta perspectiva considerando el contexto de la época. Son respuesta desde la práctica y de  la observación de una situación social apremiante para las mayorías populares.

**Quienes se adscribieron  y dieron vida a  la teología de la liberación de aquellos años, en consonancia  con múltiples manifestaciones y movimientos de liberación nacionales, fue en  rechazo y oposición a una política imperial de dominación y exclusión. Es a partir de la finalización de la segunda guerra mundial que van germinando una nueva practica desde la teología,  consolidándose luego del  Concilio Vaticano  Segundo en los años 60. La teología de la liberación es un gran movimiento de praxis en procura de  estar y  acompañar a los pobres, la búsqueda de organizarse dentro de comunidades de base, promoviendo la liberación política, social y económico. Se trata de un movimiento que lucha, haciéndolo de múltiples maneras, con  diferentes pertenencias políticas y de lucha  para la eliminación de la “explotación y desigualdad en el mundo”. Al decir del Sacerdote Rodríguez la teología de la liberación surge en respuesta a la situación en la que vive gran parte en Latinoamérica”[5]. Rubén Dri[6] señala que a mediados de los 60 era un “hervidero de movimientos sociales, políticos, guerrilleros”, en respuesta a la dominación capitalista. Destaca que la teología de la liberación surge en los barrios, en la práctica, a lo que luego se va agregando diferentes desarrollos teóricos. Es un proceso de reformulación del cristianismo en función de los procesos políticos y sociales.   Hay múltiples experiencias y referentes en toda Latinoamérica en que estuvo presente este movimiento.  Ignacio Martín-Baró[7] fue parte de este movimiento desde Centro América y El Salvador,  también en  Nicaragua con los hermanos  Ernesto y Fernando Cardenal,  en Brasil con  Hélder  Câmara, o en Colombia con Camilo Torres[8], en Argentina, Mugica, Angelelli, también  identificados como curas del tercer mundo,  entre otros casi imposible de enumerar.

**La teoría de la dependencia puede ser ubicada como un movimiento de intelectuales y políticos que confrontan con las ideas vigentes de esa época. Por aquel entonces prevalecían las ideas plasmadas en diferentes políticas en el orden mundial y nacional, en que se asociaba al crecimiento económico con el desarrollo de las sociedades. Las ideas prevalecientes  no dejaban  ver, de manera intencional, que el desarrollo o crecimiento económico de las naciones más ricas eran parte de la causa del subdesarrollo y dependencia de los países periféricos latinoamericanos. La teoría económica no reparaba en estos temas, correspondían a otros campos disciplinares. Así se lo expresaba.

Contemporáneamente con el surgimiento de la teología de la liberación,  se fue construyendo una corriente de pensamiento teórico y  político, ubicados dentro del  marxismo, entre otros: Theotonio dos Santos (2002), Vaina Bambirra (1974), Ruy Mauro Marini (2007) y Agustín Cueva (1977), quienes  logran dar una explicación y comprensión de los problemas del desarrollo, subdesarrollo y la dependencia que generan los países centrales hacia los países periféricos.  Hacen  hincapié estos autores con sus particularidades, señalando que  el sistema capitalista, al menos una de las condiciones de su existencia, como sistema mundial de producción, es la  necesidad de  la existencia,  y de allí las políticas desde los países centrales,  para consolidar el subdesarrollo y la dependencia.  Martín-Baró (2006:7), señala que la teoría de la dependencia es “un esfuerzo original de la sociología latinoamericana“. Al mismo tiempo surgen otros intelectuales que  observan y llaman la atención a los  fenómenos antes aludidos, pero sin cuestionar la lógica y la  vigencia del sistema capitalista en sí. Esta es la postura que asumen una corriente de intelectuales, que no están dentro de la corriente de pensamiento de la teoría de la dependencia, y que tiene también un protagonismo destacado, tal es el caso de  Prebisch en el seno de la   Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),  Fernando Henrique Cardoso, José Serra,  y  Celso Furtado, en Brasil o en Argentina, Aldo Ferrer.

Los nexos entre la teología de la liberación y la teoría de la dependencia son muchos. Sin embargo nos interesa trae aquí  dos cuestiones. El movimiento político de época y el protagonismo de las ciencias sociales. En cuanto a lo primero cabe destacar que fue una época de gran avance en nuestro continente de gobiernos populares con características diversas, de desarrollo de una conciencia política latinoamericana que contribuyo a pensar en la descolonización con sus particularidades  de cada caso. Fue un movimiento político que dio lugar a múltiples espacios de discusión y aprendizaje. Fueron prácticas de diferentes expresiones y con logros distintos, pero teniendo en común el hecho de buscar poner freno al avance imperialista y rescatar grados de autonomías. La teología de la liberación fluía y estaba de manera colectiva dentro de diferentes movimientos sociales, político y de liberación nacional, siendo el común denominador enfrentar la pobreza. Es una etapa que fue registrada por  la literatura, el arte, el cine y el boca a boca, logrando  enriquecerla,  dando lugar a que el protagonismo de ese colectivo que participaron en aquel entonces, al día de hoy, es tomado en muchos casos, como una referencia de época significativa, orientadora y ejemplificadora. En tanto que las universidades y la ciencia adquiero un singular protagonismo. Se abrieron espacios de estudios, de investigación y contacto con la comunidad en la búsqueda de una universidad abierta y al servicio de los pueblos. Fue un momento en que el desarrollo teórico y la praxis convergía en lograr un cambio. Los desarrollos teóricos de la teoría de la dependencia traspasaron y penetraron a otras disciplinas de las ciencias. Otro tanto fue con la teología de la liberación. Época en que la categoría del hombre nuevo fue tomando diferentes dimensiones a partir de la experiencia de la revolución cubana. Categoría  que ponía en tensión al pensamiento convencional de época y a la institucionalidad que estaba a sus alrededor, más aún ante la mera enunciación de una conjunción entre  cristianismo y marxismo.

Hoy mirando hacia aquel pasado cercano y que cada tanto se nos viene encima, se puede observar los nexos que dieron origen a aquellas prácticas y desarrollos teórico que estaban en la búsqueda de otra forma de organizar la sociedad. Desde la teología de la liberación y otras corrientes de pensamiento,  el acento estuvo puesto en el ser humano, la solidaridad y en encontrar respuesta desde la ´política para  salir de la pobreza, entre otros tantos propósitos de aquella gesta de prácticas y desarrollos teóricos. La teoría de la dependencia, entre otras corrientes del pensamiento de  aquellos años, logro rescatar a la economía política, incorporando en su objeto de estudio e investigación al conflicto social, la desigual como producto de la organización social, entre otros aspectos. Supo identificar las nuevas relaciones de dependencia y de explotación a la luz de un capitalismo moderno, a partir de lo desarrollado por Carlos Marx. El impulso dado de aquellos movimientos estaba puesto en una dirección en búsqueda de la igualdad, solidaridad, de una ciencia y educación al servicio del pueblo.

Concluyendo este  apartado, también hay que decir que con sus aciertos y limitaciones se generó un gran movimiento que se lo identificaba  como de  “liberación” que atravesó a toda la sociedad e institucionalidad de aquel entonces. Fue un gran sacudón a lo establecido. La teología de la liberación y la teoría de la dependencia,  pusieron en jaque, en articulación con los diferentes movimientos políticos y sociales, y en algunos casos de gobiernos, a gran parte de la sociedad acomodada y su superestructura. El poder hegemónico global, en alianza con los sectores nacionales privilegiados, ponen freno a los intentos de autonomía que se iba gestando en esos años, tales como Guatemala 1954, Cuba 1959, diferentes movimientos emancipatorios (Venezuela, 50/60) en Latinoamérica en la década del 60/70, Perú 1968 (Velazco Alvarado), Panamá 1968 (Torrijos), Bolivia 1970 (Torres), Chile 1973 (Allende), Argentina 1973 Nicaragua 1978/2007 (FSLN), entre otros casos.

La respuesta fue directa y sin ningún reparo. Se restablecieron las intervenciones militares. La militarización fue la respuesta del imperialismo en acuerdo explícito e implícito de  sectores locales y regionales. Golpes de estado, terrorismo de estado, muertos, desaparecidos, cárcel, exilio  y guerra civil (El salvador 70.000 muertes). En la lamentable lista de muertos, desaparecidos, exiliados y  encarcelados, centenares militaban la teoría de la dependencia y la teología de la liberación, entre ellos Pedro Paz que sufrió la cárcel, y   que lleva el nombre del Centro que desde mayo de 2017 nos cobija en un gran colectivo.

  1.  La Ciencia y la educación al servicio del interés hegemónico

Varios son  los aspectos a tener en cuenta al momento de realizar una reflexión en relación a este tema y su vínculo con lo expresado en los apartados anteriores. Es oportuno hacer explícito algunas cuestiones, que naturalmente son puestas para el debate y la reflexión. Recuperar una ciencia y educación que contribuya a una reproducción  de todas las especies con vida de este planeta, no es un tema ajeno a lo que estamos hoy haciendo. Es decir  un homenaje a Martin-Baró, a su entorno de época, a la confluencia de prácticas de aquel entonces,  lo que dejó   esas experiencias, y las cosas que quedaron en el camino. En tal sentido, parte de lo que no se puedo resolver en aquellos años, o no se lo tuvo en cuenta, hoy exige desde la universidad pública, entre otros ámbitos,  hacer el esfuerzo de contribuir a resolver cómo hacer para que la ciencia y la educación no esté al servicio del interés r hegemónico

Hoy producto de la contraofensiva del poder hegemónico en sus diferentes manifestaciones, que se dieron en la mayoría de los países de este continente a partir  de la década del 70 y los 80, múltiples fueron sus consecuencias y que al día de hoy están vigente y que se lo puede apreciar en el orden social, político, científico y educativo. En este homenaje a Marín-Baró es una ocasión para al menos titular algunos desafíos. En Argentina, y me animo a decir en muchos otros países, uno de los logros del golpe militar de 1976 y que muy poco se habla es que, con el devenir de la etapa de gobiernos constitucionales a partir de 1983, al sistema capitalista no se lo discutió más, ¿por qué será? No es un tema que se encuentra en las prioridades pública, privada, de ONGs, ni forma parte de un tema de interés de la mayoría de los partidos político con representaciones parlamentarias en sus diferentes niveles. Un segundo aspecto es que aún en la alternancia constitucional en nuestro país, no hay coincidencia en la formulación y aplicación de un modelo productivo social que vaya al fondo, en temas como la pobreza, o la de una perspectiva próxima a un Buen Vivir. Pareciera ser que la profesionalización de la política, heredada, cultivada y practicada desde los años 1976 hasta el presente, aún no pone el ojo en los límites del sistema capitalista.

Expuesto el tema de esta manera interesa traer parte del pensamiento liberador de  Martín-Baró en relación a los problemas de la economía política y de las ciencias sociales, que en parte hoy, están representadas en este simposio-conversatorio que estamos compartimos varias de las disciplinas que la conforman. Interesa en este momento hacer explícito un problema que es bien básico y obvio, pero el sentido común que hoy nos domina, logran “demostrar” todo lo contrario. La economía política se la aprende, se la enseña y se la difunde desde un paradigma, en primer lugar, bajo la departamentalización de las ciencias para no comprender  al mundo. Esto implica la presencia de la  disociación disciplinaria que existe al momento de abordar un problema concreto de la realidad. Se actúa razonando desde las ciencias por separado ante un objeto de estudio o un problema por resolver. Así, la ideología queda en un lugar subalterno ante el convencimiento del pensamiento vigente, aceptado casi universalmente, de que el lucro es el ordenador de los problemas en la sociedad y que los problemas por abordar de la economía política pueden ser estudiados de manera independiente de lo social, político, militar y de la geopolítica de la dominación. En segundo lugar la prevalencia del pensamiento hegemónico de los países centrales,  obra como condicionante. Es la presencia casi institucionalizada del pensamiento hegemónico de los países centrales como ordenador de las ciencias. Esto ha llevado a incidir muy directamente sobre el contenido de la producción del conocimiento, pues pasan a ser textos de referencia en nuestras universidades con su incidencia inevitable en los programas de estudio de grado y posgrado. Y en tercer término cabe señalar a los  actores situados en la economía política, nos estamos refiriendo a la formación profesional, que en general resulta de la academia. Se trata de una formación como actores no situados en el proceso de producción, distribución y consumo. En general la formación está orientada a concebir un profesional ajeno, en su pensamiento y acción, al mundo que lo rodea al momento de su práctica social, en el sentido de no considerarse necesaria la reflexión sobre la complejidad de las fuerzas sociales, sus conflictos e intereses y del contexto en el que le toca actuar e intervenir. Más bien su formaciónes para sostener el sistema vigente como “lo natural”. Es una formación con mucha presencia de instrumentalismo con sentido utilitario, lo que comúnmente se denomina contar con la “caja de herramientas” para dar soluciones a los problemas. Formación esta que involucra también a  otras disciplinas.

En síntesis, se trata  de un  pensamiento acrítico-funcional al poder hegemónico que tiene una fuerte presencia en el campo de la educación pública, en la vida institucional y en la dirigencia en general. Aún hoy la vigencia del pensamiento neoliberal en los ámbitos en donde está presente el poder real sigue siendo un paradigma que es emulado, más allá de matices, de ciertos pronunciamientos que discuten algunos aspectos teóricos y cuestionan ciertos resultados de este paradigma.

Dicho esto y de manera sumaria es oportuno agregar el grado de complejidad en el cual se está hoy ante un nuevo estadio del desarrollo del sistema capitalista con sus extraordinario logros tecnológicos y mejora en la calidad de vida material, segmentada y acotada, y con consensos que periódicamente se van renovando para ir en ese rumbo. Complejidad que debe aunar nuevas reflexiones para encontrar respuesta desde la política para incidir en las transformaciones necesarias para un cambio de dirección. A la teología de la liberación, a la teoría de la dependencia hay que recrearlas, sin perder de vista aspectos fundacionales que hacen al núcleo en la construcción del hombre nuevo. Quisiera sintetizar parte de esta  “nueva complejidad, que se agrega a la dramática realidad social de aquellos años 60 ya mencionada, a partir de lo expresado por   Boron (2009: 30/31) al explicar hacia dónde va dirigida la crisis del capitalismo y por lo tanto de la humanidad, denominando el autor  a este fenómeno como  “crisis civilizatoria”, la cual tiene un alcance planetario,  y se la puede desglosar en  una crisis energética, climática, del agua y alimentaria. O en términos de Fernández Durán (2011:45) que alude a la quiebra de la reproducción social y la crisis de los cuidados, los grandes olvidados, en alusión al “conflicto creciente entre la lógica del capital y la lógica de vida”. Con lo cual el capitalismo global  con sus efectos, nos debe convocar desde este espacio a  expresar la necesidad de pensar y actuar en la búsqueda de otra organización social en la cual el ser humano sea parte de un sistema diferente, aunque aún no sepamos cómo será y cómo se construye.

4. De la teología de la liberación y teoría de la dependencia a las alternativas de hoy  y sus  desafíos.

Retomando lo expresado al final del apartado anterior, nos interesa focalizar la atención en dos cuestiones. Por una parte, mirar un poco en el presente  para ayudarnos a reflexionar y comprender, las ideas y prácticas de aquellas “liberadores” traídas a hoy, a partir de algunas experiencias en latinoamericana en búsqueda de otra organización social. De manera sumaria haremos referencia a algunas observaciones a partir de  un estudio[9] realizado entre los años 2011-2018 de los procesos de Bolivia, Cuba, Ecuador y Venezuela, señalando algunos puntos para discusión y profundización en los estudios de transición, como también de tres categorías de alta complejidad. Y por otra parte, abordar esta complejidad  volviendo a Martín-Baró (2006: 9) cuando hace explicito  algunos  puntos  que en nuestro análisis lo hacemos extensivo a la economía política, .para ponerlo en dialogo con los problemas y respuestas de ayer  pensando en el hoy.

  • Experiencias contemporáneas para reflexionar acerca de las “crisis en las alternativas” en Latinoamérica

**Ocho puntos para aproximarnos a algunas cuestiones en las transiciones, Elorza (2019:395)

Del estudios antes aludido referido a los países de Bolivia, Cuba, Ecuador y Venezuela, se titulan algunos temas propias de las crisis de las alternativas, las cuales nos interpelan para avanzar en el cómo avanzar para salir e ir hacia otro tipo de organización social

Las especificidades de las políticas de transición. Se trata de rescatar y aprender de las diferentes experiencias de época en épocas, que pueden tener rasgos comunes, pero la especificidad de cada proceso es relevante para su comprensión.

Las prácticas de las transiciones. La importanciaen identificar las  prácticas de cada experiencia para nutrirnos de todo lo que pasó y pasa en cada una de ellas. Es como una focalización en particular dentro del expuesto en el punto anterior. Son las semillas de otros procesos

Las regularidades inherentes a los avances y retrocesos de estas experiencias. Las regularidades tienen que ver con identificar cuáles han sido o son las acciones y reacciones, entre las partes antagónicas en cada caso, frente a las prácticas de políticas alternativas que se llevaron a cabo.

Los logros y fracasos como parte del legado de cada proceso. Lo significativo que es reparar y conocer de manera particular los logros y fracasos de cada experiencia. Son producto de una lucha de procesos por la resistencia a la dominación imperial que deja grandes enseñanzas.

Una conciencia colectiva que acompañe y se comprometa con las alternativas que se proponen.Se trata de entender de la importancia en la  construcción y el desarrollo de una conciencia colectiva para transformar la actual sociedad capitalista en un desarrollo alternativo al vigente. Esto es parte esencial en los procesos de transición. Sin embargo el desarrollo de la conciencia colectiva es un proceso complejo y que no admite un único camino.

El interés y accionar del poder hegemónico del capitalismo. Este tiene un dinamismo extraordinario. El poder en sus diferentes facetas ha buscado y logrado penetrar en el sentido común de la población, en diferentes direcciones, y hasta ahora, con mucho éxito. El objetivo de ese poder es mostrar a cada proceso de cambio como una derrota para la sociedad.

Salir del encapsulamiento de prácticas políticas funcionales al capitalismo. Es preciso repensar cómo salir del “encapsulamiento” en sus posturas primogénitas y partidarias de la política tradicional. Esto es lograr que en los movimientos populares que se expresan mediante diferentes representaciones partidarias, no queden presa de su matriz original.

No hay proceso de transición y emancipación que trascienda cuando el pensamiento y la práctica del hombre nuevo está ausente. Todas las acciones y prácticas en la búsqueda de salir del actual sistema serán insuficientes, si en las prácticas políticas de los procesos de transición no se vuelve a incorporar la concepción del hombre nuevo a la par del desarrollo material de la sociedad.

**Tres categorías de alta tensión y complejidad que fueron recorridas en el estudio mencionado y no cabe duda de su complejidad para comprender las alternativas. Dejamos algunos interrogantes:

–Transición y emancipación: cómo seguir construyéndola, cómo hacer para que haya un mayor involucramiento, cuanto hacemos desde nuestros espacios para construir alternativas. ¿La universidad, desde  el legado de Martín-Baró, qué se puede organizar?

–Imperialismo y poder hegemónico: No es una categoría de interés general en grandes sectores de la población. Cómo contribuir a que se comprenda que es una gran limitación no ver a esta categoría como un problema para los cambios que se buscan. Desde el aula, desde el proyecto en que esté u organización de pertenencia, ¿cómo lo podríamos abordar?

–Estado liberal democrático: es donde estamos… ¿es necesario cambiarlo?, que  nos da  y qué nos quita cuando buscamos emprender cambios para  salir de la lógica del individualismo, del lucro como único motor para organizar nuestras vidas, es realizable en este esquela institucional. ¿Cómo discutirlo y ponerlo en tensión en donde participaríamos?

 En los ocho puntos que destacamos en este apartado, así como las tres categorías mencionadas, buscan expresar,  la complejidad con sus dimensiones y alcances para las alternativas. Nos exige ampliar los estudios y las prácticas de la transición. Nos muestran los avances y retrocesos, los desafíos y sus tensiones. Nos pone en evidencia la necesidad de conocer más y estudiar estos temas, también recuperar la memoria, al decir de Martín-Baró.

  • Recuperar a Martín-Baró en momentos que se requiere mucha reflexión

Al respecto nos ayudamos con dos  cuestiones que plantea Martín-Baró, en el  escrito mencionado al inicio de este apartado. Me refiero a lo que él titula como carencia de una epistemología adecuada y tres tareas urgentes. Digo esto porque el pensamiento de Martín-Baró nos puede ayudar a ver  por donde “destrabar” estas complejidades y aproximarnos a su comprensión del laberinto que implica buscar otro modo de organización social. En este sentido los procesos de  transiciones en la búsqueda de ir hacia otro lugar, se suele transformar generalmente en procesos largos y complejos como se ha estado señalando. Es por decirlo figurativamente un laberinto. Siempre se busca salir de la crisis dentro del sistema capitalista. La matriz de la crisis de las alternativas que hemos presentado, en parte con los ocho puntos y las tres categorías  que se mencionaron,  se parece a un laberinto, en el sentido que los movimientos que construyen las alternativas en procura de encontrar otra dirección para salir del laberinto capitalista, éste pone en marcha las acciones necesarias de los núcleos de dominación para garantizar su reproducción. Y dada la complejidad que significa salir hacia otro sistema, la salida que “ofrece” el sistema vigente es mediante políticas que fortalezcan al sistema de dominación, a través de prácticas dentro del capitalismo, sean estas neoliberales o neodesarrollistas. La crisis de las alternativas se da al no poder avanzar en romper parte o toda la hegemonía del sistema que siempre busca reorientar ante cada iniciativa que pretende modificar la dirección del desarrollo de la sociedad, hacia el lugar “natural”, esto es el mismo capitalismo, con su vitalidad y renovación dinámica que siempre lo ha caracterizado.

Muchas son las limitaciones. Sabemos que no es un problema teórico, parte del problema es no comprender como es el ser humano, como se construye su subjetividad, como es el proceso del conocimiento del mundo, como están situados los intereses en pugna y cómo estamos nosotros dentro de ellos. Esto está en el pensamiento de Martín-Baró y su colectivo, que dieron varias pistas para ver  cómo ir hacia  esa construcción tan necesaria. Para desentrañar este fenómeno hay que aceptar que se trata de  fuerzas sociales en pugna. Unas con toda la capacidad, poder e innovación con que cuenta el sistema capitalista que construye sus políticas para generar una única salida, más allá del nombre o color partidario de quién llega al gobierno, induciendo y permitiendo siempre aquella reproducción de la sociedad que sea funcional a los fines de los intereses del núcleo de dominación de época. Las otras fuerzas construyendo permanentemente alternativas para salir del sistema, otras en determinadas circunstancias acompañan en parte el proceso, no ven posible o necesario que esté afuera del sistema la alternativa. También estas últimas, suelen ser de alta densidad. Tienen sus argumentaciones con fundamentos variados. Son movimientos que surgen dentro del campo popular en procura de superar los impactos del capitalismo, que entienden que aún  es posible, con sus caminos alternativos, sin ir más allá del sistema vigente, pero pensado con otras características.

Martín-Baró alude a los modelos dominantes en la psicología. Al referirse a ellos señala que “han lastrado las posibilidades de una psicología latinoamericana”, nosotros lo hacemos extensivo a la economía política y a las ciencias sociales. Nos referimos al: positivismo, el individualismo, el hedonismo, la visión homeostática y el ahistoricismo, que convergen en lo que  hoy es el hombre económico. Ahora bien poder romper con este molde generando una subjetividad distinta es seguir acercándonos  Martín-Baró, y recuperar lo que  planteaba como las “tres tareas urgentes”, es decir: la recuperación de la memoria histórica, la desideologización del sentido común y de la experiencia cotidiana, y la potenciación de las virtudes populares.

Creo que parte de nuestro debate puede estar centrado en cómo y qué hacer desde el ámbito que hoy estamos convocados homenajeando a Martín-Baró a 30 años de su asesinato. Qué respuesta desde nuestros espacios de estudios, cátedras, proyectos de extensión, investigación o pedagógicos, militancia social o la pertenencia que fuera.  Sabemos que la actual universidad pública y centros de investigación no están dando respuesta en su totalidad a estos interrogantes, sin embargo somos parte de este espacio.

Todos sabemos lo difícil que es la construcción de un nuevo sentido común. Tal vez por ello, en parte haya tanta deserción en esta construcción. García Linera (2014), explica también, lo relevante que es trabajar en la dirección de construir una  “hegemonía por establecer el nuevo sentido común, para luego la toma del poder estatal. Es vencer antes de la victoria de los hechos, políticos, militares o electorales”. No hay un único camino, sin embargo es una  referencia importante la que realiza García Linera, que la debemos alimentar con todas aquellas experiencias que hayan puesto en tensión al sistema hegemónico. De allí el interés de vincular a la economía política con la teología de la liberación y la teoría de la dependencia.

Concluyo  con una inquietud que me gustaría transformarla en propuesta colectiva. En la universidad día a día va prevaleciendo y “ganando” el sentido común de una universidad mercantilizada en los diferentes órdenes. Es fácil identificar algunos de los dispositivos más visibles, tal el caso de los posgrados.  Sin embargo, tengo la intuición que ese es solamente la “punta del iceberg”. Que en todos estos años la universidad ha ido generando diferentes formas, instrumentos, acuerdos, convenios cuyas prácticas son propias de la  mercantilización de la educación y las ciencias y técnica. En las universidades públicas y en la UNSL, hay muchos silencios, muchos intereses solapados, muchos acuerdos de beneficios grupales. Es como de apoco, la “gestión” va sumando adeptos a la mercantilización. Es decir, nos podríamos preguntar cómo los nuevos emergentes de la “gestión universitaria” nos van llevando a un proceso “invisible” de mercantilización, y al momento de su visualización, en el caso que terminara en eso, sería muy difícil revertirlo. Este podría ser un buen tema para abordarlo desde este espacio  de la psicología de la liberación en articulación con otros colectivos.

Bibliografía

 Bambirra, Vaina (1974): El capitalismo dependiente latinoamericano. Ed. Siglo XXI. México

Boron, Atilio (2009). Crisis civilizatoria y agonía del capitalismo. Buenos Aires. Fundación Rosa Luxemburgo.

Cueva Agustín (1977): El desarrollo del Capitalismo en América Latina. Ed. Siglo XXI. México

dos Santos, Theotonio. (2002). Teoría de la dependencia. Balance y perspectivas. Ed. Plaza Janes. Madrid

Elorza, Enrique (2019). Economía Política en la Transición. Ir hacia una mesa servida para todos. Buenos Aires. FISYP. 2 Edición.

Fernández Durán, Ramón (2011). La quiebra del capitalismo global: 200-2030. Preparándonos para el comienzo del colapso de la civilización industrial. Argentina. Ed. Último Recurso- Baladre-Libros Acción

García Linera, Álvaro (2014). (2014), “Pensando el Mundo desde Bolivia”, video, en https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/14e0c154843a4b25?projector=1

Prebisch, Raúl (1981): Capitalismo periférico. Crisis y Transformación. Ed. Fondo de Cultura Económica. México

Polanyi, Karl (2007). La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económico.

Marini, Ruy Mauro (2007): América Latina. Dependencia  y globalización. Antología y presentación. Carlos Eduardo Martins. Ed. Clacso y Prometeo. Argentina.

Martín-Baró, Ignacio (2006). Hacia una psicología de la liberación. Psicología sin frontera. Revista Electrónica de Intervención Psicosocial y Psicología Comunitaria. Vol. 1, N| 2, Agosto, PP 7-14


[1] Coordinador del Centro de Pensamiento Crítico Pedro Paz y Director de la Especialización en Estudios Socioeconómicos Latinoamericanos.  Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de San Luis. enriqueelorza@gmail.com

[2] Simposio –Conversatorio sobre Psicología de la Liberación para la Dignidad Humana. A 30 años del asesinato de Ignacio Martín-Baró. Organizado por el Curso Electivo de Psicología y Pensamiento  Latinoamericano. Facultad de Psicología. Universidad nacional de San Luis. 8 de noviembre 2019

[3] La categoría de “hombre nuevo” tiene  diferentes  acepciones. Nosotros la tomamos y valoramos a partir de la impronta puesta por Ernesto Che Guevara en su vida, como guerrillero heroico y como trabajador en la administración pública en Cuba, mientras se desempeñó en diferentes funciones. Parte de los múltiples relatos que dan cuenta del contenido de esta cambio en la concepción dela vida, esta  retratado por diferentes colaboradores directo que lo acompañaron en el trabajo cotidiano de oficina., como es el caso de   Orlando Borrego, Orlando, en el texto “El camino del fuego” Ed. Imagen Contemporánea, La Habana (2001) o de  Ángel Arcos Bernes,  “Evocando al Che”, Ed. Ciencias Sociales, la Habana(2009) Esta categoría invita a pensar en una sociedad no de consumo, con solidaridad, con presencia de incentivos morales. Es decir construir una humanidad diferente a lo que nos brinda el capitalismo. Parte de esa búsqueda de construcción de otra nueva sociedad, en la búsqueda del hombre nuevo, se refleja en el texto “Ernesto Cardenal en Cuba, que relata en los años70 la construcción que se estaba dando a partir del recorrido que hiciera en diferentes oportunidades en Cuba.

[4] Transición como sinónimo de ruptura, de salir del lugar en que se está. La tensión siempre se da al momento de la practica cuando se busca y define la “dirección a seguir: ¿del neoliberalismos al neodesarrolliso?, o ¿salir del capitalismo? En nota 6 se dan detalles del estudio realizado.

[5] Teología de la liberación https://www.youtube.com/watch?v=PpZurrV6LOI

[6] https://www.youtube.com/watch?v=M0dvnGXX6ao

[7] El Legado de Martín-Baró. https://www.youtube.com/watch?v=RY7w0mno2Oc 

16 de noviembre: mártires de la UCA. https://www.youtube.com/watch?v=_OUd6_OM9_o

[8] https://www.youtube.com/watch?v=_c2Qxk5Smbc

[9] El proyecto concluyo con una primera publicación en el año 2015, siendo el texto publicado: Economía Política en la Transición. Ir hacia una mesa servida para todos. Buenos Aires. FISYP. Con posterioridad se hizo una actualización, publicando un segundo edición en el 2019, agregando un nuevo capítulo. El objetivo fue estudiar los procesos de transiciones de los países de Bolivia, Cuba, Ecuador y Venezuela, poniendo foco en la economía política y en la planificación de la política pública. Fue una actividad realizada durante los año 2011 al 2018, recorriendo a los cuatro países tres oportunidades, realizando entrevistas, encuentros. Se realizaron 70 entrevistas, equivalentes a  95 horas de grabación, participación en  encuentros y foros de intercambio de opinión, que implicaron otras 28 horas de grabación, un Seminario Taller de Intercambio de 20 horas.


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