Evo Morales Ayma, algo más que el Golpe de Estado

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Por Enrique Elorza.

Evo Morales Ayma junto a los pueblos indígenas se propusieron el Vivir Bien. El golpe  de estado perpetrado en Bolivia busca retornar al Vivir Mejor. Es decir que el capitalismo siga vigente.

I

El Golpe de Estado perpetrado en Bolivia, dirigido y apoyado por el imperialismo de EEUU con la subordinación de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la oposición fascista, además de distintos colectivos reaccionarios y conservadores de Bolivia, en concordancia directa con las Fuerzas Armadas y la Policía del Estado Plurinacional de Bolivia, hay que  denunciarlo y repudiarlo. Es nuevamente la violencia, muerte y terror que regresan en Nuestramérica de la mano del Neoliberalismo.

Producido el golpe en Bolivia hemos sido testigo de múltiples pronunciamientos en   direcciones diferentes, desde la derecha, los autodenominados republicanos, sectores del  progresismo,  los autonomistas, y también estuvieron quienes de manera explícita repudiaron el golpe. En otros casos, el silencio de quienes acompañan el golpe. Muchas de las voces se han pronunciado haciendo hincapié en los errores en que incurrió Evo Morales Ayma. También interpretando lo que suponían en lo que no era el gobierno de Evo, según las voces. También están  quienes sostienen que es el pueblo boliviano quien le quito apoyo al gobierno. No faltando aquellos que entienden y difunden que no hubo Golpe de Estado.

De estas expresiones y gestos, están y pueden ser  mayoría, aquellas que se aglutinan en ámbitos donde quienes lo integran buscan darle coherencia a sus discursos y también a la posición política, intelectual e institucional que ocupan con el propósito de que sus seguidores y admiradores mantengan la fidelidad, además de lograr su estabilidad, y garantizar que en los espacios que difunden estas posturas den cabida a sus publicaciones. También están aquellas, minoritarias pero sólidas, consolidadas, militantes de sus convicciones en defender el sistema que les garantice su permanencia, reproducción y ampliación de sus intereses. Estos utilizan todos los métodos. No hay límites.

Los primeros vienen siendo los voceros mediáticos, parte de los formadores de sentido común y los encargados de fortalecer los laberintos para que los hechos de la realidad tomen dimensiones parciales, inexplicables e inentendibles para el común de la población. Siempre apuntando a la imposibilidad de los cambios. Se suman a los constructores de hacer de la política un entretenimiento rápido. Son para la hora del desayuno, media tarde o noche, dando algunas pistas a sus seguidores del porque pasa lo que pasa sin que se entienda porque realmente suceden los hechos. No manejan ni están en el control del poder y sus decisiones. Los segundos expresan los cimientos, las estructuras y las fortalezas del sistema. Son los verdaderos conservadores del sistema con diferente vestimenta y posturas. Están adentro y afuera de la institucionalidad visible, sea en el orden, nacional, regional o de la hegemonía mundial. Expresan la síntesis del poder del capital. Estimulan a los escribas de la modernidad, que también tienen sus propios y muy buenos intérpretes.

Todo esto está reflejado en diferentes medios de la región y parte del mundo. Es otro de los logros de esta época del poder hegemónico, tienen sus escribientes y los espacios necesarios para difundir sus verdades y las falsas verdades. Como es el caso de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que a 35 días de las elecciones no tiene el informe final, pero que sin embargo apoyó al Golpe de Estado. Los medios invisibilizaron el accionar terrorista de la OEA y otras organizaciones afines.

Sabemos que  lo expresado anteriormente tiene sus  matices. Por supuesto, cada proceso de transición, sus actores, circunstancias y la propia dinámica tienen su especificidad y complejidad, en particular en Bolivia. No solamente es un problema de los medios y sus escribas. A eso hay que agregar que la  formación eurocéntrica prevaleciente hace que no sea fácil de comprender acabadamente, desde la característica de su territorio, el significado de las diversas nacionalidades que habitan e integran el Estado Plurinacional de Bolivia, la importancia geopolítica de Latinoamérica y de Bolivia, como tampoco alcanzan a comprender las características del sentido común de sus 36 diferentes naciones, pueblos indígenas originarios y campesinos. También es difícil comprender, que por primera vez en la historia de Nuestramérica hay un indígena como Presidente con todo lo que eso incluye. Para la concepción convencional de la dirigencia y un universo de personas cuantitativamente significativo, cuyo horizonte es el norte, los años de evo Morales Ayma en el gobierno son un horror. Es un retroceso cultural.

De allí las voces de derecha, de los autodenominados republicanos, y también desde algunos espacios del progresismo y del autonomismo. Desde el 10 de noviembre, día en que se concreta el Golpe de Estado, llama la atención, y aquí no hay matices ni zona grises, es con la rapidez que se suceden los pronunciamientos en sintonía con el mensaje de que no pasó nada. Claro está, que al correr las horas del golpe y la sangre para abrir las puertas al neoliberalismo, hubo cambios en las posturas e interpretaciones de algunos. Se hacía difícil el ocultamiento y la tibieza de ciertas expresiones.

II

Es relevante comprender lo importante que es conocer y aprender de la historia, su cultura y la geografía de los pueblos de Nuestramerica. En estas horas que Bolivia es “noticia” vale la pena hacer un registro del tratamiento en algunos medios de comunicación y diferentes espacios de la actividad política institucional. También desde la política profesionalizada y de la academia colonizada, como de otros sectores de la sociedad, observando cómo actúan, cómo interpretar los hechos, y hasta las conclusiones que se animan a esbozar.

Esta gran adversidad que se está viviendo en estas horas a partir del Golpe de Estado en Bolivia, debe ser asimilada entendiendo lo que es realmente el paradigma de la hegemonía neoliberal. Hay que descubrir como la fortaleza de este paradigma penetra en las diferentes clases y organizaciones sociales, visibilizando a la vez las múltiples manos con que interviene para imponerse. Esto es lo que más se debe prestar atención y llevarlo a la reflexión colectiva.

Tal vez el Golpe en Bolivia debería considerárselo como un punto de inflexión de este proceso de avance del imperialismo, reiniciado con Venezuela en el año 2002, Haití 2004, Bolivia 2008, Honduras 2009, Ecuador 2010, Paraguay 2012, Brasil 2015, y reforzado con el bloqueo extremo a Cuba y el bloque y guerra permanente a Venezuela, para reinterpretar lo nuevo que está pasando en Nuestramérica. EEUU no  viene por todo. Ya se quedó con casi todo en América latina y el Caribe, más allá de los “focos” de resistencia de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Hay algo que desde el campo popular no se está percibiendo claramente. Lo central, en nuestra opinión, es comprender que en Bolivia tuvo éxito un Golpe de Estado, que puede ser parte de nuevas plataformas para condicionar y frenar las iniciativas populares en marcha. Poco se dice y esto hay que estudiarlo y comprenderlo de manera urgente, como son las nuevas formas y técnicas con que amanecen las intervenciones de EEUU en América Latina y el Caribe.

III

Decimos que lo sucedido con Evo Morales Ayma es algo más que un Golpe de Estado. Alrededor del Golpe de Estado en Bolivia está el germen, ya con sus frutos, de la nueva dominación imperial en Nuestramérica, encontrando a parte del progresismo (y la política profesionalizada pos dictadura) dormido, ausente, mientras la derecha conservadora está muy activa. El imperialismo, por ser quien domina, sabe dónde y cómo golpear. Sectores del progresismo bajo la influencia de la soberbia eurocéntrica, debaten par a par, en similares espacios con la derecha para ver cómo quedan mejor con su “audiencia”. Por otra parte, se guarda silencio ante la hipócrita participación activa, luego del golpe, de la Organización de los Estados Americanos, de las  Naciones Unidas y de la Unión Europea, hasta hace poco tiempo visiblemente “ausentes”. Repentinamente son interlocutores de la paz para garantizar la “convivencia” en Bolivia, ante la masacre que ellos, con sus cuotas  de omisiones y acciones, contribuyeron a eliminar de la geografía boliviana una experiencia antiimperialista, anticolonial y anticapitalista, actuando en concordancia con el imperialismo norteamericano. Claro está, sin dejar de lado las debilidades y errores que seguramente existieron de parte del proyecto del socialismo comunitario.

Es por ello que ante el nuevo Golpe dado en Bolivia debemos reflexionar acerca de los impactos y retrasos que generan estas caídas, sin dejar de visibilizar las muertes, torturas, detenidos y heridos. La crisis de los procesos de transiciones está asociada también con cada nueva etapa de violencia e imposición de un sentido común de la derrota presentada como inevitable, que induzca a la aceptación y a la resignación. Violencia que se nos presenta de múltiples formas al igual que las nuevas formas de reproducción de  subjetividades para la dominación. Desde las prácticas de la transición hay que advertir que cada golpe viene con sus innovaciones y modalidades, que si bien se suele estar alerta al respecto, traen siempre formatos y dinámicas diferentes, lo que nos debe invitar a la construcción de espacios de reflexión y acción para articular acciones que contribuyan a fortalecer las debilidades propias que tienen los procesos de transición como es el caso de Bolivia. Hay que hacer un repaso exhaustivo de las últimas décadas de gobiernos progresistas. También de la institucionalidad creada por iniciativa de estos gobiernos en América latina y el Caribe con sus articulaciones y acciones inconclusas.

IV

Vale tener en cuenta y apreciar algunos de los impactos de los Golpes de Estado en la región en la década de los 70, dado que suelen quedar en la memoria, más algunos hechos materiales y de violencia inherentes a lo que representan los Golpes de Estado, en las mutaciones y desarticulaciones en la base de la sociedad. Argentina, con 36 años de gobiernos constitucionales, ha fraguado en gran medida un nuevo colonialismo que condiciona la manera de pensar y actuar para la búsqueda de otra forma de organización social. Es un éxito de la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976 haber logrado que en tiempos constitucionales no se hable más del capitalismo. Hoy la política institucionalizada con representación parlamentaria y en alternancia en el gobierno no  discute al capitalismo. Tampoco los partidos políticos y organizaciones con incidencia relevante en la participación y vida institucional. Hacerlo es algo “infantil”. Parte importante de la sociedad actúa de manera similar.

La política institucionalizada en el parlamento argentino se llenó de edulcorante estos días. Debatieron e hicieron múltiples reuniones de búsqueda de consensos para ver cómo le llamaban a lo que paso en Bolivia el 10 de noviembre. ¡A lo que se ha llegado! Al final, por mayoría, le pusieron el nombre de Golpe Estado. Es el legado que va dejando la política profesionalizada desde el restablecimiento de los gobiernos constitucionales desde 1983.

Chile también una referencia a tener en cuenta. Con el golpe militar de 1973 se inicia la primera experiencia en Nuestramérica de aplicación de las políticas neoliberales con alta intensidad y continuidad. Hoy, 46 años después, se agudiza la crisis. De manera masiva e inocultable en todo su territorio nacional se protesta contra el neoliberalismo. No quieren más la desigualdad. Quieren recuperan sus derechos. La sangre derramada, la violencia sostenida, detenciones y desapariciones es la respuesta a la resistencia para que se vaya el neoliberalismo. La masacre que realiza la minoría en el poder en Bolivia se debe a que hay un pueblo que se resiste a que llegue de nuevo el neoliberalismo.

En Chile, a partir de 1990, hubo gobiernos constitucionales en el marco de la Concertación de Partidos por la Democracia (coalición de partidos políticos de izquierda, centroizquierda y centro). Se alternan en el gobierno democratacristianos (1990/2000), socialistas (2000/2010), luego el de centro derecha (2010/2014), mutando posteriormente el voto hacia Nueva Mayoría (coalición de centroizquierda e izquierda) entre 2014 y 2018, hasta que retoma el gobierno nuevamente Piñera hasta la actualidad. Durante 19 años se consolida una nueva dirigencia política, con generaciones nuevas y viejas pero todas encorsetadas en la matriz pinochetista, dando lugar a la profesionalización de una política institucionalizada en los marcos del neoliberalismo. En común tuvieron las políticas de puro mercado, apertura sin restricciones y desnacionalización total de la economía. Son 46 años de experimento de no discutir el capitalismo, a pesar de todo lo que ha significado el desarrollo capitalista global en todo este tiempo, con la presencia de sus crisis.

Tanto en Chile como en Argentina, en el sentido de la profesionalización de la política institucionalizada, quienes llegaron al gobierno y quienes son la oposición, en definitiva están en el control y la gestión de la vida institucional, donde el capitalismo no está registrado como un problema. Son los logros de los Golpes de Estado de aquellos años. En el Chile de hoy, la dirigencia política de los últimos 19 años quedó desbordada por la rebelión al modelo, y la población se encuentra en resistencia para que se revierta. Hasta ahora no  se visualizan dirigentes ni cuadros políticos con  perspectiva de transformación en articulaciones con movimientos y organizaciones populares. O dicho de otro modo, lo desarrollado hasta el presente no logra aún la inserción necesaria en el conjunto de la población. La violencia neoliberal quebró y detuvo, por ahora, las posibilidades de cambio arrasando con toda posibilidad de espacios alternativos que puedan poner en tensión al poder hegemónico. Sin embargo la población se ha transformado en una marea descontenta con el poder. Es incontrolable. Está en la búsqueda, luego de 46 años de neoliberalismo, de virar hacia otra alternativa, pero aún no está clara la dirección y quienes serán los referentes. Lo que sí está claro es que la dirigencia política institucionalizada de los últimos 19 años no está como parte de la solución a la crisis. En verdad, son parte de la crisis actual de Chile. Otro tanto pasa con la falta de pensamiento crítico de estos años. Parte de la intelectualidad fue seducida de alguna manera para que al mirar atrás, en particular en la historia de los derechos logrados en Chile en la etapa de la Unidad Popular con Allende, sea considerada más como infantilismo político que como parte de la lucha por un mundo diferente. No solo quieren que se vaya el presidente, tampoco le creen a la dirigencia gobernante de los últimos 19 años.

En Argentina se camina entre el neoliberalismo y el neodesarrollismo en los últimos 43 años. Los resultados son diferentes, sin embargo hay conceso de hacer todo dentro del capitalismo. Los partidos políticos que históricamente han sido parte de expresiones populares como es la Unión Cívica Radical y el Partido Justicialista, en los 36 años de gobiernos constitucionales de alternancia, como así también aquellas organizaciones próximas a la órbita de estas corrientes políticas, han sido parte de este recorrido entre el neoliberalismo y neodesarrollismo. Aún hoy las expectativas de recuperar derechos y salir de la actual situación de desigualdad, pobreza, endeudamiento, subordinación y dependencia se lo piensa y procesa mediante la aprobación de parte del electorado en buscar la salida dentro del capitalismo.

Se alude a la experiencia de Chile y Argentina, ante el Golpe de Estado en Bolivia, con el propósito de destacar y comprender ciertos impactos y consecuencias de los Golpes de Estado. Es decir, comprender los retrocesos en los  procesos alternativos. Se mencionan estos dos países ya que llevan casi medio siglo de aquellos Golpes de Estado y aún están casi intactas las bases que se establecieron en aquel entonces, tal como se menciona en párrafos anteriores. Reflexionar en estas derrotas en el campo popular es pensar también en las crisis de las alternativas cuando se proponen otro modo de organizar la sociedad,  intentado avanzar lo que más se pueda y evitar quedar a mitad del camino. La mención a los impactos de las derrotas de la década de los 70 ante el poder hegemónico se lo trae no para que sean interpretadas como barreras infranqueables. Se busca hacer visible en la línea de tiempo señala, qué significa cada derrota y como el poder hegemónico construye la desarticulación en la sociedad y en particular en el campo popular de manera  sostenida y por momentos cada paso que da es una nueva consolidación de la dominación imperial.

De cada Golpe de Estado se vuelve de diferente manera. No hay un único camino, y el camino surgirá seguramente de las circunstancias y de la lucha de cada pueblo. La juventud chilena está dando un mensaje claro y preciso a la dirigencia caduca y esclerosada. Dejó de tenerle miedo a las balas, torturas y violencia del poder. Sería bueno que la dirigencia que integra la profesionalización de la política institucionalizada en Nuestramérica comprenda este fenómeno, evitando pasar a ser los nuevos represores.

V

Es tiempo de  mucho aprendizaje, en particular en articulación con el campo popular. También de comprender el vacío en formación e información para la transformación. Se necesita encontrar la manera y la institucionalidad para la formación de cuadros políticos, técnicos investigadores, académicos, extensionistas, para pensar y actuar cómo salir del capitalismo. Esto nadie nos lo va a dar. No se lo tiene. Hoy en los  diferentes centros de estudios e investigación y ámbitos de saberes específicos o científicos han optado con formarse y formar desde la visión eurocéntrica, abrazando una modernidad ficticia para el latinoamericano y el caribeño. No hay que engañarse, son mayoría.

Basta hacer un recorrido en nuestros planes de estudio de grado, posgrado, posdoctoral, en la formación profesional y técnica, como también en la limitada articulación con el campo popular para contribuir a los cambios necesarios. Se trata de revertir el lugar que viene ocupando este espacio del “saber”, que su esencia en la actualidad es contribuir a conservador y hacer prevalecer que la lógica del capital se fragüe más aún. Creo que se debe prestar atención de la poca capacidad de comprensión de estos hechos. Importantes sectores de la población y la dirigencia en general no registran el fenómeno de la dependencia y subordinación de un país o región al imperialismo como un problema. En esto la universidad pública y los centros de formación e investigación  deben abrirse a un debate para dar un giro a tan tremendo sesgo ideológico. También al interior de los partidos políticos con representación popular y de los múltiples movimientos surgidos al calor de la lucha, como de los sindicatos y otras modalidades en defensa de intereses populares, se  debe repensar prácticas, formas de desarrollar una conciencia revolucionaria para comprender los límites del capitalismo. Fundamentalmente, darnos cuenta que los conservadores del sistema tiene decidido avanzar y seguir triunfando sumándonos a nosotros o eliminándonos.

VI

Muchos son los aspectos para destacar del proceso de transición iniciado en el año 2006 con Evo Morales Ayma en la presidencia y Álvaro García Linera, en la vicepresidencia. Destacamos en homenaje a la revolución realizada en los trece años del proceso boliviano, el hecho concreto de haber logrado una articulación entre los diferentes saberes de los movimientos sociales, organizaciones indígenas, obreras y campesinas,  incorporándolo a los ámbitos del poder del Estado Plurinacional de Bolivia. Se podrá decir que no fue suficiente. Sin embargo el valor está en que nunca se hizo lo que realizó esta revolución. Sostenemos que el Golpe de Estado fue por lo que se hizo, no por los errores cometidos.

El mensaje del cacique indígena aimara Tupac Katari 1781, “volveré y seré millones”, hay que imaginarlo para toda Nuestramérica, sin fronteras.

Enrique Elorza: Coordinador del Centro de Pensamiento Crítico Pedro Paz y Director de la Especialización en Estudios Socioeconómicos Latinoamericanos.  Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de San Luis. enriqueelorza@gmail.com


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