El INDEC publica ahora datos sobre la distribución personal del ingreso, calculado sobre 31 aglomerados urbanos, una muestra representativa (27,4 millones de personas) que nos permite inferir la situación para todo el país1.
La información indica que el 10% de mayores ingresos percibe el 31,5% del total del ingreso, contra el 1,4% de los perceptores de menores ingresos.
Un detalle no menor es que entre el 40% de menores ingresos, se destaca la feminización de la pobreza, siendo más las mujeres que los varones en esta división por ingresos. Mientras más se sube en la escala de ingresos, son los varones los que mejores ingresos perciben. Corroboramos así la discriminación social hacia las mujeres.
El ingreso medio del 10% más pobre alcanza 1.088 pesos, contra 23.773 pesos del 10% de mayores ingresos. Unas 22 veces más percibe el 10% de mayores ingresos contra el 10% más pobre.
Los datos se presentan en serie desde el segundo trimestre del 2016 y en esta primera medición comparada de 4 trimestres, tres del 2016 y uno del 2017, dan cuenta del deterioro de los ingresos de los sectores más empobrecidos.
Es un tema que estuvo esta semana pasada en el debate del Consejo del Salario Mínimo, el Empleo y la Productividad, donde la discusión se estancó entre los 10.000 pesos ofrecidos por la delegación gubernamental y los 15.000 pesos demandados por las Centrales Sindicales, señalando que la oferta oficial se presentaba en cuotas y se efectivizaría hacia el 2018.
Sobre políticas de empleo y/o discusión sobre la productividad nada se acordó y por ende sigue vigente la orientación gubernamental hacia la baja del salario y los ingresos populares, una situación que satisface a grandes empresarios.
Finalmente, el salario mínimo salió por decreto, en clara actitud autoritaria, tal como se manifestó en la represión a los movimientos sociales que demandaban por sus ingresos.
Es una situación coherente con la nueva ola de despidos, entre los que destacan los de Pepsico y Atucha, o la negación de paritarias a los trabajadores judiciales.
Por eso no debe sorprender la tendencia a la regresiva distribución personal del ingreso bajo la gestión Macri, coherente con la distribución funcional del ingreso, o dicho de otro modo, como se reparte la torta (Renta Nacional) entre empresarios y trabajadores.
Para quien no lo sabe, en la contabilidad nacional, el ingreso total es igual al producto total, o sea que, la suma de todos los bienes y servicios generados en un año (producto) equivale a los ingresos que se distribuyen entre toda la población.
Si dividimos a la población por habitantes aludimos a la distribución personal. De lo contrario, si el ingreso se divide entre los propietarios de la fuerza de trabajo y los de los medios de producción, apuntamos a la distribución funcional del ingreso, expresión directa de la relación capital-trabajo que estudiara Carlos Marx.
150 años de El Capital
En estos días se conmemoró la publicación, hace 150 años, del Tomo I de El Capital, la magna obra de Carlos Marx.
La actividad de recordación fue desarrollada por un nutrido grupo de personas y organizaciones de la izquierda política e intelectual en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y en el Teatro San Martín de la Ciudad de Buenos Aires. El cónclave congregó cerca de 50 presentaciones alusivas al texto y a los aportes del revolucionario nacido en Tréveris, Alemania.
En esa obra de Marx se fundamentan las leyes del valor y del plusvalor, que explican esencialmente el funcionamiento del mercado y la producción capitalista, con especial énfasis en la compraventa de la fuerza de trabajo, sustento de la explotación, lo que permite entender el origen y el destino del excedente económico en la sociedad capitalista.
La incógnita para la escuela clásica de la economía, sean Adam Smith o David Ricardo, sus predecesores o continuadores, era el origen del excedente, aun cuando sostenían la ley del valor-trabajo para sustentar la creación de riqueza, explicaban la distribución tripartita entre propietarios de la tierra, capitalistas y trabajadores. El tema fue abordado y como principal aporte de la crítica de la Economía Política por los estudios de Marx en el Siglo XIX.
Como es imaginable, desde entonces y por lógica del orden socio económico vigente, el capitalismo, el origen del excedente como motivo de la investigación científica del orden económico perdió sentido, habilitando la preocupación en las corrientes principales del pensamiento por el incremento del excedente y su apropiación privada, cuando mucho, cierta redistribución vía participación del Estado.
Si bien hay discontinuidad en la difusión de la información sobre la distribución funcional del ingreso en la Argentina, entre propietarios de medios de producción y aquellos que solo pueden percibir ingresos por ser propietarios de la fuerza de trabajo, la distribución personal del ingreso (que retoma el INDEC) nos permite inferir la situación de la distribución entre capitalistas y trabajadores.
Muchos quieren mostrar al teórico crítico como antiguo pensador del Siglo XIX, sin embargo, sus aportes y categorías para el estudio de la realidad siguen vigentes.
Es más, hace poco se convirtió en best-seller un texto llamado “El Capital en el Siglo XXI”, del francés Thomas Piketty.
La tesis del escritor francés que no intenta remitir a Marx, es que la desigualdad crece en el largo ciclo entre 1850 y 2015, un hecho resultante del estudio sistemático de información estadística, que solo puede explicarse si se entiende el origen del excedente y sus mecanismos de distribución.
No debe sorprender entonces la tendencia a la distribución regresiva del ingreso en el país, cuando toda la expectativa está en el ingreso de inversiones externas, que por ahora tienen mayoritariamente destino en la especulación financiera y no en la actividad productiva. Algo corroborado por las estadísticas oficiales.[2]
Es cierto que por primera vez en mucho tiempo la estadística para el sector industrial ofreció un guarismo positivo en mayo del 2017 contra mismo mes del 2016: un 2,7%, sin embargo, “La actividad industrial de los primeros cinco meses del año 2017 con respecto al mismo período del año 2016 muestra una disminución de 1,4%.”[3]
La realidad continúa la senda del crecimiento pobre, convalidando el costo social hacia los sectores más empobrecidos, a contramano de las pobrezas electorales de pobreza cero, aun cuando luego se relativizaron en el tiempo de su concreción.
Vale la pena recuperar la crítica de nuestro tiempo inspirados en concepciones clásicas que mantienen su validez, siempre que podamos ser coherentes con las expectativas de transformación social que inspiraron la vida y obra de Carlos Marx.
Buenos Aires, 30 de junio de 2017
[1] INDEC. Informes Técnicos vol. 1 nº 114. Trabajo e ingresos vol. 1 nº 5. Evolución de la distribución del ingreso (EPH). Primer trimestre de 2017. En: http://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ingresos_1trim17.pdf (consultado el 30/06/2017)
[2][2] INDEC. Cuentas internacionales vol. 1 nº 10. Balanza de pagos. Primer trimestre de 2017. En: http://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/bal_06_17.pdf (consultado el 30/06/2017)
[3] INDEC. Industria manufacturera vol. 1 nº 15. Estimador Mensual Industrial. Mayo de 2017. En: http://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/emi_06_17.pdf (consultado el 30/06/2017)