El socio equivocado. Por Guillermo Cieza

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Milei intenta aferrarse a Estados Unidos, a contramano de Latinoamérica que toma distancia.

Los misiles caen sobre la pobreza, no sobre donde está el lujo”. “Nunca fue una guerra contra los narcotraficantes, sino política dominante de poder mundial, del norte sobre el sur, solo sirvió para eso”. “No podemos desencadenar los hechos, sino saberlos interpretar. Hay una guerra en el mundo y esa guerra en el mundo es de la codicia contra la vida“. Estos conceptos fueron parte del discurso del presidente de Colombia Gustavo Petro.

En Brasil, enormes movilizaciones se oponen a la interferencia y sanciones de Estados Unidos y a los intentos de un sector del congreso de sancionar una ley de amnistía que beneficiaría al ex.-presidente Bolsonaro y a altos jefes militares que fueron condenados por la Corte Suprema de Justicia.

En Venezuela, miles de civiles se han acercado a los cuarteles para formarse militarmente, para resistir una eventual invasión estadounidense. Las encuestas demuestran que alrededor el 90% de los venezolanos y venezolanas, incluyendo a buena parte de la dirigencia opositora se opone a una intervención armada de un país extranjero que intente saldar diferencias que corresponden exclusivamente a los habitantes de ese país.

En México su presidenta ha pronunciado por “la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales“.

El gobierno cubano ha calificado el despliegue de la flotilla estadounidense en el Caribe como “un acto de provocación, que pretende desencadenar un conflicto militar” en la región, que fue declarada como una zona de paz en 2014 en el seno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Ha rechazado la “escalada de acciones del gobierno de EE.UU. para justificar una agresión militar contra la República Bolivariana de Venezuela“.Afirmando además que “el objetivo verdadero de estas acciones es adueñarse del petróleo y los recursos de Venezuela“.

Si ampliamos la mirada sobre los problemas que han creado rispideces de los gobiernos latinoamericanos con Estados Unidos, podemos agregar la cuestión de la deportación de migrantes, el conflicto de Palestina, la cuestión de la droga y los daños provocados por los daños ambientales de las políticas extractivistas. Como bien lo ha sintetizado el presidente Petro: “La política de drogas está ligada al genocidio en Gaza, está ligada a la nueva política de migración y está ligada al fracaso actual de la crisis climática“.

En ese escenario adverso, aún sin que las diferencias sean sistémicas (capitalismo o socialismo), como suele exagerar la derecha mundial, resulta evidente que Estados Unidos no la tiene fácil en su patio trasero, incluyendo lo que sucede al interior de los gobiernos vasallos. Sin duda, los gobiernos de Argentina y Ecuador, son los grandes bufones del imperio, pero también quienes enfrentan las más complicadas situaciones de inestabilidad política.

El gobierno de Daniel Noboa, con indiscutibles lazos con el narcotráfico, enfrenta una fuerte resistencia encabezada por los pueblos originarios organizados en la CONAIE. Milei ha sido desgastado por múltiples movilizaciones producidas en todo el país. Argentina presenta un estado insolvencia que le impide afrontar sus compromisos internacionales. Al borde del default, y enfrentando elecciones legislativas que le pueden ser desfavorables ha peregrinado a Estados Unidos para recibir un nuevo préstamo, que el gobierno de Milei, no pagará, pero ingresará a la hipoteca que recibirán las nuevas generaciones.

La “viveza” de Milei que intenta reeditar la de su admirado antecesor Carlos Menem, parece no advertir que los tiempos han cambiado y que no vivimos los años del auge del neoliberalismo que lideraban Thatcher y Reagan, sino tiempos de derrumbe de un imperio, que solo intenta demorar su caída esquilmando a los que tiene a mano.

La realidad argentina es que mas del 70% de sus habitantes han sentido en carne propia el fracaso de las políticas de Milei y se está dando cuenta que la ilusión de que “Milei esta loco pero no roba”, se ha desvanecido. Confundido, como Caperucita cuando se perdió en el bosque, el presidente decide ir a pedirle ayuda al lobo.

Imagen de portada: El Diario del Centro.

Fuente: https://huelladelsur.ar/2025/09/23/el-socio-equivocado/


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