Aprendizajes.
Nuestra practica histórica y presente en el universo de la producción y gestión social del
hábitat, se centra en el despliegue de la concepción autogestionaria en el campo del hábitat
popular.
Esto implica el manejo directo de los recursos del estado por las formas organizadas de
la propia comunidad para materializar el hábitat como bien de uso, en nuestra
experiencia predominantemente cooperativas, pero que pueden ser otras, en términos de la
figura jurídica, dado que lo importante es la existencia cierta de las practicas solidarias de
cooperación, asumidas en la vida cotidiana.
Ese transito supuso un conjunto de limites/ desafíos que identificamos en tres planos:
1) Desafíos en el plano organizativo del campo popular: tienen que ver con a) el cambio
cultural (la subjetividad popular: el pasaje de un yo egoista y fragmentado hacia un nosotros
reseteado,, capaz de potenciar nuestras individualidades en sus mejores aspectos); b) la
construcción de capacidades, ejercicio cierto y escalamiento de la economía de los
trabajadores aplicada en el campo del hábitat como repuesta a la precariedad creciente del
a vida y del trabajo de la mayorías; c) la comunicación contrahegemónica eficiente de las
concreciones y mojones sembrados en la concreción del derecho a la ciudad y el derecho a
la belleza.
2) desafíos de la construcción de alianzas estratégicas por la disputa del sentido,
contenidos y prácticas de la Universidad Pública y el campo de la Ciencia y Tecnologìa
para reorientar recursos humanos, contenidos de formación, mecanismos institucionales,
recursos de investigación y desarrollo y modalidades de vinculación hacia el fortalecimiento
del paradigma autogestionario, desde una perspectiva ínter, transdisciplinaria y transcultural.
3) Desafíos en la construcción política, la relación con el estado y los gobiernos
progresistas. Contribuir a sintetizar colectivamente la evaluación de la etapa precedente
identificar limitaciones de nuestra experiencia en el impulso de políticas e instrumentos para
la autogestión, y situar la resistencia del modo más eficiente posible frente al
desmantelamiento estatal de las derechas y en función de aportar a la construcción de
unidad y alternativa política, visibilizando que la concepción autogestionaria tenga un lugar
significativo para el desarrollo de la nueva sociedad.
Contexto de la década precedente.
El contexto es en grandes trazos, la consolidación del gobierno de derecha en la ciudad de Buenos Aires, que desde 2008 se constituyó en cabecera de playa de su nacionalización,
efectivizada en 2015 (Macri). Su derrota electoral sostenida en la resistencia y movilización popular contra las reformas, en particular la previsional, el retorno de una experiencia muy
fallida del progresismo en 2019, la pandemia 2020 y sus secuelas, la re- instalación de un
gobierno de derecha extrema (2023) que algunos consideran un experimento de ampliación
a escala nacional de los paraísos desregulados de escala local en un mapa global de
profundización del imperialismo retrogrado y guerrerista (EEUU/OTAN/occidente) que quiere
retener privilegios y sostener un proceso brutal de concentración económica frente a otros
competidores ascendentes (China, Indica, Rusia, ¿Brasil en disputa?).
A nivel local, todavía seguimos en la ciudad de Buenos Aires con esos gobiernos PRO,
también extremados y cada vez más inhumanos, y sobre cuyas condiciones de continuidad
por aquiescencia del progresismo aceptando el avance del neoliberalismo urbano como
única realidad posible, falta un análisis profundo,
En ese marco, desde el MOI y en alianza con otras organizaciones, impulsamos el Colectivo
de Organizaciones de Habitat por una Ley Nacional de PSAHP, conocida popularmente como
la nacionalización y profundización de la Ley 341, cuya finalidad también es la irradiación de
un debate para aportar a la construcción de una fuerza social, de conocimiento y sabiduría
enlazadas y traducción en fuerza política popular que la sustente, canalice y materialice.
¿Que nos pasó? La Ley PSAHP lleva cuatro presentaciones, desde 2016. Aunque llegó a
contar con apoyo del progresismo cuando era oposición una vez en el gobierno, no hubo
avances. El análisis merece mas espacio y tiene que ver con un balance del rol de los
movimientos sociales y su papel en la construcción de una alternativa política popular amplia
y transformadora, dinamizadora de la conflictividad social y capaz de canalizar las energías
vitales, afectivas y creadoras de la sociedad, transformando el destructivo rumbo actual.
Lecciones aprendidas
1) El consenso de la integración sociourbana de los barrios populares y el rol de la
economía popular precisan ir por más. Hay que poner fuerzas en el campo del
hábitat y la subjetividad popular, promoviendo el pasaje del emprendedorismo a
la Autogestion generalizada, colectiva, planificada, trasformadora de la
institucionalidad estatal, racionalizando las históricas capacidades auto constructoras
de nuestros pueblos, potenciando el entramado cooperativo de trabajo, el
reconocimiento y articulación de todos los tipos de trabajo implicados en el proceso
de producción autogestionaria del hábitat – el cooperativo remunerado, la apoyatura
profesional, el trabajo de cuidados implicados alrededor del proceso de gestar el
hábitat y el trabajo comunitario de ayuda mutua y desplegada capilar y
territorialmente en distintos contextos urbanos, periurbanos y rurales, articulada con
la Universidad Pública y los equipos de trabajadores estatales comprometidos que
existen. En Argentina, visibilizar la trayectoria de la red ULACAV como espacio y
capacidad de la Universidad Publica y sus cátedras de arquitectura y otras disciplinas
del campo, con potencial para contribuir a escalar este tipo de procesos en el campo
del hábitat popular.
2) Hay que construir un amplio consenso político desmercantilizador: del acceso al
suelo, de la producción del hábitat como bien de uso, de la propiedad en común.
Abandonar el país de propietarios y pasar a vernos como cuidadores del suelo que
habitamos con derecho a usufructuarlo, disfrutarlo y habitar en belleza como parte
de la vida cotidiana.
3) La experiencia transitada ha contribuido a complejizar nuestra noción de la
concepción autogestionaria, abriendo un dialogo y articulaciones de nuestra
tradición histórica clasista de la economía autogestionaria, con perspectivas de
los feminismos populares y recuperando cosmovisiones ancestrales de los
pueblos originarios. Este camino nos muestra el ensanche del concepto de trabajo
productivo implicado en la autogestión del hábitat, la centralidad de los cuidados
como parte de la producción de la vida social, la empatía como directriz de la
subjetivación social y el buen trato que se deriva de reconocernos como uno más
entre todas las formas de vida en la Tierra, corriendo el eje del antropocentrismo
eurocentrico y limitadamente racionalista, que fragmenta la integralidad de nuestra
experiencia humana en la Tierra.
4) La reafirmación de la validez de las estrategias populares de articulación
multiescalar, la escala latinoamericana como nivel estratégico para mejorar el
posicionamiento y la capacidad de negociación a favor del buen vivir de nuestros
pueblos en un mundo multipolar. Reafirmamos el internacionalismo cotidiano de
los pueblos ejercido con autonomía, como en la experiencia de nuestra SELVIHP y
en estos ámbitos de HIC, y la centralidad que debe tener en nuestra política cotidiana
y multinivel la causa por la Paz. Gaza es nuestra Casa.
5) Finalmente en Argentina, mas coyuntural, se nos abrió el domingo 7 de setiembre
de 2025, con el resultado electoral contra el gobierno de extrema derecha en
Provincia de buenos Aires, una nueva oportunidad para rearticular y territorializar
capilarmente el conjunto muy amplio de las fuerzas populares (en todas su vertientes
históricas, con el desafío de dar cabida a las nuevas generaciones ) Esperamos que
esta vez, podamos hacer que la concepción autogestionaria tenga un lugar
considerado en ese desafío.