Cambio de Época. Por Manuel Gutierrez

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Milei representa la decadencia de la democracia restringida.

Cuarenta años de Formalidad democrática y retroceso de los derechos de los trabajadores: Precarización creciente de las condiciones laborales y de la vida en general.

Una democracia limitada, emergente de la derrota popular producida por el genocidio del ‘76, y orientada por una representación política que nunca expresó cabalmente los intereses de los trabajadores, la cual decidió tomar el atajo del posibilismo profundizando los sufrimientos de la población. Este atajo significó renegar de todo camino revolucionario y a la vez levantar las banderas de un reformismo que implicó gestionar la crisis como garantía de gobernabilidad.

La bronca de los sectores populares, expulsados y marginados de todo derecho social -a pesar de las-acciones inclusivas puntuales como la legalización del aborto o el matrimonio igualitario y las políticas paliativas expresadas en un sinnúmero de planes fue catalizada por Milei.

Esta irrupción de la ultraderecha acumula consenso con un discurso brutal, Irracional, donde la bronca de los desposeídos tributa a los barbaros «libertarios»: ausencia del otro, el otro es un enemigo. Se habilita el odio, la represión como forma de acumulación política, en amplios sectores de la sociedad donde la barbarie se ha naturalizado: «si tenés que vender un órgano de tu cuerpo véndelo», «el niño de doce años que mata debe ser juzgado como un adulto», »ser pobre es una elección».

Esta deshumanización de la vida requiere de un ordenamiento político, los DNU, que de hecho limitan y congelan salarios y haberes jubilatorios, al tiempo que favorecen a los monopolios de la producción y las finanzas, con facilidades de inversión financiera, nefastas para el bienestar de las mayorías.
La ultraderecha tiene vocación fascista, desea construir un régimen político con tales características y avanza en el intento de modificar el régimen político en nuestro país, en un marco de alianzas internacional cuyo objetivo primordial es lograr la derrota total de la clase trabajadora.

Los avances del gobierno no encuentran resistencias suficientes. La institucionalidad política «opositora», sindical, territorial se muestra sin decisión para enfrentar esta ofensiva del capital liderada por Milei y la lógica del capital expresada por los monopolios y el FMI. Pretender enfrentarlos administrando nuevamente «en forma humanitaria la rapacidad capitalista» no sólo conduce al fracaso, como se ha demostrado, sino que también fortalece la lógica reaccionaria.

La urgencia frente a esta política genocida que se expresa en porcentajes crecientes de pobreza e indigencia, impone una construcción politica alternativa popular de los trabajadores, con capacidad de síntesis y de articulación de las luchas populares.

Este cambio político, contiene la ruptura de la negociación por parte del Gobierno y la legitimación de la violencia. El apalear y gasear a los jubilados sistemáticamente todos los miércoles
simboliza una práctica represiva para el conjunto del movimiento obrero.

En tal sentido los nuevos tiempos exigen nuevas acciones, no alcanza con peticionar solicitar o exigir por nuestras demandas, el desafío se acrecienta, defender nuestros derechos en las calles nos impone tener una respuesta frente a la violencia que se ejerce contra nuestros cuerpos.

Manuel Gutiérrez
Secretario General de la MESA COORDINADORA NACIONAL DE ORGANIZACIONES DE JUBILAD@S Y PENSIONAD@S DE LA REPÚBLICA ARGENTINA


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