Pablo Vommaro: “Lo que hay que hacer es un proyecto de futuro”

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Guillermo Lipis

07/02/2025

La multitudinaria, transversal y pacífica Marcha del orgullo, antifascista y antirracista expuso que el Gobierno está dejando servida a la oposición “la agenda de políticas públicas vinculadas a inclusión, género, educación y medio ambiente”, dijo el cientista Pablo Vommaro. Destacó que “ahí hay una veta para profundizar que no se está aprovechando lo suficiente”.

Para Vommaro, docente e investigador de la UBA, CONICET y CLACSO y profesor de Historia, es inevitable relacionar aspectos comunes de las dos movilizaciones universitarias “y ésta, anti homofóbica y antirracista” como una reacción al discurso de Milei en Davos y algunas de sus políticas. “El discurso de Milei en Davos no fue una excepción, no fue un exabrupto, fue muy en línea con un argumento y una serie de políticas regresivas que está implementando”, explica a Y ahora qué?

–¿Qué le ve en común a los tres actos?

–Tienen una agenda que, evidentemente, Milei aún no pudo perforar. Sí lo hizo con temas en los que concibe al Estado como parásito, o sobre la economía liberalizada, en la estigmatización del empleo público y en la negación de ciertas políticas públicas. Pero en otros temas hay un muro de contención muy potente y las marchas marcaron un límite claro. Hay una barrera de contención social poderosa y transversal en temas como la educación pública y su financiamiento, ciencia, derechos de las diversidades, antirracismo, matrimonio igualitario, identidad de género e inclusive con el aborto y la cuestión ambiental.

–Lo cual marca una mayor polarización social.

–Es que el éxito, parcial, de Milei es polarizar. Y cuando robustece su base ideológica gana porque está reforzando su espacio, que tiene escasos tres años. Todo lo que él cimente y logre condensar en ese nivel ideológico lo puede interpretar como ganancia. Polariza y consolida, pero -a la vez- horada cierto consenso social, sobre todo el periférico, no así a su núcleo duro, que lo justifica y lo defiende diciendo que lo de Davos fue un exabrupto o que lo sacaron de contexto y que el video está editado. Por suerte tampoco hay una mayoría que diga que lo que dijo Milei está muy bien dicho, y esto es importante justamente por eso: porque no logra perforar cierta agenda. Sí, en cambio, la gente acepta y dice que hace muy bien en acabar con ciertos privilegios de lo público, o los “planeros”, o los cortes de calle.

–¿Y eso es un retroceso en su avance o una falta de consenso?

–Hay un retroceso, claramente. Fijate que en los que salen a defender a Milei en esta línea discursiva autoritaria, violenta, de odio, casi ninguno afirmó que está muy bien lo que dijo, sino que argumentan que lo sacaron de contexto.

Por eso creo que ahí hay una disputa. Algunos sectores de la oposición, sobre todo vinculados con el peronismo, dicen que la disputa con Milei es económica. Yo coincido en parte con que hay una disputa en el modelo de desarrollo, de plan económico y que mientras la inflación siga bajando hay una suerte de veranito económico a costa de pobreza y desempleo, pero ese veranito es para los incluidos en el sistema. Y mientras eso no cambie, el consenso no se va a debilitar tanto como uno quisiera. Pero también es cierto que la agenda que más está dando posibilidad a la oposición no es la económica sino la vinculada con derechos, con políticas públicas, con inclusión, con igualdad. Ahí hay una veta para profundizar que no se está aprovechando lo suficiente.

–Bueno, pero Milei reconoció que fue una marcha opositora.

–Que reconozca que la marcha del sábado fue opositora es, primero, para consolidar a la tropa propia, pero en realidad es una derrota para él, porque está diciendo que el casi millón de personas que se movilizaron en todo el país no es que estuvieron por un tema puntual, sino que son opositores a él. Paradójicamente, Milei constituye a la oposición ante la falta de liderazgos en ese campo, que es otro problema, ¿no? Habrá que ver cómo se organiza este malestar y descontento desde un proyecto alternativo que seduzca políticamente, y que hoy en día no existe. Hay una vacancia en eso. Lo que la marcha no dijo lo dijo Milei, aunque haya sido para polarizar y consolidar. Si se lee políticamente, es una derrota que un Presidente diga que una movilización de un millón de personas es opositora a él. Y no es solo coyuntural, o por un exabrupto, sino que son opositores. Bueno, muy bien, gracias Milei por definirlos porque a la marcha nadie la calificó de opositora, sino que se organizó para defender derechos y fue antifascista; pero nadie dijo que fue anti Milei.

–El Gobierno apeló, también, a una tergiversación de la historia al afirmar que quienes marcharon tendrían que hacerse cargo del nacionalsocialismo porque esa ideología era de los “zurditos”, de socialistas. Es un argumento irrisorio.

–Sí, sin dudas que este discurso libertario, ultra neoliberal o de las derechas radicales, quiere reescribir la historia, y para hacerlo apela a fake news, a la tergiversación, a un relato totalmente binario y bastante superficial. Decir que Mussolini era de izquierda es cierto, provino del Partido Socialista italiano pero rompió en 1915 y dio el golpe fascista en 1922, cuando fue la marcha sobre Roma.

No voy a hacer una discusión histórica de esto, pero es lo que también hace Trump, y esto sí los emparenta mucho. Trump reescribe la historia de Estados Unidos a su antojo, a su imagen y semejanza, y entonces construye una serie de fake news que se reproducen en las redes con lo que buscan consolidar una base ideológica que no pueden ganar ni política ni históricamente.

–Perdón, pero hay gente que les cree.

–Sí, hay gente que lo cree, sin duda. Como hay gente que cree que la dolarización nos va a salvar o que si destruimos al Estado vamos a estar mejor. Hay muchas falacias que se creen, pero ¿todo esto resiste realmente un análisis de mediano plazo? ¿Cuántas veces se podrán repetir estas construcciones históricas tergiversadas? No lo tomaría como algo tan significativo. Es más, lo tomaría como una nota de color que nos da rabia a quienes conocemos la historia, a las personas politizadas, pero que, con todo respeto, hay personas que ni siquiera saben quién fue Mussolini. Sabrán quién fue Hitler, pero no quién fue Mussolini. Entonces no sé qué efecto tiene eso.

No saben quién fue Mussolini, saben quién fue Hitler, y probablemente tampoco sepan quién fue Goebbels, que decía “miente, miente que te creerán”. Parte de la campaña nacionalsocialista estuvo sustentada en esa premisa, así que ya hay pruebas sobradas de que se puede construir una realidad a partir de mentiras. Por eso es una construcción a la que hay que prestarle atención.

–Sin dudas. No digo que haya que subestimarla. Coincido, y creo que es la lógica de la información falsa, de las fake news y de la manipulación del mundo digital. Por eso digo que Elon Musk es muy funcional a estos discursos, y los impulsa sin ningún miramiento. Pero no es nueva esta lógica de los relatos que buscan meterse en el sentido común para tergiversar datos históricos inobjetables. Hay que dar una batalla cultural y una disputa por el sentido, pero no me engancharía específicamente sobre estas fake news, sino que iría más bien al corazón de la afectación de los derechos de muchas personas y disputa de las agendas.

–¿Quién debe dar esa disputa? La respuesta de la marcha fue de la ciudadanía, fue una respuesta popular. Está claro que había políticos por todos lados, sin embargo, tuvieron un bajo perfil, pero también está claro que debe surgir algún nuevo líder para dar esta batalla.

–La movilización sirve y mucho, pero coincido que sin un proyecto político que vuelva a enamorar, sin liderazgos opositores que sean legítimos y que tengan consenso, las dos movilizaciones universitarias y la del sábado, si no logran plasmarse en un proyecto alternativo quedarán en acciones de protesta que pusieron barreras de contención, que le dijeron a Milei “hasta acá llegaste”, pero que encontrará un límite rápido si no sucede lo otro. En Argentina hubo otros ciclos de descontento como en 1989 o 2001 que plasmaron alternativas políticas superadoras.

Por ahora, esa alternativa superadora no aparece con un consenso social masivo.

–Pero fueron instancias de avance a partir de gente que ya estaba en el campo de la política. Hoy aparece un escenario muy diferente porque Milei, por ejemplo, es un producto nuevo, políticamente hablando.

–Totalmente, por eso hay que dar lugar a nuevas generaciones. Cuando aparecen disputas vinculadas a dirigentes que ya tienen una edad para retirarse pienso que si fueran empleados en alguna empresa o repartición pública ya les habrían pedido la jubilación. Sin duda que tiene que haber una renovación y eso debe venir con la fuerza de las nuevas generaciones. Hay una responsabilidad en la juventud, pero también en las generaciones anteriores de abrir los espacios. Tarde o temprano ese cambio se va a precipitar.

–¿Visualiza algún político emergente aglutinante?

–No arriesgaría nombres. Tampoco veo, por ahora, a alguien que reúna todas las condiciones. Podría mencionar a algunos del movimiento social, de partidos opositores, algunos diputados que tienen algún papel más destacado que otros… pero no quisiera arriesgar un nombre. Ni siquiera es que tiene que haber un festival de nombres, sino una concepción que pueda generar un proyecto político que vuelva a enamorar y con un relato que no recuerde solo lo bien que estuvimos en el pasado. Ese relato ya fracasó y parece que no aprendimos porque se sigue diciendo que hay que volver a los supuestos años felices cuando lo que hay que hacer es un proyecto de futuro y no un proyecto para volver al pasado por mejor que haya sido. Por eso no creo que ahora sea cuestión de nombres sino de ser capaces de enarbolar un proyecto de futuro que enamore y sea alternativo a la debacle, a la desgracia y a la destrucción que está proponiendo Milei, que por ahora es el único que habla de futuro. Porque Milei dice que todo lo que pasó está mal y te promete un futuro mejor, aunque no esté llegando porque hay una agenda desatendida, pero igual parece ser el único que habla de futuro mientras los demás se disputan el pasado.

–¿Qué le produjo escuchar a Milei decir que la ideología de género llevada al extremo conduce al abuso?

–Es una afirmación totalmente falsa. Más bien lo que él llama ideología de género, que son políticas de igualdad de género, de educación sexual integral y de inclusión, llevan a una sociedad mucho más igualitaria, con mayor convivencia y con menores niveles de violencia. Las políticas de género llevan a la reparación y a una convivencia con mayor igualdad y menor grado de violencia. Emitió un concepto sin ningún asidero. Después hay otras cuestiones tenebrosas o un poco macabras, porque Milei tiene una obsesión con la genitalidad infantil. No quiero poner ahora una figura legal, pero eso ya ameritaría una apología del delito, porque desde aquella analogía que hizo de que el Estado es como un abusador que envaselina a los niños en un jardín de infantes, volvió a decir que se les amputa genitales a los menores. Está todo el tiempo con la genitalidad infantil y eso realmente roza la apología. En este terreno hay que discutir en esos términos porque no se puede hacer en términos argumentales semejante barbaridad, ni se puede naturalizar que un Presidente hable de la genitalidad infantil con la libertad con que hoy se hace porque estaríamos legitimando un discurso intolerable de abuso, de odio y de violencia.

–Esta semana el Gobierno anunció que se retira de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y una quita de derechos a la comunidad trans. Curiosamente las dos decisiones fueron anunciadas menos de una semana después de la multitudinaria marcha del orgullo y antirracista. ¿Considera que puede ser una respuesta por elevación a las manifestaciones que se realizaron en el país?

–Puede ser una venganza o una vendetta por la masividad de las marchas, sí. Pero también son medidas espectaculares que buscan el reconocimiento de la ultraderecha internacional antivacunas, odiadora, retrógrada y violenta. Hacia adentro, por supuesto que estas medidas tendrán consecuencias negativas y nefastas en materia de salud. Y hacia afuera tienen que ver con mostrarse fuerte luego de la marcha y transmitir que no lograrán doblegarlo.

Fuente: https://yahoraque.com.ar/vommaro-un-proyecto-de-futuro/


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