La guerra de España, una pasión argentina. Por Daniel Campione.

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La guerra civil española, argentina y los argentinos fue declarado libro de interés por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires. La presente nota es un extracto de la alocución del autor en el acto en el que se oficializo esa declaración, el 5/11/2024

Una primera aclaración es que el libro no es una historia tradicional de la guerra civil española. No se narran allí las operaciones militares, más bien el contexto social y sobre todo político e ideológico del conflicto.  Incluidas sus implicaciones internacionales ¿Qué estuvo en juego en aquella guerra? ¿Qué diferentes corrientes y proyectos se agitaron en la retaguardia, y también en los frentes?

Ese análisis del horizonte hispano nos condujo después al estudio no del total, sino de algunos aspectos del vínculo de la sociedad argentina con la contienda hispana. Aquí hubo apologías y rechazos. Y partidarios de uno y otro de los polos del conflicto. Si bien los favorables a la república eran más numerosos y tenían una composición mucho más popular.

Fue destacable en particular la decisión de argentinas y argentinos que viajaron allí. O ya estaban en España y tomaron parte en la confrontación. En el frente o desde la retaguardia.

La trayectoria del libro y su gestación.

Es necesaria la aclaración de que el libro no se desplegó como un proyecto único, estructurado aún antes de que se escribiera la primera página. Fue un recorrido más irregular y más prolongado.

Quizás sea de interés un breve recorrido sobre su gestación. En un sentido podríamos remontarlo a mis días de infancia y adolescencia. Mi abuelo materno, español de Alicante, y mis padres me hablaron de la guerra, de la derrota y del franquismo. Guadalajara, Teruel, el Ebro. El Jarama, fueron palabras ya oídas en mi niñez. Victorias o derrotas, no importaba, eran igual de memorables.

Eso respecto a la llamada guerra civil. Sólo años después me acerque a la comprensión del gigantesco crimen, de la prolongada secuencia de asesinatos, juicios amañados, prisiones prolongadas, torturas. La de Francisco Franco no fue la apacible dictadura conservadora que pretenden los historiadores posfranquistas.

Fue un régimen violento y sanguinario que convirtió a España en “una inmensa prisión” como se ha titulado una investigación sobre el tema.

Vamos a remitirnos ahora a los años próximos a la elaboración y edición de este libro. El tiempo en el que se dio su gestación.

En 2014 dimos un breve ciclo de charlas en la Biblioteca Nacional. Un heterogéneo e interesado público nos acercó allí a nuevos interrogantes. Y aportó ampliaciones y correcciones a los resultados de años de lecturas e indagaciones acerca de lo transcurrido en España entre 1936 y 1939

Poco después, un seminario en la Universidad Nacional de la Pampa nos trajo el estímulo de un grupo de muy jóvenes pampeanos, algunos graduados en historia o sociología, otros todavía estudiantes de grado.

Allí estaba Andrés Borrello, quien luego fue el principal autor de uno de los capítulos del libro, el que trata acerca de Victorio Codovilla. Dirigente del comunismo argentino que pasó años en España, incluida la primera mitad de la guerra. En esa sección de la obra sólo me cupo la labor de editor y corrector.

Asimismo hubo un conjunto de influencias y aportes posteriores a la elaboración del trabajo, incluso a su publicación por Ediciones Luxemburg. Contribuyeron a mantenerlo vivo. A cultivar el interés social no sólo por el conflicto y sus consecuencias inmediatas sino por la larga secuencia de los crímenes, que traspusieron incluso el umbral de la llamada “transición española.

En el Centro Cultural de la Cooperación efectuamos otro ciclo de charlas, que se distinguieron por la asistencia de jóvenes inquietos y también de veteranos. Distintas generaciones traían lecturas, recuerdos de familia y jirones de memoria colectiva. También se cruzaron militancias o vehementes simpatías por una u otra corriente política y de pensamiento. Dieron lugar a algún atractivo cruce.

Con Mercedes López Cantera dictamos un seminario sobre Argentina y la guerra en Filosofía y Letras de la UBA, un cuatrimestre iniciado mientras el libro ya estaba en prensa. Arrostramos entonces el desafío de no ir desde el escenario español al argentino sino un poco al revés. Poner el eje aquí y sólo complementar con una breve mirada inicial sobre España.

Allí nos acercamos además a Raúl González Tuñón, Álvaro Yunque, Juan L. Ortiz, a los artistas plásticos de solidaridad activa con España. Y a los dirigentes sindicales de variadas tendencias, a los partidos argentinos, a las organizaciones de las distintas colectividades.

Y también a los que estaban del otro lado, nobles o empresarios españoles establecidos en Argentina como María Pía de Borbón o el conde de Guadalhorce, escritores como Manuel Gálvez, Carlos Ibarguren, Gustavo Martínez Zuviría. Y hombres de la Iglesia, con Gustavo Franceschi a la cabeza, uno de los mayores intelectuales con rango eclesiástico.

Luego, sobre todo en los últimos tres años hemos publicado numerosos artículos en torno a la guerra de España y los crímenes del franquismo. Además de rescates y homenajes a Federico García Lorca, Miguel Hernández y Antonio Machado. Los tres grandes poetas a los que los sediciosos franquistas asesinaron; como a Lorca, “murieron” en cárceles infectas como a Hernández, o apresuraron su enfermedad forzándolo al exilio en medio del frío y la lluvia invernales, como a Machado.

Los actores de la solidaridad.

El acercamiento al conflicto español y al genocidio franquista desde Argentina remite a los sujetos y las acciones que se desenvolvieron en el Río de la Plata. En solidaridad y movilización.

Papel clave el de la clase obrera argentina, organizada en sindicatos en los que coexistían la perdurable influencia del socialismo; el anarquismo y el sindicalismo revolucionario en declive. Y el comunismo en ascenso. Todos se hicieron partícipes activos de la solidaridad con la España en guerra.

Hicieron lo suyo grandes medios de comunicación, como Crítica y Noticias Gráficas, que estaban del todo definidos por la República. En el diario de Natalio Botana la república nunca perdió la guerra, el diario jamás reconoció una derrota.

Se sucedieron los actos públicos, las colectas. Los envíos a España de alimentos, ropa, medicamentos, ambulancias, hasta armamento.

La conformación de federaciones solidarias como la Federación de Organizaciones de Ayuda a la República Española (FOARE), el Centro Republicano Español y la Asociación por la República Española. Y la conocida como Coordinadora, que orientaban anarquistas y sindicalistas.

El conjunto está signado por la enorme proyección del conflicto en Argentina. Ya mencionamos la inmensa actividad solidaria con las fuerzas republicanas. Luego vino el auxilio a los expatriados.

Españoles y no españoles se comprometieron a la par. María Teresa León observa en sus memorias que, años después del final de la guerra, en la Avenida de Mayo se seguía discutiendo y hasta gritando sobre el conflicto como si la guerra no hubiera terminado. Las peleas en esa calle habitan con singular fuerza la memoria colectiva.

Y está el capítulo de los voluntarios. Entre los que se desempeñaron en la retaguardia se cuentan, entre los comunistas y marxistas en general, Raúl González Tuñón, Cayetano Córdova Iturburu, José Gabriel. Los anarquistas: José Grunfeld, Jacobo Prince, Jacobo Maguid, Diego Abad de Santillán, Simón Radowitsky.

El grabador y pintor Gustavo Cochet. Delia del Carril que fue mucho más que la mujer de Pablo Neruda, Fanny Edelman, Y los combatientes: Mica Etchebehere, Benigno Mochcovsky, Víctor de Frutos, Luis Alberto Quesada. Ángel Ortelli.

Los médicos Gregorio Bermann o Bernardo Serebrinsky. Y centenares de varones y mujeres poco conocidos o anónimos, hasta completar la cifra de 900 voluntarios argentinos.

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El libro no apunta a dar una imagen idealizada de la república, en la que primaba siempre el consenso y el heroico esfuerzo colectivo. Los republicanos estaban animados por proyectos sociales diferentes y estructuras políticas contrapuestas.

También las argentinas y argentinos que estuvieron allá reconocían diversas orientaciones. Abad de Santillán, por ejemplo, escribió un libro durísimo hacia el rol de los comunistas en la guerra, titulado ¿Por qué perdimos la guerra? Hubo represión dentro del propio campo, existieron crímenes y hasta un enfrentamiento con cientos de muertos, en Barcelona, mayo de 1937.

Esos acontecimientos negativos deben ser reconocidos y analizados sin dejar de apreciar la nobleza de la causa republicana, la aspiración a transformaciones sociales profundas, el propósito del derrocamiento revolucionario del capitalismo.

La guerra de España y los crímenes del franquismo nos interpelan aún hoy, después de tantas décadas. En general y a través de las proyecciones que tuvieron y tienen sobre nuestro país. Continuemos con el recuerdo y la reflexión colectiva acerca de esa parte de nuestra historia.

Daniel Campione en Facebook.

@DanielCampione5 en X.

Fuente: https://tramas.ar/2024/11/07/la-guerra-de-espana-una-pasion-argentina/


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