El Estado y la hora de los palos. Por Daniel Campione.

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El gobierno realiza una acción selectiva que deteriora o anula a unas áreas del Estado mientras fortalece las vinculadas a la represión de la protesta.

Funcionarios del gobierno y el propio presidente han dejado trascender que sería inminente un aumento de sueldos para el personal de las Fuerzas Armadas. El incremento salarial rondaría el 5%, muy por encima de las paritarias a la baja a las que se ha arrastrado al conjunto de los empleados estatales.

De concretarse esta mejora de salarios quedará confirmado que la “destrucción del Estado desde adentro” que ha pregonado el presidente Javier Milei no tiene aplicación en lo que se refiere al conjunto del aparato represivo.

Más aún, las instituciones militares y policiales dependientes del Estado nacional son la “reserva” necesaria para sofocar la protesta social, en particular si ésta alcanza envergadura e intensidad que puedan rebasar a las fuerzas “de seguridad” provinciales y de la ciudad de Buenos Aires. Sentido similar tiene el propósito de multiplicar por varias veces los recursos disponibles para la renacida SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado).

Suprimir, reducir, privatizar.

El ajuste al aparato estatal nacional es claramente selectivo. El gobierno ataca con pareja furia la existencia misma de muchos organismos. Y cuándo esto no es viable del todo, acude a una acentuada desfinanciación. A lo que se suma la privatización de aquellas áreas que pueden resultar rentables para explotadores privados, como intenta hacerse ahora con Aerolíneas Argentinas.

Son víctimas predilectas de esa ofensiva la educación; la salud, el sistema científico y tecnológico, la política de derechos humanos, las políticas de género, los organismos culturales.

Asimismo lo son las unidades estatales que ejecutan políticas sociales que no se remitan a la asistencia monetaria a los “necesitados”, como la Asignación Universal por Hijo (AUH) o la tajeta Alimentar. Se reduce al mínimo o cae todo lo que en esa esfera incluya a la organización y capacidad de actuar de quienes se desempeñan en la economía popular o atienden necesidades inmediatas en sus territorios.

Se agregan las acciones para la supresión o el desmantelamiento de cualquier instancia estatal que aplique regulaciones sobre las grandes empresas o cualquier normativa cuya desaparición coincida con los intereses del gran capital.

En cambio, si la regulación o medida “proteccionista” favorece las ganancias o los privilegios de los capitalistas esto no se aplica. Allí están, incólumes, los beneficios y exenciones impositivas para quienes producen en Tierra del Fuego. O las prebendas de las corporaciones que se desenvuelven en la “economía del conocimiento”, como Mercado Libre.

La conclusión es obligada; el “liberalismo”, como ha ocurrido en gobiernos anteriores, es una consigna que se ajusta según los casos. Puede operar para el engaño de un público amplio, que no presta atención a las decisiones concretas del gobierno y la burocracia. Y sirve de pretexto para descalificar por “comunista” a quienes propician una orientación más o menos diferente.

La “destrucción” hacia abajo.

Mientras tanto los sin dudas destruidos son los ingresos, el empleo y las condiciones de vida de la mayoría de la población. Además del daño a la capacidad operativa de sectores enteros del Estado que no sirven a intereses mercantiles sino a sectores amplios de la población.

En el tono provocador habitual el gobierno, con el presidente a la cabeza, festeja por anticipado nuevos despidos de miles de empleados públicos, a concretarse en estos días. La injusticia y la desigualdad no son un “daño colateral” sino un objetivo buscado con persistencia y entusiasmo.

¿Perversión? ¿desvarío? Tal vez. Lo seguro es que el gobierno procura la realización de reformas regresivas en todos los terrenos. Y se prepara para que las “honorables” fuerzas represivas den palos a discreción toda vez que el ajado discurso “antiEstado” deje de ser eficaz para la disuasión. Y la protesta social tome una clara curva de ascenso.

Daniel Campione en Facebook.

@DanielCampione5 en X.

Fuente: https://tramas.ar/2024/09/30/el-estado-y-la-hora-de-los-palos/


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