Brindamos aquí el anticipo de un libro en torno al “conquistador del desierto”, de próxima aparición. La toma de posición “roquista” del gobierno actual le asigna renovada pertinencia al tratamiento de uno de los “próceres” favoritos de la derecha argentina.
Publicar hoy una breve compilación de artículos a propósito de Julio Argentino Roca adquiere un sentido diferente al que hubiera tenido hace apenas un par de años. Sentido que se refuerza con el triunfo electoral y la asunción presidencial de Javier Milei.
El nuevo presidente invoca en sus discursos una lectura histórica en la que el período que va de fines del siglo XIX a los primeros años del siglo XX es una edad “dorada” de Argentina. Pinta esa etapa como una sociedad de libre mercado y de progreso indefinido.
Y con intencional equívoco, proclama que en esos tiempos Argentina fue “la primera potencia mundial”, algo que nunca ocurrió ni de lejos, nuestro país no pasó del quinto o sexto lugar. Y eso en un concierto de Estados nacionales varias veces menos numeroso que el actual. El propósito es claro y lo lleva adelante: Exhibir a toda la historia del país posterior a 1916 como una etapa de prolongado e inexorable declive, que ahora él vendría a dejar atrás.
En su discurso inaugural a espaldas del Congreso Nacional y de la Asamblea Legislativa allí reunida, Milei citó al dos veces presidente para argumentar sobre la necesidad el “sacrificio” que le pide (en realidad trata de imponerle), a la sociedad argentina:
“Será duro. Pero como dijo Julio Argentino Roca, ‘nada grande, nada estable y duradero se conquista en el mundo, cuando se trata de la libertad de los hombres y del engrandecimiento de los pueblos, si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios’”.
El general tucumano pronunció estas palabras en su propia asunción como presidente por primera vez, en 1880. El objetivo del actual mandatario de enlazarse con el supuesto implantador de “paz y administración” en la sociedad argentina resulta transparente.
En la misma alocución el flamante primer magistrado lo calificó como “uno de los mejores presidentes de la historia argentina”. El propósito reivindicador no ha podido quedar más claro.
Algunos seguidores celebraron este pronunciamiento “roquista” del líder de La Libertad Avanza. Una periodista con formación en historia, Claudia Peiró, formuló el deseo de un nuevo alumbramiento del culto a Roca:
“No es la primera vez que Milei reivindica al dos veces presidente de la Nación. Y cabe esperar que no sea la última, y que asistamos, a partir de ahora, al fin de la iconoclasia antirroquista, difícil de entender por parte de quienes se dicen nacionalistas. (Infobae, 11/12/2023).
Desde el peronismo kirchnerista se cuestionó con fuerza al “conquistador del desierto”, a menudo sin la profundidad necesaria. Ocurre que, como tratamos de demostrar en nuestros escritos, Roca es en la realidad el fundador del Estado argentino moderno. Y sólo a condición de una ruptura raigal con ese Estado se puede dar carnadura al enjuciaamiento radical de la obra del general tucumano.
La pervivencia de los monumentos, ciudades y calles que lo homenajean entraña la manifestación más palmaria de que el prolongado ciclo “nacional y popular” fustigó al ministro de guerra de Nicolás Avellaneda sin dar por tierra (ni intentarlo siquiera) con los fundamentos económicos, sociales, políticos y culturales que dan sustento a su culto.
¿Acaso la Argentina de “los ganados y las mieses”, a la que cantó Leopoldo Lugones en el centenario, no tiene puntos de continuidad con la economía de las commodities a alto precio que generó el período de prosperidad posterior a 2003?
El esquema agroexportador nació en el país a partir de la primera generación de grandes actores económicos, con base en la propiedad terrateniente y en entendimiento con el capital inglés. Una matriz que sufrió crisis muy profundas y repliegues prolongados, pero nunca perdió su vigencia esencial.
Hoy nos encontramos ante un audaz y gigantesco proyecto de reorganización de la vida de las argentinas y argentinos dentro de los parámetros de una distopía de mercantilización total de las relaciones sociales. Y de libre arbitrio de los más poderosos sobre la vida y destino de las “clases subalternas”.
Quieren imponernos un “subordinarse o morir”, disyuntiva con resonancias de aquella época para algunos “gloriosa” que transcurrió desde 1880 a 1910. A la que las “ilusiones demagógicas” puestas a caballo de la Ley Sáenz Peña terminaron por estropear.
“Roca” es hoy una divisa usada para ponerla a contribución de una guerra social contra todas y todos los luchadores por un orden de igualdad y justicia. Desde el movimiento obrero hasta las movilizaciones preocupadas por el patriarcado, la destrucción ambiental o la defensa de las comunidades indígenas supérstites.
No en vano los propietarios blancos de las tierras ancestrales mapuche se ponen hoy bajo el auspicio de la figura del “conquistador”, para marchar al combate contra las comunidades que quieren recuperar territorios.
Nos queda a nosotras y nosotros escoger qué nombres llevamos al frente a la hora de luchar en conflictos sociales cada vez más urgentes y convocantes. Desde Remedios del Valle al Gallego Soto, de Juana Azurduy a Rodolfo Walsh, tenemos nuestros propios héroes. Pero por sobre todo, puede animarnos la herencia de millones de luchadores anónimos, que a través de distintas épocas lo dieron todo por sus ideales de emancipación social.
Su memoria se merece una sociedad sin homenajes a Roca. Se impone el compromiso colectivo de apuntar hacia ese ideal. Y de expandir la conciencia colectiva de que el combate ideológico con el ultraliberalismo mercantilizante tiene entre sus aristas el abordaje crítico, sin contemplaciones, de la época histórica que este pretende reivindicar.
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Los escritos que aquí se compilan han sido elaborados y publicados entre los primeros años del siglo XXI y hace pocos meses atrás. El que en gran medida vertebra esta selección es el primero en el tiempo y por lejos el más extenso. “Roca ante la historia: Puntos de vista acerca de una época”, nació como un ejercicio de crítica historiográfica destinado a formar parte de Historia de la crueldad argentina. Recorrimos allí desde las obras de los contemporáneos del general-presidente hasta trabajos recientes, tanto favorables como impugnadores de aquel “orden conservador” cuyos efluvios todavía nos habitan.
La referencia a toda “una época” en el subtítulo, transparentaba el propósito de no ceñirse a un juicio sobre quien llevara “las armas de la patria” hasta el Río Negro sino a expandirlo en dirección al conjunto de su clase social a lo largo de todo un período histórico.
Fue un volumen coordinado por Osvaldo Bayer en el que tomaron parte historiadores de las entonces “jóvenes generaciones”, convocados por el común reconocimiento al talento y el involucramiento militante del autor de La Patagonia Rebelde, quien se hallaba a la sazón empeñado en una vasta campaña de impugnación al conquistador de las tierras del sur.
Una labor que tenía como nodo central a la demanda de que el monumento que le estaba dedicado al general tucumano fuera quitado de su emplazamiento, en un punto neurálgico del centro de Buenos Aires, donde lo enmarca una avenida que lleva su nombre y desemboca en la Plaza de Mayo. Y reemplazado por una evocación de la mujer indígena.
El empeño no fue coronado por el éxito, lo que no impidió que quedaran señales y recuerdos de su realización. Una de las tantas fue el libro mencionado y en su interior el artículo que hemos revisado para su re-publicación en esta oportunidad.
El resto de los trabajos que hoy ponemos de nuevo a consideración, fueron reelaborados a través del tiempo, hasta arribar a versiones finales dadas a conocer desde 2021 a la fecha.
Son tres escritos breves, que se podrían definir como “de circunstancias” en tanto que se refieren a discusiones de actualidad en torno a la figura que nos ocupa y su época. Y que adquieren una dimensión social concreta al vincularse con la lucha actual del pueblo mapuche en torno al suelo ancestral. Y al propósito de los actuales dueños de la tierra por volver a reducirlos al silencio y la marginación.
Agregamos, en carácter de “Anexo” un breve escrito a propósito de la peculiar y sobresaliente tarea de Bayer como historiador. El que asimismo contiene una referencia a su militancia práctica por modificar la comprensión de la historia, expresada sobre todo en su particular brega por la “desmonumentación” de Roca.
Los cinco artículos son puestos de nuevo a disposición del público, prescindiendo de actualizaciones, o de enmiendas que no sean los de algún dato erróneo o de una que otra incorrección gramatical demasiado manifiesta. Así como están creemos que mantienen algo de su vigencia inicial y de la pertinencia de las narraciones y de los análisis que se esbozan en ellos.
La imagen que encabeza esta nota reproduce la obra “La conquista del desierto”, de Juan Manuel Blanes.
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Fuente: https://tramas.ar/2024/01/04/roca-apuntes-para-una-polemica-indispensable/