Mientras Colombia y Venezuela reabrían la frontera, el uribismo destilaba veneno.
El lunes 26 de septiembre de 2022 Colombia registró dos momentos que retratan de cuerpo entero el país en que vivimos y configuran escenarios radicalmente opuestos, frente a los cuales resultan pertinentes reflexiones coyunturales y estratégicas, no solo políticas, sino comunicacionales y de pedagogía social.
De una parte, vivimos con emoción la histórica reapertura de la frontera colombo-venezolana y el reencuentro de dos pueblos hermanos –separados por el régimen uribista durante siete años–, en un acto lleno de simbolismo, fraternidad y hermandad encabezado por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el ministro de Transporte de Venezuela, Ramón Velásquez.
De otra parte, observamos los desfiles de la extrema derecha, cargados de veneno, fanatismo, desinformación, racismo e improperios por parte de personas que salieron a las calles solo por su odio visceral a todo lo que suene a cambio, pues la inmensa mayoría no tenía ni idea de los contenidos de las reformas sociales del Gobierno: solo balbucían mentiras.
En el puente Simón Bolívar, que une al Norte de Santander con el Táchira, las comitivas de los gobiernos de los dos países estrechaban las manos y miles de personas vivían con expectativa y alegría el momento, con cánticos, ramos de rosas blancas y globos de colores.
Al término del acto, el presidente Petro llamó a la integración latinoamericana, a respetar la autodeterminación de los pueblos, como manda la Constitución Política de Colombia, y a emprender la recuperación social, cultural, económica y política de los hermanos, segregados como producto de una estrategia oscura del gobierno de Iván Duque, sumiso a las órdenes e intereses de la Casa Blanca.
Mientras tanto, por las calles de varias ciudades del país uribistas recalcitrantes marchaban sordos a cualquier raciocinio, movidos sólo por consignas que incluso tenían que leer en papelitos, pues su ignorancia supina únicamente les permitía repetir y repetir. No había respuestas reposadas y argumentadas, solo bocanadas de improperios y lugares comunes sin sustento.
De lo anterior pululan ejemplos en las redes virtuales, pero se pueden resumir en las barbaridades espectadas por una mujer de avanzada edad, como la mayoría de los participantes en los desfiles, quien, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, con desfachatez racista vociferaba que el gobierno del presidente Petro es “de simios como Francia Márquez” y que “con los comunistas no se dialoga, se les pega un tiro en la mula (la boca) y pal´ río”. Otra mujer cerca de allí vitoreaba voz en cuello al criminal Carlos Castaño y pedía volver a las autodefensas.
El diario El Tiempo minimizó la denuncia contra la mujer que insultó a la Vicepresidenta con mensajes racistas, ni siquiera mencionó su instigación al asesinato de comunistas y publicó la noticia en el último lugar, abajo, de la última página de su edición impresa correspondiente al miércoles 28 de septiembre. Medios radiales, para no quedarse atrás, también minimizaron el hecho, a pesar de que las conductas en las que ella incurrió están tipificadas en el Código Penal, por racismo e incitación al genocidio.
El gobierno del presidente Petro respetó los desfiles, no hubo represión, ni gases lacrimógenos, ni ojos sacados, ni jóvenes acribillados por la Policía, ni desapariciones, ni detenciones, nada de lo que sí hubo en el gobierno de Duque, quien no dudó en lanzar el Esmad y demás aparatos armados del Estado a la caza de los manifestantes y dejó más de un centenar de asesinados en 2021. El cambio de doctrina en las Fuerzas Armadas ordenado por el nuevo gobierno se empieza a notar.
HACIENDO BULLA POR LOS RICOS
Los que desfilaron decían que protestaban contra la reforma tributaria y todas las propuestas del gobierno, para ellos todo es malo, pero cuando se les indagaba sobre los argumentos del rechazo salían corriendo: fueron solo idiotas útiles de los ricos, marchantes por causas ajenas, defensores de los explotadores y segregadores, pues si algo es claro es que la reforma tributaria será para que los multimillonarios paguen los impuestos, no los pobres.
En Cúcuta, sin conciertos ni parafernalias típicas de los negociantes de la farándula –como las que encabezaron en febrero de 2019 Duque y el títere de EE. UU. Juan Guaidó, fue derrotado el intervencionismo, salió avante el respeto al derecho internacional y se abre paso la integración para el bien de los pueblos de Colombia y Venezuela.
Los obnubilados marchantes de la derecha no se han leído ni una línea de las propuestas de reformas pensional, laboral, agraria, de la salud, de la educación y la política, pero recitaban como robots las consignas mal escritas que les entregaron en la propaganda, y hablaban de “expropiaciones”, “cédula eléctrica”, “santería”, “milicias oficiales”, “plata para los vagos”, “pueblo sin salud” y un sinnúmero de sandeces. Su fanatismo es lamentable, reforzado por las prédicas de la prensa del sistema.
Ahí están reflejados los dos escenarios vividos el 26 de septiembre: el diálogo, el respeto y la búsqueda de la paz entre hermanos, con el liderazgo del presidente Petro, de un lado, y el anticomunismo, las posiciones fascistas y violentas del uribismo extremo, patrocinadas por políticos godos, empresarios, especuladores y terratenientes, del otro.
Luego de los desfiles racistas de la extrema derecha, quedó en evidencia que estamos en presencia de una oposición con ínfulas incendiarias e irracionales, de ciegos mentales que están dispuestos a hacerle la vida imposible al gobierno del cambio, usando las peores armas, incluso las del escupitajo, la calumnia y la violencia.
Las marchas alarmaron a algunos, pero eran previsibles: los partidarios del cambio no están solos en el campo de juego, y después de más de 200 años de incultura política reaccionaria, liberal-conservadora, los remanentes de esa historia oscura se desentierran, los fantasmas salen a tratar de retomar la iniciativa y a rumiar la amargura de la pérdida del poder político.
GIRO EN ESTRATEGIA COMUNICACIONAL
Frente a esta radiografía de la coyuntura, resulta absolutamente indispensable que el gobierno del presidente Petro trace una política comunicacional estratégica, pues los medios hegemónicos, aparatos ideológicos de las élites, del poder económico oligopólico y financiero, le han declarado la guerra, como era de esperarse y como ha sido la experiencia en todo el continente cuando de procesos progresistas y de izquierda se trata.
La manipulación, el engaño y la mentira que inocula por todos sus medios la clase dominante impone un giro del gobierno, que no parece manejar aún el Sistema de Medios Públicos, luego de 50 días de haberse posesionado, empezando por Radio y Televisión de Colombia, Rtvc, y tampoco tiene incidencia en los canales públicos regionales.
Por ejemplo, ante el acontecimiento histórico de la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela y su importancia para toda la región, los únicos canales que transmitieron en vivo y en directo los actos de Cúcuta fueron el canal Televisión Regional del Oriente, TRO, y Rtvc.
En el Valle del Cauca llamó la atención que Telepacífico no cubrió en directo absolutamente nada y sus noticieros privados, tampoco. A duras penas uno de ellos puso en cuarto lugar una breve nota, y el otro, nada… Pero las marchas de la ultraderecha sí estuvieron en el primer plano de sus emisiones.
El presidente Petro debe tener en cuenta que todo lo positivo que está proponiendo y haciendo su gobierno debe ser difundido de manera oportuna, masiva y con la mayor eficacia. De lo contrario, queda a merced del silencio o de las tergiversaciones derivadas de los enfoques que dan los medios privados a sus iniciativas y ejecutorias.
Los trinos del Jefe del Estado y de algunos ministros y congresistas son muy importantes como voces oficiales, pero deben ser reforzados y desarrollados por toda una dinámica mediática multiforme, empezando porque la inmensa mayoría del pueblo no está en Twitter y, aunque sus trinos tienen un efecto multiplicador, su alcance en todo caso es limitado.
Resulta indispensable ampliar plataformas virtuales y medios radiales y televisivos con espacios permanentes de información y pedagogía.
Valdría la pena tener en cuenta las experiencias comunicacionales del presidente Andrés Manuel López Obrador, de México, líder progresista también ferozmente perseguido por la derecha de su país, quien realiza diariamente una puntual rueda de prensa muy amplia para hacer visible ante su gente y el mundo sus ejecutorias y su pensamiento.
En Colombia la radio tradicional en FM y en AM aún tiene mucha incidencia. Se escucha desde las tres de la mañana hasta avanzada la noche mientras se viaja en automóviles y buses, en barrios populares, entre la población más vieja y en las zonas rurales. ¿Y, en manos de quiénes están las grandes cadenas radiales? En manos de los pulpos económicos que buscan retomar el poder… Eso explica también la proliferación de gente de avanzada edad en las huestes de la derecha.
MEDIOS PÚBLICOS Y ALTERNATIVOS
El presidente Petro no debe olvidar que debido al sesgo ideológico y a los intereses que caracteriza a los grandes medios corporativos privados, éstos abusan de ese derecho constitucional e, incluso, se parapetan en él para divulgar desinformación sin esperar respuesta o reclamo oficial.
Entonces, al tiempo que se respeta el actuar de la prensa del capital, se le debe contrarrestar con los medios públicos y otorgándole la importancia que merecen los numerosos medios alternativos y populares (incluida una treintena de excelentes influenciadores en YouTube) que, en solitario o en pequeñas redes, contribuyeron en la tarea titánica de la elección de Gustavo Petro y lo siguen apoyando en sus ejecutorias de gobierno.
El poder popular que se está construyendo no puede descuidar el factor comunicacional: no basta con buenas ejecutorias de gobierno, hay que saberlas informar a tiempo y procurar nutrir permanentemente la base social de once millones 300 mil personas que eligieron al Presidente y, además, llegar a nuevas mentalidades, aquellas a las que les apuesta la prensa del sistema, que busca horadar el apoyo masivo con que cuenta al mandatario.
El terrorismo mediático hace daño y tiene el objetivo de deslegitimar al nuevo gobierno. Lo despliegan con plena libertad medios como Semana (su más reciente portada, contra la ministra de Salud, Carolina Corcho, es una verdadera vergüenza por su contenido falso y de mala fe) y todo el sistema de RCN, Blu Radio, W Radio, Caracol Radio, El Tiempo, para no hablar de los aparatajes neonazis existentes en redes y otras plataformas.
La guerra comunicacional en marcha, decretada por los aparatos ideológicos de los multimillonarios, busca, además, cerrar el camino del fortalecimiento del Pacto Histórico y sus aliados en las elecciones regionales de 2023 y dinamitar la posibilidad de que, en 2026, el poder popular en construcción pueda tener continuidad con el candidato presidencial que siga la obra que se está iniciando en el actual cuatrienio.
Así, pues, el 26 de septiembre pasará a la historia como un día contradictorio, de dos momentos: primero, el del extraordinariamente positivo de la recuperación de la hermandad entre dos pueblos separados por el odio uribe-duquista, y, segundo, el del intento de resurgir del brote venenoso de una derecha con ínfulas fascistas, que se resiste a reconocer que el 19 de junio perdió y saca, con engaños y mentiras, a sus huestes a hacer ruido para defender los intereses de los ricos, de los viudos del poder.
La alerta está sonando. En Colombia están repitiendo la fórmula de la guerra comunicacional aliada de la conspiración de ultraderecha. Eso no es nuevo. Los casos son muchos: Venezuela y el bloqueo contra Hugo Chávez y Nicolás Maduro; Bolivia y el golpe de Estado a Evo Morales; Ecuador y la ofensiva contra Rafael Correa; Brasil y la lawfare contra la elección de Lula da Silva; Perú y la campaña contra Pedro Castillo; Chile y la derrota de Gabriel Boric en el plebiscito constitucional.
Todos esos casos, y muchos otros, deben ser tenidos en cuenta. Son evidencia de la guerra mediática que usa las fake news y explota los remanentes de siglos de sometimiento de las mentes de los pobladores empobrecidos para consumir sus cerebros y ponerlos a su servicio Estamos a tiempo de pasar a la ofensiva.
EL PRESIDENTE ESCUCHA A LA OPOSICIÓN
A diferencia de lo que ocurrió con Duque durante todo su régimen, que nunca escuchó a la oposición política y social alternativa que protestaba en las calles, este martes 27 de septiembre el presidente Petro sí recibió a una delegación del denominado Centro Democrático, encabezada por el propio Álvaro Uribe, quien ahora lidera a quienes adversan al gobierno del Pacto Histórico.
Los opositores fueron recibidos a pocas horas de sus desfiles callejeros del lunes, y volvieron a reclamar por los intereses de los ricos en relación con la reforma tributaria y dieron a conocer las quejas de los altos mandos militares relevados de sus cargos recientemente, cuando fueron llamados a calificar servicios 52 generales, varios de ellos investigados por presunta corrupción y violación de derechos humanos.
Partidario del diálogo y de llegar a espacios de coincidencias mínimas hasta donde se pueda para evitar las confrontaciones y lograr la distensión política, el presidente Petro demostró el cambio de talante en el nuevo gobierno respecto del anterior, que menospreció y violentó al pueblo en las calles.
Los nuevos opositores sacaron el fanatismo mentiroso a las calles el lunes y el martes fueron a ver qué recogían en la Casa de Nariño. Los procederes al revés: Uribe juega a la doble. En eso no hay que llamarse a engaños.
Como dijera el presidente Petro en su conmovedora y potente intervención en la 77ª. Asamblea General de las Naciones Unidas, el martes 20 de septiembre: “No hay Paz Total sin justicia social, económica y ambiental”.
Y en procura de esa Paz Total, el mandatario oye de nuevo a Uribe, uno de los actores determinantes de la violencia y la guerra en Colombia, y a sus acompañantes (Miguel Uribe y Óscar Pérez). Ya lo había recibido antes, el miércoles 29 de junio, diez días después de ser elegido.
Petro es un demócrata, pero no es ingenuo. Los gobiernos progresistas se defienden con una buena gestión, pero no basta con ella: requieren una estrategia comunicacional moderna, efectiva y constante, y, sobre todo, no perder la iniciativa popular en las calles.
LOS VIENTOS DEL SUR
Ya hay una de esas iniciativas movilizándose por calles y carreteras, se llama Los Vientos del Sur. Miles de hombres y mujeres vinculados a numerosos procesos políticos y sociales, campesinos y populares del sur del país que respaldan las reformas sociales impulsadas por el Pacto Histórico y el presidente Petro partieron el 23 de septiembre de Pasto.
Luego, estuvieron en La Vega, Cauca, se desplazaron posteriormente, en ´chivas´ y buses a Popayán, donde participaron en uno de los 50 diálogos regionales programados por el gobierno en todo el país para escuchar a las comunidades y diseñar el Plan Nacional de Desarrollo, y después fueron a Neiva, departamento del Huila, en la tan necesaria tarea de pedagogía sobre los proyectos y las realizaciones del nuevo gobierno.
La jornada culminaba este miércoles en Bogotá, en la Plaza de Núñez, situada entre el Capitolio Nacional y la Casa de Nariño, la misma que fue abierta por orden del Presidente para que todo el pueblo se reúna en ella, luego de más de 20 años de clausura por los sucesivos gobiernos del régimen uribista.
La defensa del poder popular en construcción emprende su marcha. Y no puede perder la calle. Debe estar a la ofensiva comunicacional y popular. Las lecciones latinoamericanas están a la orden del día.
Cali, miércoles 28 de septiembre de 2022.
Fuente: https://rebelion.org/el-desafio-comunicacional-del-nuevo-gobierno/