Con la salvedad de algunas honrosas excepciones, cuyos dirigentes, se enrolan en el principio del “Sindicalismo de liberación”. A LOS TRABAJADORES, “ESTA ORGANIZACIÓN NO LES SIRVE MAS”.
Es preciso hacer referencia, en primer lugar que, “La organización gremial de los trabajadores”, no es una instancia del sistema capitalista imperante, sino un mecanismo nacido en el seno de la misma clase trabajadora, como una herramienta de defensa contra la explotación de que eran objeto, desde el comienzo de la era liberal, capitalista. El trabajo asalariado.
Sin embargo, y atento a que, desde ése principio “LA ORGANIZACIÓN”” fue clandestina”, tuvo que padecer siniestras represiones por parte de las patronales y gobiernos, dirigidas a acallar su protesta.
El “poder del capital” establecido, se embarcó en sucesivas oleadas de violencia, tendientes a obstaculizar o destruir este mecanismo de los trabajadoras/res, que no podían controlar, pese a disponer para ello de todo el aparato mercenario, policial y militar represor, que tenían a su servicio.
Esta “organización” a la que perseguían con saña inaudita, cuestionaba el principal sostén, el pilar del sistema capitalista: la explotación del hombre por el hombre, y a la que por sobre todo, temían.
Es así que con el devenir de los tiempos, y siempre en el afán de anular su accionar, se dieron a la tarea de legalizarla, ponerla sobre la superficie, sacarla de la clandestinidad y valerse de éste instrumento para, identificar a sus dirigentes, conocer sus lugares de reunión y planes, y sobre todo, “tenerla bajo control”.
Más adelante, y no satisfechos con ése paso, los gobiernos, el sistema capitalista en sí, avanzaron con nuevas medidas tendientes, no ya a controlar, sino a torcer el objetivo de liberación de la opresión de ésta organización.
Para ello nada mejor que, a esta lacra que tenemos como máximos dirigentes, hacerle un lugar, en el aparato gubernamental, ministerios, cargos electivos, y en suma condicionarlos para que en lugar de la defensa de los derechos de los trabajadores, las organizaciones gremiales fueran dóciles y funcionales a sus intereses, ponerlas al servicio de los dueños del poder, darles “Participación” sepultando el propósito con que nacieron.
Metodología sustentada también, por las otras dos patas del poder. Las Fuerzas Armadas y el alto Clero de la Iglesia Católica.
El ardid, funcionó de maravilla. Que los personajes que ostenten los máximos cargos del movimiento obrero, usen la organización sindical, para beneficio propio, adaptándose a los gustos y vida bacana de la burguesía.
El resultado fue nefasto. La dirigencia gremial en el plano nacional, así seducida, y ahora asumiendo la alianza de clase, se constituyó en el más formidable obstáculo depredador y destructor, de la organización de la clase trabajadora.
Así es que:
Lograda la sujeción o domesticación del dirigente, y ahora en concomitancia, con patronales y gobiernos, idearon y pusieron en ejecución, un método tan dañino como condenable y disolvente, para la organización y los trabajadores. “ELIMINAR LA DEMOCRACIA SINDICAL DE BASE”.
Nada de asambleas; nada de delegados o reuniones de éstos; nada de discusiones en los lugares de trabajo; y por fin: nada de conciencia de clase.
Digamos: Eliminar la escuela donde se forma el trabajador, en la defensa de una vida más justa y humana, en defensa de su patria, (que es decir el pueblo trabajador; de sus recursos económicos, (bienes comunes), y de su futuro como ser social.
Pero hubo un hecho lapidario, para sepultar definitivamente a la organización. Al producirse la privatización de las empresas de servicio del estado, y la enajenación de los recursos naturales durante el gobierno peronista de Carlos Menem; la mayoría de estos dirigentes sindicales mercenarios, con la anuencia del gobierno, no solo aplaudieron la medida, sino que, se quedaron con partes del remate de LOS BIENES COMUNES, utilizando para ello los dineros de las organizaciones que presidían.
Se constituyó así, un nuevo sindicalista:” El DIRIGENTE EMPRESARIO”
En nuestro país, y con las contadas y heroicas excepciones dichas; las organizaciones Sindicales, comenzando desde la C.G.T. hacia abajo, son inservibles ya, para cumplir los objetivos históricos de la clase trabajadora.
Es decir: “no servirán nunca más, mientras tengamos éstos parásitos, zánganos, como dirigentes que nosotros no elegimos, que nos representen y hablen en nombre nuestro”.
Compañeras, compañeros, viendo este panorama así, es como si “estuviéramos desnudos”. Tendremos que construir, que tejer, una nueva manta, un nuevo poncho para cubrirnos. Una ORGANIZACIÓN, que nos represente, con el cuidado que no nos devoren las aves de rapiña. Esta ORGANIZACIÓN, debe tener como norte y límite, y con letras bien grande, que es por la LIBERACIÓN.
Taurino Atencio
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