Las notas que siguen son a propósito de un debate en el que participé en C5N, en el programa de María Belén Aramburu. El marco estaba dado por un documento de coyuntura de FIEL sobre la situación de la Industria y que fue publicado en Ámbito Financiero1.
Más allá de lo señalado en el debate donde participó Juan Bour de FIEL y dos dirigentes empresarios, me interesa incluir para el debate, especialmente entre la militancia en el movimiento obrero algunas consideraciones que me parecen importantes.
Los antecedentes están en el golpe del 76
No se puede soslayar que para analizar la situación industrial en la Argentina hay que expresar que el modelo productivo impuesto desde el 76 a la fecha es absolutamente dependiente, fundamentalmente en las Empresas altamente concentradas, que lideran la cúpula empresarial, y que todas las decisiones que estas toman están en consonancia con intereses transnacionales. Acindar es ejemplo de ello y de allí salió Martínez de Hoz. Hoy la empresa es propiedad de Arcelor Mittal, el principal conglomerado del acero mundial, cuyas decisiones son definidas desde las necesidades de la transnacional y nada importa el impacto social, ecológico o económico de sus políticas.
Es una cuestión que perjudica principalmente a las/os trabajadoras/es y también a la pequeña y mediana empresa. Sobre esta situación ningún gobierno constitucional ha hecho demasiado, y en especial el menemismo, la Alianza y el macrismo profundizan esta situación de dependencia. Las políticas económicas del ciclo largo de ofensiva del capital desde 1976 son un verdadero desfalco a los intereses de nuestro pueblo en beneficio del capital transnacional.
Hay nuevo relato sobre el modelo productivo
Hoy, los economistas del modelo, con un nuevo ¨relato¨ hablan de la retracción de la Industria como un problema de “demanda interna”. Lo que ocultan en el análisis, descaradamente, es que esto se debe a que los salarios han quedado absolutamente alejados de la evolución de los precios.
La nefasta inflación que estamos soportando, especialmente los que vivimos de ingresos fijos, trae aparejado el crecimiento de la pobreza y atrasos salariales importantes.
Vale resaltar que las grandes decisiones industriales tomadas por las trasnacionales con las complicidades de gobiernos locales han sido producir lo que los países centrales no producían más. Así, trasladan industrias sucias al capitalismo dependiente y atrasado, aprovechando salarios bajos, concesiones tributarias y complicidad gubernamental para fugar divisas. Del mismo modo ocurre con las industrias básicas alimentarias, hegemonizadas por las transnacionales de la genética y la alimentación que saquean nuestros bienes comunes y super-explotan la fuerza de trabajo para abastecer de alimentos al sistema mundial, sin beneficio alguno para nuestros pueblos.
Para analizar la industrialización contaminante podemos hablar con claridad de la Siderurgia, que produce aceros altamente tóxicos que constituyen la demanda de países centrales y que des-localizan la producción sin miramientos de los derechos ambientales de las poblaciones en que se asientan sus fábricas, caso de Villa Constitución. Las alimenticias orientan una producción de exportación, saqueando recursos naturales para atender sus objetivos de ganancia sin preocupación por el hambre y la desnutrición en nuestros territorios.
En ambos casos puede haber plantillas salariales relativamente elevadas en pesos, pero bajas en divisas para competir internacionalmente, y en momentos de recesión o caída de la producción, como ahora, se despreocupan por suspensiones y cesantías.
Los “relatos” también quieren mostrar como decisiones absolutamente necesarias para el beneficio de nuestra economía las tremendas devaluaciones de enero de 2014 y la de diciembre de 2016, que todavía no ha culminado, sin importar y sobre todo escondiendo, que éstas han sumido a vivir en la pobreza a miles de argentinos.
Subsidios a las empresas, tarifazos y pérdida de sobernía
Macri en sus discursos ha dicho que uno de los problemas más graves para los sectores industriales era el modelo energético y los subsidios.
Para esto, la primera medida fue poner al “lobo a cuidar el gallinero”, expresado en la designación como Ministro de Energíaal ex CEO de Shell, Juan José Aranguren. Es obvio que no revisó, ni revisará el destino de los subsidiosa las empresas energéticas o petroleras, y en contrario, produjo un ajuste brutal en las tarifas.
No solo cayó como un mazazo sobre los sectores populares, sino que también puso en jaque a pequeñas industrias y comercios.
Cuando hablamos de pérdida de soberanía en el modelo productivo el ejemplo más visible son las automotrices que instalan ensambladoras de autos en distintas regiones del mundo donde tengan más prebendas impositivas, donde la mano de obra sea más barata en dólares y distribuyen sus proveedores autopartistas en distintas regiones pasando por arriba los Estados Nación. Claro que para ello necesitan de las complicidades con los gobiernos de turno.
Un ejemplo en nuestro país es el caso de Paraná Metal (Villa Constitución) la mayor autopartista del país. Hoy ha cerrado sus puertas dejando a cientos de Trabajadores en la calle por falta de producción. Adicionemos que la General Motors, a 40 kilómetros, compra estas autopartes en el mercado brasileño.
Ni este gobierno ni el anterior pudieron o quisieron ponerle condiciones a las grandes trasnacionales automotrices para que compren las autopartes en Paraná Metal, y si lo hagan en otros mercados foráneos, especialmente el de Brasil. En definitiva es parte del ciclo de la ofensiva del capital desde 1976.
No queremos dejar de mencionar tampoco que el kirchnerismo, para terminar con 34 días de corte de la Autopista Rosario-Buenos Aires,promovió la compra de la empresa a CristóbalLópez, quien no invirtió un solo peso en mejorar el sistema productivo y que pasada las elecciones presidenciales del 2015, cerró la planta dejando a todos los compañeros y sus familias en la calle.
Se acabó el relato de la “crítica al neoliberalismo” y la negociación con Chevron, Monsanto y otras transnacionales, y también el de la alegría, del “todos juntos”, de los globos amarillos y lo que vino es el protocolo de la seguridad para reprimir la protesta social que se acrecentará en tanto y en cuanto sigan profundizando este ajuste brutal.
Los despidos en el estado hoy son lo más visible, pero los procesos productivos ya han comenzado a ajustar terriblemente vía suspensiones, despidos y más precarización laboral. Hoy, el ejemplo claro es Acindar, que decidió parar su producción por 10 días en marzo, anticipando un ajuste mayor que se descarga sobre los metalúrgicos, sus familias y ámbito de vida.
El camino es el que empezaron los estatales con la gran jornada de lucha del 24 convocada por ATE y que contó con amplia solidaridad. El rumbo es la CTA Autónoma en “unidad de acción” en sus jornadas de lucha, en donde necesitamos dejar de lado sectarismos, para ser los más amplios posible en el accionar unitario. Lo necesitamos para ser muchos, porque el enemigo se llama Capitalismo, hoy con un gobierno encabezado por Mauricio Macri.
Villa Constitución, 26 de febrero de 2016
[1] Industria entró en recesión: el difícil desafío de revivirla. DESDE MITAD DE 2015 ACUMULA DOS TRIMESTRES EN ROJO. ESTÁ UN 5,7% POR DEBAJO DE LOS NIVELES DE 2011. LO QUE SE VIENE,
Por: Juan Luis Bour y Guillermo Bermúdez. En: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=828922 (consultado el 26/2/2016)