«Para avanzar en la región, los gobiernos progresistas de América Latina deben impulsar cambio de la arquitectura financiera internacional»

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Fernando Arellano Ortiz

Cronicón.net

Uno de los retos urgentes que tienen los gobiernos progresistas de América Latina es el de “empujar un cambio de la arquitectura financiera internacional”, por cuanto que en las actuales condiciones geopolíticas no alcanza con reconocer el carácter delictivo, buitre o especulativo del capitalismo contemporáneo, sino que hay que poner de presente y denunciar que éste además es el que expolia y explota sin ninguna consideración ecológica los recursos naturales de la región. La observación es del destacado analista económico argentino Julio C. Gambina, quien llama la atención sobre la necesidad de pasar del duro discurso de algunos mandatarios de la región que denuncian el terrorismo económico que se despliega desde los centros imperialistas del poder para desestabilizar países, a la adopción de medidas concretas para frenar las pretensiones “del capital que sobreexplota la fuerza de trabajo y los bienes comunes de nuestra América y de todo el mundo”.

Concretar instituciones como el Banco del Sur cuyo funcionamiento sigue aplazado o desatar una corriente de acción internacional de los países que integran el G77 + China para forzar una auditoría de la deuda ilegítima y suspender su pago, son medidas que tendrían que adoptarse, dice este investigador social argentino, si se quiere frenar de manera efectiva la dictadura y extorsión del capital globalizado, cuyo ilimitado interés de acumulación hoy está muy vinculado al delito y al terrorismo.

Promover cambio del sistema financiero mundial

Gambina es doctor en Ciencias Sociales, analista económico de amplia trayectoria, catedrático de la Universidad Nacional del Rosario, presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISYP) de Argentina, miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y columnista de diversos medios de comunicación de su país y de América Latina. Participa como miembro del Consejo Académico de ATTAC-Argentina y dirige también el Centro de Estudios Formación de la Federación Judicial de este país.

– La presidente Cristina Fernández señaló el pasado mes de septiembre en Naciones Unidas que Argentina y América Latina están enfrentando un terrorismo económico. Venezuela y Argentina son dos casos de extrema gravedad porque además de atacar sus economías se atenta contra sus respectivos procesos políticos. ¿Cuál es su visión?

– Está muy claro que la forma de acumulación de capitales hoy está muy vinculada al delito y al terrorismo. No puede pensarse en hegemonía norteamericana sin un intervencionismo militar de la política exterior de Washington; hoy no puede pensarse en la hegemonía del dólar sin las fuerzas armadas y la influencia ideológica, cultural, simbólica de Estados Unidos en el conjunto de la economía y la sociedad mundial. Entonces me parece que hay que plantearlo desde ahí. Creo que la dureza del discurso de la presidenta argentina en Naciones Unidas debería corresponderse con acciones muy fuertes como es un movimiento unilateral de la Argentina por la suspensión de los pagos de la deuda y eso podría desatar una corriente de solidaridad internacional de los países de América Latina, del G77 + China, para empujar un cambio de la arquitectura financiera. No alcanza con reconocer el carácter delictivo, buitre o especulativo del capitalismo contemporáneo porque no es solo privativo de algunos capitales que compran deuda pública, es también parte de los capitales productivos que extraen los recursos naturales de América Latina. El capital buitre es el capital que sobreexplota la fuerza de trabajo y los bienes comunes de nuestra América y de todo el mundo, por lo cual creo que para corresponder la dureza de la verbalización de la crítica al capitalismo hay que tomar medidas concretas. El propio presidente de Ecuador recomendó a la Argentina no pagar la deuda de la sentencia del juez Thomas Griesa de Estados Unidos, con lo cual el gobierno argentino debiera avanzar en ese camino y promover desde la práctica un cambio de las condiciones de funcionamiento del sistema financiero mundial. Por ejemplo: Argentina y Brasil como dos principales responsables de países de mayor desarrollo relativo en la región tendrían que haber empujado la materialización del Banco del Sur, que se anunció hace siete años y hoy todavía no existe. Y América Latina con un Banco del Sur que canalice las reservas internacionales de los países como sugiere desde Bolivia su ministro de economía, por ejemplo, bien podría servir para desarrollos productivos alternativos en la región.

– ¿Por qué no hay concreción del Banco del Sur?

– América Latina no avanza en la arquitectura financiera alternativa porque no hay voluntad política explícita de los gobiernos, sobre todo de aquellos que tienen mayor desarrollo relativo, mayor responsabilidad económica, y que podrían inducir a una articulación productiva en la región para intentar desconectar a nuestra América de la dependencia del capitalismo buitre especulativo mundial.

– ¿Ante esa falta de voluntad política, podríamos decir que a corto o mediano plazo el banco de los BRICS podría ser una alternativa?

– Al banco de los BRICS le puede pasar lo que al Banco del Sur. El banco del BRICS es un anuncio que habrá que ver cómo evoluciona y cómo funciona. El problema que hay es que por mucho discurso antineoliberal que se haya desarrollado en América Latina me temo que estemos perdiendo la ocasión de avanzar en el cambio político que fue la característica de estos últimos años al cambio económico. Y si no hay cambio económico, los gobiernos progresistas de América Latina van a abrir la puerta para que retorne la derecha. Es un tema que está en discusión hoy con motivo de varios procesos electorales que hay en la región. Si eso no ocurre en Bolivia es porque este país está todavía en un proceso de redistribución de la renta que genera subjetividad en los indígenas originario, en los campesinos, en los trabajadores bolivianos. Y todavía genera una subjetividad popular por el cambio, cosa que no ha ocurrido en la mayoría de los otros países de la región.

– ¿La especulación alimentaria por ejemplo en Venezuela y la inflación y la devaluación en Argentina está articulada y coordinada por la derecha?

– En tanto y en cuanto los movimientos populares de la región no empujen gobiernos que radicalicen el cambio económico, las derechas van a tener espacios para la manipulación de la conciencia e incluso para retrotraer los cambios que ha vivido nuestra América en los últimos años y que ha generado tanta expectativa, no solo en la región sino en todo el mundo como el laboratorio del cambio político.

– Uno ve que hay un fenómeno de inflación y de devaluación en la Argentina, pero al mismo tiempo se puede observar un gran consumo por parte de la población…

– Un gran consumo de una parte de la población en capacidad de consumir. No te olvides que la Argentina tiene 42 millones de habitantes y uno puede dividir al país en tres tercios. Un tercio de una elevadísima capacidad de consumo; un tercio de relativa capacidad de consumo; y otro tercio que está en situación muy negativa. Por lo tanto, la capacidad de consumo que en Argentina se puede ver, es de los sectores medios y medios altos; los que ocupan las plazas de los aviones, los que ocupan las camas de los hoteles para turismo, los que ocupan las mesas de los restaurantes son, como mucho, una mitad de la población de la Argentina, la otra mitad no está en condiciones de este consumo. Es más, te diría para que tengas una dimensión de la canasta básica de alimentos que hace falta, la población de jubilados en Argentina, de trabajadores retirados, es de 6 millones, el 72% gana la mínima que es menos de un tercio de la canasta básica de alimentos, por lo cual en este país hay millones de personas, si se divide en tercios, estamos hablando de alrededor de 13 millones de personas que están en subcondiciones o condiciones de apenas abastecer un tercio de sus necesidades de consumo cotidiano para reproducir la vida.

– ¿Cómo cree que puede afectar la turbulencia económica global de Europa y Asia en la economía de América Latina?

– Afecta notablemente, consolidando la concentración, extranjerización de la economía de América Latina y el empobrecimiento de nuestros pueblos. Hasta hace muy pocos años muchos gobiernos de la región decían que estaban afuera de la crisis mundial, felizmente ahora hay reconocimiento de que estamos dentro de la crisis. Se revirtió la situación, ya no hay óptimos precios internacionales como hace unos años y por lo tanto la crisis mundial impacta directamente en América Latina. No puede ser de otra manera, porque América Latina es parte del mundo y por lo tanto está inserta en la crisis. Y la forma para resolver las crisis desde los pueblos de América Latina es más allá del orden capitalista.

– Hay nubarrones en el horizonte de la integración política-económica en la región con la Alianza del el Pacífico. ¿Cuál es su opinión?

– La Alianza del Pacífico es el ALCA. El punto es que América Latina hizo una campaña contra el ALCA que la ganó pero ahora está volviendo a través de la Alianza del Pacífico y la alianza del Mercosur con la Unión Europea.

– Pero sin Estados Unidos saliendo en la foto…

– No, Estados Unidos está en todo el mundo y por eso está la alianza de Estados Unidos con Europa, o la Transpacífico. Digamos que el problema es el capitalismo, el tema no es Estados Unidos, el tema no es Europa, el tema no es Japón, el tema es el capitalismo con la hegemonía que tenga. Sea la hegemonía de Estados Unidos o sea la hegemonía Brics.

– Para algunos analistas el capitalismo está en un serio proceso de podredumbre, ¿no lo ve así?

– No, el capitalismo no se pudre solo, el capitalismo tuvo su crisis en 1870, en 1930, en 1973, en el 2007 hasta la actualidad y siempre trata de salir para recrear el ciclo de acumulación del capital. El problema que tenemos es cómo crear una sociedad anticapitalista, antiimperialista, el Vivir Bien como dicen en Bolivia; o el Buen Vivir como dicen en Ecuador; o el socialismo como decíamos nosotros hace mucho tiempo.

– Pero se están dando algunos pasos en esa dirección, ¿o no?

– Bueno ese proyecto lo estamos construyendo, lo construyen los movimientos populares, lo construye el pensamiento crítico, el movimiento emancipador. Ese es nuestro desafío, desde la prensa alternativa, desde la intelectualidad y el movimiento popular.

Fuente: http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones101/nota06.htm


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