En el trabajo se señala que la información proviene de la EPH-INDEC, la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, con datos para el cuarto trimestre de 2013 y refieren a la situación de los trabajadores asalariados.
Del estudio surge que sólo el 49,4% de los asalariados es a la vez ocupado pleno o a tiempo completo, o sea, que trabaja más de 35 horas semanales y está registrado.
· Que la mitad de los asalariados gana menos de $4.500 por mes en su ocupación principal.
· Que el 33,5% de los asalariados no está registrado por su empleador, dando cuenta de la permanencia de una situación de impunidad empresarial que persiste en no registrar a sus trabajadores y privarlos de seguridad social.
· Que el 81,2% de los asalariados no registrados gana menos de $4.500 por mes en su ocupación principal.
· Que el salario promedio de los trabajadores no registrados es de $2.903 por mes. El de los no registrados, pero plenos o a tiempo completo, o sea que trabajan más de 35 horas semanales es de $3.745.
· Que el ingreso medio de la ocupación principal de distintos grupos de trabajadores asalariados es de $5.050 al mes.
Ese promedio es resultado de:
· Asalariados Plenos $5.859;
· varones $5.738 y mujeres $4.182;
· Trabajadores Estatales $6.204;
· Trabajadores Privados $4.758;
· Trabajadores Registrados $6.133;
· Trabajadores No Registrados $2.903;
· Trabajadores Registrados y Plenos $6.652;
· Trabajadores no registrados y pleno $3.745.
Son datos promedios que evidencian la precariedad de ingresos de los trabajadores asalariados y la persistencia de la impunidad empresarial que niega seguridad social a un tercio de los trabajadores. El conjunto de datos oficiales referencia la base material que justifica la demanda de los trabajadores por mejorar el ingreso y las condiciones de empleo en la Argentina.
En otro trabajo de la FISYP se destaca la “recuperación del empleo” en la década transcurrida desde 2002, aunque “asentado sobre dos aspectos que se han demostrado constitutivos e imprescindibles para la sostenibilidad del modelo: un nivel de precarización muy elevado y trabajo “en negro” (no regularizado por impunidad empresaria) en niveles inéditos para períodos de bonanza económica”.
El caso del Estado Nacional es interesante, ya que “a junio de 2013 un 15,7% de sus empleados estaba bajo el formato de “contratados”, constituyéndose en uno de los empleadores que apuntala la situación de precariedad laboral.”
Sobre el trabajo “no registrado” se sostiene que “aparece como una necesidad del modelo económico vigente”, por ser un dato estructural con límites a la baja desde el 2008.
El informe da cuenta de una diferenciada “recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores en la última década”, siendo “Para el sector privado registrado….del 32%…” mientras que “los trabajadores no registrados….apenas han incrementado su capacidad de compra”. Se señala que “El poder adquisitivo del salario se encuentra, en la actualidad, en niveles comparables con el que tenía un trabajador promedio a fines de la década del ´40, lejos del punto máximo de 1974”.
El estudio señala a propósito de la política social masiva que “a pesar del alto nivel de empleo existente, los salarios son lo suficientemente bajos como para que se requiera una transferencia importante del Estado para terminar de conformar los ingresos de los sectores populares, incapaces sin esta ayuda de afrontar sus necesidades cotidianas.”
Se concluye destacando “deudas” en este periodo “la precarización laboral, el empleo no registrado y el bajo poder adquisitivo del salario”, en tanto “necesarios para el sostenimiento de un modelo económico que no ha transformado estructuralmente el tipo de empleo que se crea en la Argentina.”
Son estudios que requieren ser discutidos más allá de ideologismo o concepciones propagandísticas sobre el resultado en condiciones de vida de estos años transcurridos luego de la crisis del 2001/02, especialmente para pensar en una estrategia emancipadora desde los trabajadores.