Decenas de comunicadores, reunidos en Quito en el Encuentro Latinoamericano “Democratizar la palabra en la integración los pueblos”, convocado por la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) y la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), elaboraron una agenda de trabajo común que apunta a romper el aislamiento y la dispersión, para dotarlos de mayor capacidad para contribuir a afirmar una integración regional que genere justicia e igualdad entre pueblos.
Coincidieron, tras tres días de debates, propuestas y mesas de trabajo, que para que la integración se torne irreversible, es ineludible una fuerte participación social y popular y la incorporación de sus derechos; conscientes de que sin ésta la integración se convierte en un proceso frágil. Por lo mismo, la comunicación y la información constituyen ejes estratégicos para los procesos de integración regional y para las disputas políticas, culturales e ideológicas que gravitan en su curso.
En un certero análisis de la realidad regional, consideraron necesario partir de la identidad propia del campo popular (organizaciones y movimientos sociales, medios y redes de medios alternativos, comunitarios y populares) para tener interlocución con gobiernos y organismos de integración y consolidar las articulaciones más amplias con los nuevos actores: medios públicos, alternativos, organizaciones, para superar el cerco mediático.
Señalaron que si la meta es la construcción y consolidación de democracias participativas, es requisito imprescindible continuar la lucha por la democratización de la cultura, la educación, la información y la comunicación social.
El Foro Latinoamericano de Comunicación para la Integración, como espacio de confluencia en construcción, abierto a otros actores que comparten los mismos principios y objetivos, asumió que se hace necesario fortalecer la integración de las organizaciones populares, pueblos originarios, medios alternativos, y los sectores académicos para poder incidir en las políticas de integración regional.
En América Latina, señala, estamos pasando de más de 500 años de resistencia a una etapa de construcción, donde se deben dar pasos en la práctica y, a la vez, ir construyendo –junto a la academia- nuevas teorías que tengan que ver con nuestras realidades, nuestras idiosincrasias, nuestro futuro.
Al asumir a la integración como eje orientador transversal de los contenidos, en el Encuentro se perfiló una agenda básica común que contempla la creación de una plataforma en donde confluyan los contenidos de los diversos medios alternativos, populares y públicos, y un banco de contenidos, para distribuir información y contenidos, de libre acceso, gratuito, en lenguajes comunes, y con propuestas alternativas al mensaje hegemónico y temáticas referentes a la memoria y al pensamiento crítico latinoamericano.
Los comunicadores coincidieron en la necesidad de concertar coberturas conjuntas en temas comunes como paz y vida en el continente, militarización, salida política al conflicto colombiano, intervención extranjera y soberanía, bloqueo de Cuba, defensa de los recursos naturales y ambiente, la democratización de la comunicación y del espacio radioeléctrico, patrimonio de la humanidad, colonización y descolonización en América Latina, y la presencia militar de algunos países de América Latina en Haití.
El Encuentro decidió asimismo, fomentar la organización de factorías de contenidos, consciente de que de nada sirve tener nuevos medios sin nuevos formatos y nuevos contenidos, e instó a la construcción de nuevas narrativas y formas de comunicar, de manera que los medios de comunicación sean efectivamente una vía para empoderar a las comunidades, para lo que se requiere un trabajo formativo y comunicativo desde abajo. Y en esta línea también respalda el establecimiento de sistemas de medios públicos que garanticen una sociedad plural y diversa
Los comunicadores acordaron incentivar la creación de observatorios de medios que permitan llevar a cabo una contraloría social en todos los niveles, con papel activo los movimientos sociales, ciudadanos y la academia; y fomentar la libre reproducción de los contenidos (gráficos, sonoros, audiovisuales, cibernéticos, en español, portugués y lenguas indígenas), para garantizar la mayor distribución e intercambio de los mismos entre los medios populares y también las agencias de información gubernamental.
Los participantes decidieron concertar esfuerzos en torno a temas relacionados con los derechos y la democratización de la comunicación, pre demandas de grupos mediáticos ante la CIDH; la ofensiva de la SIP, que como representante de los conglomerados empresariales impugna las nuevas legislaciones, confundiendo libertad de prensa con la libertad de empresa, y la deconstrucción de procesos de descalificación, tales como la ridiculización, caricaturización de las luchas sociales y de algunos gobiernos.
Otra decisión relevante del Encuentro fue la de impulsar la soberanía tecnológica, priorizar el software, las plataformas libres y la soberanía electrónica (internet, anillo óptico), además de posicionar el tema de comunicación en todas las instancias de integración.
Al impulsar la reflexión conjunta sobre nuevos modelos de la sostenibilidad del trabajo comunicativo, se decidió impulsar una economía popular y solidaria de la comunicación; lo que supone desarrollar pensamiento, mecanismos y cultura en este sentido. Se recomendó un diálogo con los Estados para impulsar políticas públicas que fomenten a los medios comunitarios y populares, incluyendo, por ejemplo, el reparto equitativo de la pauta publicitaria estatal, fondos públicos concursables de proyectos, sin que ello signifique menoscabo alguno a su independencia política y editorial.
Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director de la revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio Latinoamericano en Comunicación y Democracia (ULAC). – Osvaldo León es comunicólogo ecuatoriano y periodista de ALAI.
Fuente: http://alainet.org/active/68860&lang=es