El objetivo explícito de Macri y su equipo era bajar la inflación, y para eso, nada mejor que un monetarista ortodoxo al frente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Su lógica, respondiendo a la teoría, era disminuir la cantidad de dinero en circulación. Había que “secar” la plaza, que no hubiera mayor circulación de dinero, con impacto, claro está, en el consumo y en la producción, por eso el “enfriamiento”, pero con el propósito de disminuir la escalada de precios, que anualizada al presente supera el 40%.
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