El movimiento obrero francés sigue de pie

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José Rigane

Uno de los temas más debatidos eran las fuertes protestas sociales en Francia, provocadas por la propuesta de una reforma de la ley laboral presentada por el gobierno del “socialista” Francois Hollande que agrede al empleo, la seguridad laboral y los derechos de las/os trabajadoras/es del país galo.

Hoy se cumplen 100 días de las Noches de Pie (NuitDebout), una movilización popular masiva y continua que nació en la plaza de la República en Francia y se extendió por todo el país contra la reforma laboral y más allá. Para nosotros en la Argentina, es fundamental saber y entender lo que está ocurriendo en Francia, porque allá y acá hay pueblos de pie, defendiendo sus derechos, resistiendo el feroz ajuste impuesto por gobiernos neoliberales (aunque en Francia se esconda bajo el nombre “socialista”).

Como hemos demostrado en un artículo anterior, el movimiento obrero y la Confederación General del Trabajo (CGT) de Francia juegan un papel decisivo en esa demostración de fuerza y repudio del pueblo francés a la ley laboral neoliberal que viene en línea con las reformas que la Unión Europea exige de Francia.

En estas últimas semanas, con paros y piquetes, el movimiento obrero está demostrando su poder con más fuerza. Distintos sectores de la CGT están llamando a jornadas de huelgas consecutivas. Ya pararon los trabajadores ferroviarios y portuarios, los trabajadores de 16 de las 19 centrales nucleares de Francia, los pilotos de la aerolínea Air France y los controladores del espacio aéreo. Reclaman mejores salarios y condiciones de trabajo, al tiempo que se expresan en contra del ajuste y la reaccionaria reforma laboral.

El enfrentamiento entre los trabajadores y el gobierno se agudizó a tal punto que corría riesgo el abastecimiento del país con gas y petróleo, ya que los trabajadores bloquearon las entradas a las empresas de distribución. Pero esa no es la única forma en la cual los trabajadores resisten al avance del gobierno y de los patrones sobre sus derechos.

Como comunica la CGT, trabajadores del sector eléctrico cortaron la electricidad a empresas e incluso en actos del gobierno, como pasó a principio de junio en la inauguración de los festejos de la “Ciudad del vino” en Burdeos. Allí, militantes sindicales cortaron la corriente justo en el momento que el presidente Hollande entraba al acto oficial. Se constituyó en un hecho de gran importancia simbólica.

Por el otro lado, empezaron a restituir la luz a los sectores pobres. De esa forma, no solamente lograron un mayor apoyo en la sociedad por su lucha, sino que también aumentaron la presión al gobierno y a los patrones, dejando en claro, que los trabajadores unidos en la lucha tienen una fuerza que remueve hasta las estructuras más rígidas.

Claro está que las protestas en contra de la reforma laboral preocupan el gobierno francés, más aún ahora, a pocos días de la Copa Europea que este año va a tener lugar en ese país. Es precisamente por ello que el presidente Hollande decidió prolongar el estado de excepción, implementado a mediados de noviembre 2015 para combatir el terrorismo luego del atentado, hasta por lo menos julio de 2016. No hace falta mencionar que hasta ahora fue sobre todo aplicado para reprimir a los manifestantes, pretendiendo romper el espíritu de lucha de un pueblo de pie, con el movimiento obrero defendiendo sus derechos.

En ese contexto, es importante remarcar que la delegación de la CTA Autónoma, en la voz de Pablo Micheli, pidió a la Asamblea de Trabajadores la solidaridad con la lucha del movimiento obrero francés que resiste y lucha contra la reforma laboral que se quiere instalar en ese país.

Al mismo tiempo, desde Argentina tenemos que tomar conciencia del poder que tiene el movimiento obrero unido y que genera la confluencia de las distintas luchas, como pasa en Francia, donde en las plazas se siguen reuniendo todos los días jóvenes y viejos, estudiantes, trabajadores y jubilados para debatir en asambleas y talleres en qué sociedad quieren vivir y las formas de su construcción, para luego marchar juntos y organizar la resistencia desde sus espacios.

Desde la CTA Autónoma expresamos nuestra solidaridad con la lucha del movimiento obrero francés y seguiremos movilizando y construyendo el poder popular desde la Central para resistir los avances masivos del gobierno de Mauricio Macri sobre los derechos y el bolsillo de los trabajadores en la Argentina.

Nuestras reivindicaciones en la OIT por democracia y libertad sindical, contra las restricciones al derecho de huelga contactaban con la realidad de la lucha del movimiento obrero francés. Lo que no imaginábamos era que al regresar a la Argentina nos encontraríamos con la resolución de la Corte suprema de Justicia restringiendo el derecho de huelga solo a los sindicatos y avanzando en la demanda de las clases dominantes por restringir nuestro derecho a la huelga. Por eso insistimos en mirar hacia Francia y solidarizarnos con esa lucha, que no es distinta de las que desarrollamos por acá y más que nunca es necesaria la unidad mundial de las trabajadoras y los trabajadores.


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